Primero como tragedia, luego como farsa.
Miguel Aguilar Dorado
@ngogol1
Este hombre parece un idiota corrupto, y actúa como uno de ellos, pero esto no debe engañarte: es un idiota corrupto.
Hermanos Marx
A cuatro meses de la desaparición forzada de 43 estudiantes normalistas y el asesinato de otras seis personas, el Procurador de la República, Jesús Murillo Karam, declaró, por segunda ocasión, que los sujetos a quienes todos buscamos y que son la bandera que sintetiza la lucha contra las desapariciones forzadas, ajusticiamientos extrajudiciales, feminicidios, juvenicidios, y toda suerte de injusticias, fueron secuestrados, asesinados, calcinados y luego arrojados al rio por integrantes del crimen organizado.
Podemos destacar las similitudes de ambos comunicados: en las dos alocuciones al pueblo mexicano el tono del interlocutor es calmado, se esgrime un importante proceso de investigación que deriva en los resultados arrojados y se finaliza con la invitación, por voz del Enrique Peña Nieto, a dejar todo de lado, a olvidar y comenzar un nuevo periodo en el que la violencia no estatal, sea otro tipo de injusticia ¿Qué podemos decir de estas similitudes?
En el dieciocho brumario de Luis Bonaparte, Marx se atreve a corregir a Hegel, y agrega a la idea de que la historia necesariamente se repite a sí misma, que la primera vez es una tragedia y la segunda una farsa. Pensemos que la primera alocución derivó en tragedia: la historia que todos escuchamos y luego cuestionamos era siniestra, todo parecía emanar de un poder establecido y nunca de una ocurrencia personal; nos enfrentamos entonces a un error histórico, eran las condiciones estructurales las que pudieron derivar en la terrible muerte de los estudiantes. En cambio, la segunda comunicación de Murillo Karam, es sencillamente una burla flagrante, nos topamos con un sujeto que no hace más que imaginarse que se cree a sí mismo, y nos exige que todos deliremos con la misma fantasía torpemente disfrazada de “verdad histórica”.
Si bien, como dice Zizek (First as Tragedy, then as Farce, 2009), la repetición de la tragedia como farsa sirve para que la humanidad pueda separarse, riendo, de su pasado, en este caso, el comunicado no logra su objetivo: no sólo no generó la risa de nadie, sino que despertó voces que ya no están dispuestas al chantaje político-moral de superar la crisis para ser mejores, a cambio de silencio y resignación. Este tipo de acciones tienen su variante positiva, de repente uno nota que los poderes están siendo aquejados por voces cada vez más altas que no están dispuestas a olvidar su pasado y que mucho menos lo harán riendo.
Si lo pensamos como un sistema político completo, veremos que Murillo Karam no se representa a sí mismo y que de su voz firme y templada comprobamos que vivimos bajo un régimen que sólo imagina que se cree a sí mismo, y que con ese acto da por terminado cualquier vínculo social. Asistimos a una muestra exaltada de cinismo.
La invitación de Peña Nieto a superar Ayotzinapa y aprender de la experiencia para, cerrado el caso, iniciar una nueva etapa de comunidad que trabaje en conjunto “por un México de justicia y libertad” (tweet @epn) resulta reveladora no sólo del sistema político, también de sectores “opositores” que aceptaron la información sin ninguna resistencia. Parecía que lo que dijo el procurador era previsible y que la ilusión de un nuevo país es probable, y que efectivamente un punto final es necesario sin importar la reparación del daño, la búsqueda de justicia, y la imprescindible certeza de que el hecho no se repetirá.
Una vez más, y en contra de lo que dijo Murillo Karam, la razón histórica colectiva está del lado de los familiares de los desaparecidos, quienes no se han cansado de señalar las inconsistencias de las supuestas investigaciones y su intención real: desarticular, difamando o minimizando, cualquier posibilidad de organización social contrahegemónica, que es el mayor peligro de cualquier estado totalitario. Los familiares y compañeros de los normalistas, no sólo van a negar esta nueva versión de la muerte de sus hijos, sino que se alejarán de la “justicia” mexicana y buscarán por todos los canales presentarse ante las instancias internacionales, porque lo pasó no es para olvidarse, no se puede superar y mucho menos hacer de ello una comedia.