Cambiar para Conservar
Cronotopos
A balazos llegamos al poder, y sólo con balazos nos van a sacar; no con votos, sentenció claramente Fidel Velázquez. La idea de que un partido diferente al PRI, ocupara los Pinos, hasta hace algunas décadas era impensable. A días de la elección, será realidad, sin embargo, ¿Qué será del partido que gobernó México durante poco más de 70 años?
No cabe duda, se reagrupará, reorganizará y reestructurará, todo con el fin de sobrevivir el aciago sexenio que le espera. Es decir, cambiará para conservarse. Algunos ya trabajan para ello, puesto que, más allá del camaleónico hábito de cambiar de partido, muchos priistas planean el rampante cambio de estafeta: del Partido Revolucionario Institucional al Movimiento de Regeneración Nacional.
El PRI seguirá existiendo, (aún es difícil pronosticar algo distinto), pero no será el mismo; al igual que la tripulación de un barco hundiéndose, muchos de sus miembros lo abandonarán. Hoy en día, el sólo hecho de pronunciar las siglas del tricolor, producen odio y repugnancia, evocan los rostros de los Duarte, Tomás Yarrington, Roberto Borge y muchos más kilos de corrupción, pero también, la sombra del engaño, la represión y la muerte. Bajo estos elementos, es necesario cambiar de emblema, sin abandonar el pasado, así, el cambio no será tan notorio y la sobrevivencia llegará por si sola.
Por otro lado, a mediano plazo, no todo está perdido, el último disparo que le resta al partido es atrincherarse en los estados que hoy gobierna. Gracias a la cobertura que le brinda la coalición que tiene, la debacle se podrá amortiguar, pese a todo, el problema es grave, abarca el fondo y la forma. El mito de la Revolución se desgastó parcialmente, sabemos que la tesis de un país libre de querellas entre caudillos ha quedado atrás, algunos pueden argumentar que eso ocurrió desde mediados de los ochenta, pero nadie observó que se confundió lo que pasó; la llegada de los tecnócratas al poder, no representó el final de la Revolución institucionalizada, sino más bien, su abandono. En medio de la orfandad política, la ideología que acuñó el Grupo Sonora, hace más de siete décadas, todavía no es historia. Los rescoldos que dejaron sus antiguos portadores, sirven para reconstruir el emblema que perdure después de 2024.
La idea anterior, se defiende por si sola, durante estas campañas políticas, uno de los ejes mediáticos que fijó el revolucionario institucional fue clara: atacar por todos los medios posibles a López Obrador, —aparentemente algo nada nuevo—este año, desde una perspectiva diferente: MORENA perdona y acoge entre sus filas, a cualquier político sin distinción alguna. Personajes como Manuel Bartlett Díaz, Napoleón Gómez Urrutia o Elba Esther Gordillo, provocan “escozor” a la opinión pública ante semejante idea partidista. Sin embargo, lo que pocos observan, es que esa política es de gran ayuda para él tricolor, puesto que Regeneración Nacional, podrá ser su madriguera dentro de un par de años, todo con la anuencia de la no venganza, predicada hasta el cansancio por AMLO.
Lo verdaderamente importante, es observar cómo los priistas que abandonan el partido, (y otros tantos que permanecen), reajustan el ideario priista, a modo de que embone con los preceptos de MORENA. En menor cantidad, pero presente, algunas ruinas ideológicas del revolucionario institucional (populismo, corporativismo, presidencialismo) siguen siendo vigentes, prueba de ello, se resume bajo el pasado y la figura de Andrés Manuel López Obrador. Inconscientemente, mucha gente anhela el regreso del viejo PRI, ese de los sesenta y setenta.
Mientras tanto, es necesario mirar con lupa, cómo se mueven las turbias aguas de la política nacional en las próximas semanas. Hasta entonces, me quedo con una frase que el PRI debe de memorizar a la perfección, frase, que proviene de uno de sus mejores miembros, Don Jesús Reyes Heroles, misma que inspira la esencia de la presente entrega. “Cambiar para conservar, conservar para cambiar”.