Los traidores a la patria coquetean con Juan Guaidó
@unogermango
Los mexicanos debemos cuidarnos de aquellos mexicanos que abogan por la intervención estadounidense en Venezuela. Lo explicaré de forma muy sencilla: si tuvieran la oportunidad, pedirían lo mismo para México. Son, lo diré también de forma asequible, potenciales traidores de la patria.
Nada tiene que ver la supuesta defensa de los Derechos Humanos a favor del pueblo venezolano. Ojalá fuera esa la razón por la que el gobierno mexicano debiera pronunciarse contra Nicolás Maduro. Esa es la única barricada desde la cual avientan guijarros los conservadores promotores de la intervención gringa.
Es entendible que lo hagan los panistas. El Partido Acción Nacional está a la deriva y busca, con desesperación, algo que le ofrezca un rumbo. Su motivación se encuentra realmente alejada de la defensa de la población venezolana. Este partido político de derecha busca ser una oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador e intenta golpetearlo con lo que tenga a su alcance, con lo que pueda, así sea una nimiedad, y encontraron en el conflicto venezolano una bandera ideal. Los partidarios de Acción Nacional han demonizado tanto a Venezuela desde la época de Hugo Chávez, que intentan cosechar lo sembrado ahora que el país sudamericano se halla en plena crisis. Sin embargo, no tienen el mínimo interés en la gente. Convertir la lucha social venezolana en una bandera para la revancha política contra AMLO es algo degradante hasta para un grupo político vergonzante y mezquino como es el PAN.
Pero no tienen la suficiente fuerza política dentro de nuestro país para hacer mella en un adversario como el presidente de México. Y aquí está lo grave: los panistas están haciendo escándalo para llamar la atención del gobierno estadounidense. Necesitan que los dueños de los poderes político y económico gringos los vean como una opción viable, como una posibilidad seria para presidir al país a partir del año 2024. Saben bien que los intereses económicos de Estados Unidos son de gran influencia en las elecciones mexicanas. Los gringos conocen bien estos terrenos. Y los panistas saben que el apoyo ofrecido a Donald Trump en este momento es vital para sus aspiraciones políticas. No importa si con ello terminan de regalar la soberanía de México. Nada de eso les importa porque no hay ideales, ni ideologías, ni ética ni decencia en sus integrantes. Son, lo digo con insistencia, potenciales traidores a la patria.
Lo que queda del Partido Revolucionario Institucional está, más o menos, por el mismo camino. Si los panistas carecen de rumbo, los priistas no tienen ni siquiera un piso sobre el cual erigir la dignidad. Con lo poco que les queda de potencia política lanzan exigencias a AMLO para que reconozca, como presidente, a otro traidor a la patria, pero del país venezolano. Juan Guaidó pudo ser un revolucionario, pero la historia de América lo recordará como el hombre que entregó –o intentó entregar– Venezuela a los empresarios petroleros norteamericanos. Un revolucionario se enfrenta al tirano con las palabras, con sus actos o con las armas. Un hombrecillo pusilánime le pide al matón del continente que se meta en su país y arrase con su adversario. Juan Guaidó está promoviendo una guerra civil en contra de su propia gente, en donde, por supuesto, ganará el ejército gringo. Pero nada parece importarle mientras él consiga lo que quiere.
Sobre un hombre de esta índole están tratando de construir un camino los priistas. O, por lo menos, quieren utilizar esta bandera hasta donde les alcance. A diferencia de los panistas, saben que su reconstrucción es más larga y no dan demasiada importancia a la crisis venezolana. Su lucha por la supervivencia llegará por rumbos más delicados para la vida política mexicana.
Hay un tercer grupo de traidores a la patria con micrófonos y cámaras disponibles para emitir un catálogo de falsedades. Es arriesgado enunciar esto sin arrojarse al abismo de los clichés, pero es necesario señalar que los mismos periodistas que ayudaron a los gobiernos panistas y priistas a hundir a México en el agujero de sangre, violencia y corrupción en donde está, son exactamente quienes apoyan, en forma desmedida, la intervención estadounidense en Venezuela.
De igual forma, es preponderante mencionar que no todos quienes exigen a México sumarse a los países que reconocen a Juan Guaidó como presidente venezolano, tienen este talante facineroso. Afortunadamente, hay quienes tienen diferencias ideológicas con el presidente López Obrador y sustentan sus dichos, acciones y opiniones, en sus convicciones políticas. Ellos son necesarios, no así, los periodistas al servicio del dinero. Estos han hecho demasiado daño al país al mismo tiempo que se han enriquecido. Forman parte, todavía hoy, de una aristocracia mexicana a la cual sólo se accede mediante una total carencia de escrúpulos.
Esta categoría de traidores le exigen al gobierno mexicano que desconozca la presidencia de Nicolás Maduro. Su exigencia se funda en aspiraciones monetarias. No hay más. No hay ideologías, no hay convicciones, no hay empatía humanitaria. No hay ética. Durante muchos años han servido a los gobiernos mexicanos arrojando embustes a la masa que buscaba verdades. Día a día, fueron el maquillaje que escondía el rostro de la corrupción y el asesinato.
Si existe alguien impune en el país, son estos periodistas. Sólo han sido juzgados por la opinión pública y han sido hallados culpables, pero es insuficiente en un país ansioso de justicia. Ninguno de estos periodistas se ha hecho responsable por ayudar a presidentes a robar y comprar elecciones, a esconder masacres, a decir que todo iba bien cuando en realidad, todo estaba mal. No hay delito qué perseguir, pero es insoportable saberlo y es aún peor escuchar cómo promueven una intervención estadounidense en suelo venezolano. Lo que hacen es fomentar la guerra, la muerte y la masacre de inocentes. Y dirán, después, que fue culpa de alguien más y que ellos sólo expresaron su punto de vista. Por supuesto, también hallarán la forma de responsabilizar a AMLO, porque es su principal enemigo, el culpable de que las percepciones económicas tan grandes que tenían, se encuentran ahora disminuidas.
El debate sobre la defensa de los Derechos Humanos no está dentro de este señalamiento a los nuevos grupos de traidores a la patria. Esa una discusión distinta, especialmente porque a ninguno de estos grupos les quita el sueño que se atente contra la vida y los derechos de ciudadanos. De igual forma, el tema de la soberanía de las naciones y el principio de no interferencia no tiene trascendencia para los actuales traidores. Nada les interesa de Venezuela. Sólo buscan las oportunidades políticas y económicas que se desprenden de una crisis tan terrible como ajena.
Era 1863 cuando “Los notables” fueron a pedirle a un extranjero que viniera a nuestro país a establecer una monarquía. La resistencia de los mexicanos ante la potencia de la armada francesa fue el cimiento de esto que ahora llamamos Patria. México está fundado sobre la sangre de quienes defendieron al país contra las invasiones extranjeras. Ha sido demasiado el dolor, demasiada sangre y demasiada pólvora las que se han gastado para tener un país, una nación, el orgullo mexicano. Todo traidor a la patria debería recordar cómo acaban estas cosas; todos deberían tener presente que nuestra Patria inició aquel soleado 19 de junio de 1867, en el Cerro de las Campanas…