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Sociología de la pornografía


octaviosolis

29 julio, 2018 @ 10:37 am

Sociología de la pornografía

Lovelace: actriz de Garganta profunda

@octaviosolis

Es muy conocido el título de la película Garganta profunda (Deep throat, 1972), un clásico no sólo del género erótico, sino de la historia del cine. Considerada como un filme de culto, es al mismo tiempo la cinta más taquillera de todos los tiempos en su tipo (600 millones de dólares). La historia de una chica con problemas para obtener placer en sus relaciones sexuales, ya que su clítoris se encuentra en la garganta -sin que ella lo sepa; hasta que un doctor le diagnostica su problema-, se convirtió en un rotundo éxito, precisamente porque es el primer largometraje pornográfico con historia, narrado además con humor.

A finales del 2013 se estrenó la película Lovelace basada en la vida de la protagonista de Garganta profunda, Linda Susan Boreman (1949-2002), mejor conocida como Linda Lovelace por su personaje en la cinta setentera. A simple vista pareciera una historia más sobre una mujer que las circunstancias la introducen al mundo de la pornografía, rodeada de glamour y violencia. La cinta, dividida en dos partes, narra la biografía de manera anecdótica, para después descender al abismo que alimenta una realidad como la industria de la pornografía. La actuación de Amanda Seyfried, quien da vida a Lovelace, es genial, la banda sonora muy buena.

Aunque lo que a mí me interesa resaltar en este espacio, es la reflexión, fruto de una de sus escenas; donde el esposo de Lovelace, quien además es su proxeneta y representante, intenta iniciar una industria con la imagen de su mujer. No pudo ser más gráfica, para mí, no sólo las razones del por qué existe una industria de la pornografía, sino la esencia misma del sistema social en que vivimos: el consumo.

Capitalismo liberal protestante

A diferencia de cualquier otro sistema económico social; para el capitalismo, todo, absolutamente todo es convertible en mercancía, incluso aquello que intenta destruirlo. Ahí tenemos la imagen del “Che” Guevara en los pantalones Furor, la moda hippie en las tiendas comerciales. La contracultura de hoy, mañana es cultura; la cultura de hoy, ayer fue contracultura. Para este sistema todo es posible de venderse. La pornografía no surge en la era del capitalismo, pero únicamente en ella es factible la conformación de toda una industria pornográfica. Aunque su consolidación solamente pudo ser posible en un tipo de capitalismo como el norteamericano: un capitalismo liberal protestante.

Es verdad que en Estados Unidos (EU) existe un amplio sector conservador; aquel que disfrazado de Kukuxklan asesinaba afroamericanos, aquel que quemó masivamente los discos de los Beatles, por los comentarios de John Lennon sobre Dios. Pero también es cierto que su sociedad ha logrado encumbrar la Primera Enmienda (libertad de opinión, de culto), basada en un principio básico: la libertad. Aunque el precio que ha pagado es la brutal desigualdad, ya que se defiende a ultranza la libertad reducida a la ganancia económica, con todo y su costo social. Aunque no hay que olvidar el macartismo, cuando a mediados del siglo pasado se hizo a un lado la Primera Enmienda para combatir el comunismo a través de una cacería de brujas.

La lucha por la libertad de expresión en EU ha sido larga, como el caso de Larry Flynt, fundador de la revista pornográfica Hustler, quien peleó contra la doble moral norteamericana, a costa incluso de ser agredido en la calle (atentado que lo dejó inválido), cárcel, multas millonarias. Es pues, Norteamérica, un país que permite la convivencia de una ultraderecha recalcitrante y grupos liberales que todo lo reducen a ganancias económicas. No es casual que el rock tuviese su epicentro en las dos naciones (EU e Inglaterra) con un capitalismo no sólo pujante sino liberal protestante. En el resto del orbe, hubo un retraso de décadas para la consolidación de una industria rockera por el peso de la moral conservadora, como sucedió en México tras el escándalo del festival de Avándaro (1971).

Toda industria nace en un contexto social, pero al mismo tiempo crea su propia realidad. El problema con la industria pornográfica es que se alimenta (no siempre pero en algunas ocasiones así es) de otro tipo de negocios invisibles como la trata de mujeres, o de condiciones sociales como la desintegración familiar, la pedofilia. Luego entonces hay dos industrias, una del producto que vemos y otra que subyace en una red más compleja.

La pornografía como trasgresora y liberadora

La cinta Lovelace ayuda a entender un poco el lado oscuro de la industria pornográfica. La propia Linda Boreman se convirtió en activista ferviente contra la pornografía. Con esto no deseo moralizar el consumo de imágenes, literatura, o algún producto erótico. -Autores como Naief Yehya consideran a la pornografía no sólo como transgresora, sino contestataria, incluso una válvula de escape desde la fantasía, para evitar que en la realidad se materialicen deseos trasgresores. Pero es necesario reflexionar un poco acerca del entramado social que subyace en gran parte de la industria pornográfica.

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Imagen: Sinembargo.mx

Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis