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Messi dejó pasar la posibilidad de ser un héroe mitológico

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15 agosto, 2021 @ 6:34 pm

Messi dejó pasar la posibilidad de ser un héroe mitológico

Oscar Rosas Castro

Estoy seguro que si Messi supiera de mitología sabría que acaba de dejar pasar la posibilidad de ser un héroe mitológico moderno.

Después de tener tanto dinero como el que ha acumulado durante años en el Barça y sus promocionales para crear niños adictos al azúcar de Pepsi, decide irse a buscar un club que le pague lo que pide.

Nunca valoró la posibilidad de decir:

Voy a cobrar lo que sea que el Barça me pague porque es mi casa, porque me encanta jugar con ellos. Es más, no voy a cobrar un año para que ese dinero se invierta en el desarrollo de las fuerzas básicas del club y en la labor social.

Pudo haber dicho: el Barça creyó en mi desde niño, se convirtió en mi casa, ayudaron a desarrollar mi talento al máximo, nos entregamos uno al otro con todo lo que soñamos, conocí el trabajo en equipo, el valor de la amistad, mi talento no sería nada sin la técnica y estrategia del Barça (la prueba es la escasez de títulos con la selección Argentina), por eso me entregaré este año al club sin un euro y voy a continuar haciendo mi mayor esfuerzo.

En la conferencia de despedida en la sala de prensa del club aseguró que ofreció disminuir su salario al 50%, eso no se dice al final, se hace público al principio para presionar. La prensa habría publicado esa noticia y el mercader Laporta se habría visto obligado a aceptar porque nadie soportaría tal presión.

Una decisión así podría haberle ofrecido un lugar en la historia del deporte más allá de su gloria estadística incomparable, sería un acto revolucionario, un acto contra una dinámica económica voraz que se ha apropiado del fútbol, que ha convertido a los clubes deportivos en marcas y empresas.

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Imagen: eurosport.es

Cristiano Ronaldo quitó una botella de Coca cola y golpeó fuerte a la empresa, eso hubiera sido apenas un rasguño al Golem que con un gesto de generosidad y humildad Messi habría dado un golpe severo. Messi construyó toda una vida para aprender a descubrir y escribir la palabra MET en la frente del Golem, monstruo del capitalismo liberal que corrompió el fútbol.

Aquiles se preparó para ser el guerrero más hábil de la antigua Grecia, consultó al oráculo y fue advertido de que su oportunidad llegaría con la ofensa que Paris propició a Menelao al no controlar su deseo por poseer la belleza de Helena. Troya fue el escenario y Héctor el rival que generaría la eternidad anhelada por Aquiles que sabiamente optó por escribir su nombre para que la humanidad lo honrara más allá de la historia, en la mitología.

Messi soñó con ser el más grande sin saber que ser el mejor futbolista de la historia es mucho más de lo que se puede hacer en el campo de juego. Acomplejado por la gloria de Maradona nunca entendió lo que el 10 campeón del mundo que también anunciaba refresco de cola y McDonald’s en su juventud, hizo por la comunidad en Nápoles, por la barriada bonaerense, por la amistad con Castro o Chávez, por su representación en la película de Sorrentino, su tatuaje del Che, sus trampas con la mano o dando agua con somnífero a los superiores brasileños en el famoso juego del mundial del 90. No celebro sus trampas solo subrayo que todo abona a una leyenda, no solo la gran habilidad con el balón.

Messi soñó con ser Aquiles, se preparó para serlo, consultó al oráculo pero no entendió lo que se le dijo, así no se puede.

Bienvenido sea a otro de los equipos más ricos del mundo, no tiene rival en la liga y solo tiene como objetivo una Champions de la cual Messi ya tiene varias.

Su compatriota especialista en mitología le habría enseñado que no se preocupara por ser campeón del mundo porque podría comprender que así como el Nobel de literatura no era nada sin Borges, una copa del mundo es un trofeo del cual puede prescindir el futbolista que pusiera la piedra con la cual el fútbol se liberará del mercado voraz a partir de valorar el amor y pasión por un club, de una ciudad que intenta ser capital de un país y de sus generaciones actuales y futuras.

Estoy seguro que la gente habría tomado la Rambla para celebrar la lealtad del jugador y así escribir que es el más grande de la historia. Se habrían escrito miles de palabras en todos los idiomas del mundo para debatir e interpretar una decisión así. Pero no. A cambio veremos más comerciales de Pepsi ahora que portará sus colores azul, rojo y blanco, seguramente con la torre Eiffel de fondo. Walter Benjamin diría que sigue siendo un reproductor y no un productor. Adiós a la posibilidad de ver un acto estoico de quien tiene los pies ligeros, después de todo no tendría porque hacerlo, solo es un chico con un precio.

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