Guardia Nacional ¿Un mal necesario?
Diego Salgado*
Pensar al ejército mexicano como un bloque es tan maniqueo como decir: ¡en la UNAM todos son chairos!. Estas instituciones son Dios y el diablo en algunos mapas cognitivos. Contrastemos: La UNAM y el ejército tienen tamaños e importancias similares, cerca de 300 mil efectivos entre generales y soldados rasos. Sin duda ambas instituciones han sido útiles para intereses opuestos: nacionalismo y neoliberalismo. No olvidemos que de la UNAM egresaron destacados neoliberales y que en el ejército hay generales nacionalistas. En ambas instituciones coexisten mafias. En la UNAM, por ejemplo, hay un general honorario del EZLN en nómina, y priistas de abolengo también en nómina; cosas del Estado mexicano. No se puede culpar a toda la UNAM de sus egresados neoliberales, ni a todo el ejército de sus militares coludidos con la delincuencia. Ahora que el ejército formará parte de la Guardia Nacional, conviene superar las miradas totalizantes sobre una institución tan compleja. Conviene agudizar el análisis más allá de nuestros dogmas y privilegios.
Los ejércitos son un instrumento poco gentil, pero imprescindible en el ejercicio del poder. Del correcto manejo del ejército depende en gran medida la estabilidad y viabilidad de las transformaciones importantes. No debemos olvidar que en México opera un ejército irregular, cientos o quizá miles de células de gente armada que no dejará por las buenas el secuestro, el huachicol y la extorción. Tampoco debemos olvidar que un golpe de estado derrocó a presidentes con amplio apoyo popular. Salvador Allende se negó a organizar fuerzas armadas paralelas, y su destino fue fatal. Por ahora no es viable enlistar a los becarios CONACyT para que tomen las armas. El estado mexicano cuenta con el ejército como una reserva de recursos humanos, en estos primeros días son un instrumento eficaz, como lo son en emergencias y desastres naturales.
Pero no hay que ser ingenuos, en el ejército existen corrientes y relevos, alianzas y dilemas. La Guardia Nacional inyectará una nueva dinámica en la distribución de las armas y permitirá al Presidente distribuir fuerzas y relevar mandos en zonas conflictivas. Quienes quieren que se investigue al ejército por su participación en masacres del pasado, deben tomar en cuenta que esto es imposible sin una fuerza que pueda disciplinar al mismo ejército. Ésta podría ser la Guardia Nacional. AMLO apuesta por la construcción de una estructura paralela que le permita meter las manos al fango sin caer de cuerpo entero.
Finalmente no olviden que el movimiento zapatista es ejemplo de logros al amparo de un ejército, con valores claros. Los derechos humanos y la legalización de ciertas sustancias deben ser parte esencial de la estrategia de la Guardia Nacional. Los críticos de la misma, deben presentar sus propuestas. ¿Qué otras alternativas podría tener un presidente que busca investigar y castigar actos del ejército? ¿Cómo mejorar las condiciones de seguridad en corto tiempo? ¿Cómo evitar la sombra de un golpe de estado? ¿Cómo confrontar el ejército irregular de bandas de secuestradores en todo el territorio?
*Académico.