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Fútbol : La afectividad colectiva que paraliza al mundo

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13 junio, 2018 @ 3:49 pm

Fútbol : La afectividad colectiva que paraliza al mundo

José Luís Rivera

El fútbol no sólo es el deporte más conocido mundialmente, sino un fenómeno que está presente en todas las esferas de la vida social, se respira en todas partes, mueve a la economía, es una industria que genera fructuosas cantidades de dinero, un instrumento político, generador de identidades. Para sus detractores no es más que un espectáculo de masas y un mecanismo de control social, pero lo que es innegable es que el fútbol es un espacio donde convergen y se expresan emociones; el fútbol despierta pasiones, involucra una gran devoción colectiva y drama.

La Copa Mundial de la FIFA, desde su primera edición en Uruguay (1930), ha evolucionado su formato, y sobre todo su infraestructura; ha experimentado enormes transformaciones tecnológicas, así como grandes cambios en la reglamentación y profesionalización del juego, sin embargo, por más que los burócratas  del fútbol traten de desnaturalizarlo, el deporte más popular del mundo forja acciones colectivas, genera afectividad, lazos emocionales. Jugadores, hinchas, aficionados, responden e inician un proceso de identidad colectiva; seguidores fervientes que viven un partido de fútbol o acuden en masa a un estadio se  convierten momentáneamente en un todo igual.

Gustave Le Bon, afirmaba que desde el momento en que los hombres constituyen una masa surgen fuerzas y fenómenos que configuran un alma colectiva, que obedece a sus propias leyes y que no puede ser descrita a partir de las propiedades de los individuos que la componen.

Esto da cuenta de una de las características más importantes del fútbol, en este gran alboroto social interactúan aficionados de diversas clases sociales, diferentes niveles educativos, distintas ocupaciones y profesiones, sea cual sea su capital cultural o económico, el hincha del fútbol al estar inmerso en esa masa, se convierten en uno mismo. Es el instante en el que se construyen vínculos afectivos con un equipo de fútbol, el aficionado se prende, se produce una experiencia emocional,  se une en una sola pasión.

Un partido de futbol tiene múltiples temporalidades y manifestaciones que de acuerdo a las situaciones y los niveles de intensidad, toda la pasión desbordada en los espectadores amantes del balompié,  demuestran esos grados de afectividad, de hermandad, de libertad, de orgullo, de identidad.

Un hecho que genera tal efecto, es el del Gol, sí ese instante en el que la esférica entra a la red, se llega a un momento de éxtasis colectivo, detona una celebración muy cercana al orgasmo, ese deseo de fusión entre la pelota y el arco rival; el objetivo que persiguen 11 muchachos en la cancha, de cientos de miles en las tribunas alentando y de millones en todo el mundo vibrando , es simple y preciso, llegar a ese mismo fin : el gol; la obra maestra que en cualquier otra disciplina deportiva no existe, ya que en los demás casos se requiere de un conteo más estricto .

El mundial de Rusia 2018, suministra altas dosis de afectividad, desde la majestuosidad de Moscú hasta la ciudad de Saransk, será sede de 11 ciudades y 12 estadios, todo el fútbol se desarrollará en la parte más occidental del país; en cada  lugar se vivirán experiencias inigualables y cuando el balón ruede en cada cancha, en cada estadio, la gente se separará de las reglas, le dará la espalda a la vida cotidiana, para concentrarse durante 90 minutos en un mismo grito,  el instante en el que se intensifican las emociones, se goza y se sufre, se ríe y se llora, donde tienen lugar  las experiencias compartidas.

El mundo será testigo durante un mes de épicas batallas, donde 32 selecciones representan la ilusión  de  cada país,  Rusia 2018  es la edición número 21 de la copa mundial, se estima  cerca 3.500 millones de telespectadores. El Mundial de Rusia será, en cifras globales, el más caro de la historia, alcanzando los 14.200 millones de dólares previstos para su organización, todo por un simple juego… El juego más hermoso del mundo que despierta grandes sentimientos colectivos,  es la fiesta de los ojos que lo miran y la alegría del cuerpo que lo juega, en palabras del gran Eduardo Galeano.

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