Coronavirus; el tiro de gracia al neoliberalismo
La guerra de los mundos
No fue una tercera Guerra Mundial, mucho menos el estallido social de una ola revolucionaria internacional. El enemigo que acaba de darle el tiro de gracia al neoliberalismo es invisible; un microorganismo capaz de traspasar cualquier muro fronterizo.
Simbólico final de un modelo económico que es enemigo de la vida, tal como concluye la grandiosa novela de H.G. Wells, cuando la invasión extraterrestre a nuestro planeta, sólo es detenida por los microorganismos que lo cohabitan.
Preludio de la hecatombe
Con el Covid-19, la vida ha mutado, algunos dirán, reinventado, para reclamar su sitio y respeto. Una nueva cepa de gripe nos ha mostrado nuestra fragilidad, ha detenido el mundo. Para dimensionar lo ocurrido; en 123 años, los Juegos Olímpicos sólo han sido suspendidos en tres ocasiones por la Primera y Segunda Guerra Mundial, hasta hoy 2020; producto de una crisis sanitaria.
Así de grande es la hecatombe, aún no hemos visto sus efectos, porque los muertos no son tantos como en las grandes guerras, y porque todo ha ocurrido desde casa, frente a los monitores y nuestros celulares. Pero inevitablemente evidenció las grietas de los Estados-Nación, consecuencia de su mayor enemigo: el neoliberalismo.
Esas instituciones aparentemente sólidas, hasta hace un par de meses, mostraron su porosidad e ineficacia. No creo que esta crisis sanitaria dé para revirar el capitalismo (pareciera que ese giro de tuerca requiere una mayor catástrofe sobre nosotros), pero por lo menos se anticipa un nuevo pacto de orden mundial, donde el desmantelamiento del neoliberalismo es un paso obligado; si lo que se pretende es salir de la crisis económica y “vacunar” a los Estado-Nación de futuras pandemias.
Globalización
La globalización hace común la utopía, la tecnología, pero también los heraldos de la muerte. La peste bubónica se propagó por la ignorancia, pero se contuvo por el aislamiento regional. Hoy es imposible esa contención; lo único viable ahora, es que las instituciones estatales sean efectivas, no para aislarnos, sino para responder con eficacia.
Nuevo pacto mundial
Así como después de la Segunda Guerra Mundial, se produjeron acuerdos internacionales para reactivar la economía occidental, hoy resulta imperativo la intervención estatal para reactivar las economías nacionales. Por supuesto que no se puede hacer un símil de lo ocurrido entre la posguerra y lo que está venir, pero nos sirve como ejemplo para dimensionar los efectos en el mediano plazo.
La salud como interés público
El Covid-19 es una herida de muerte al neoliberalismo, porque demostró que la salud es fundamentalmente un asunto público. La dicotomía público vs privado, para mejorar los servicios médicos, ha sido sepultada por un enemigo común que sólo puede ser contenido por el Estado.
La pregunta ya no será cómo privatizar para mejorar la salud, sino cómo mejorar la salud pública para estar preparados ante cualquier contingencia viral. Ya que siempre será el Estado el único encargado de atender la crisis.
Revivir el cadáver
También existe la posibilidad de que las élites económicas intenten poner de pie el cadáver neoliberal, aunque eso se traduzca en un triste epílogo para futuras revueltas y mayores catástrofes virales en todo el orbe. No se debe olvidar que fue el socialismo el que salvó al capitalismo a inicios del siglo pasado, cuando las élites occidentales, optaron por imitar el modelo económico soviético (cuando inventaron la socialdemocracia), el cual había quedado exento de la crisis de 1929. De nueva cuenta, tendrán que revirar su capitalismo salvaje, por uno con mediaciones sociales.
Mirar hacia adentro
La cuarentena es un encierro que provoca angustia, pero también una oportunidad para pensarnos. Esta crisis nos ha mostrado las carencias, limitaciones y ficción del individualismo, la panacea del liberalismo. Nos ha obligado a pensarnos en un “nosotros”; reconocer que lo que suceda con un comensal en un mercado de Wuhan, China, o las decisiones de nuestro vecino, repercuten en nuestra salud, nos guste o no.
Lo cíclico de la catástrofe
No es descabellado pensar que cada diez o quince años tendremos que lidiar una batalla sanitaria, por cada nueva mutación viral. Así que preparémonos para los nuevos retos. Es tiempo de cuestionar no sólo el modelo neoliberal, sino el propio sistema capitalista, el cual es enemigo de la vida.
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