Radiografía de los candidatos para dirigir Morena

 “La unidad hace la fuerza y la discordia debilita”

Esopo

Fernando Martínez @fernandomtzf   y   Jorge Grana @jorge_grn

Parte I de II

La pugna por la dirigencia de MORENA está en la recta final, o al menos eso parece. La guerra de declaraciones entre candidatos se ha intensificado estas últimas semanas. Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales han sido el campo de batalla donde los aspirantes y suspirantes han intercalado ataques entre sí.

Ante el ocaso del proceso de renovación de la dirigencia es importante tener una noción de quiénes son y de dónde vienen los interesados en dirigir al partido gobernante. Entre los candidatos hay viejos y nuevos actores, puros y pragmáticos… ¿Quién ganará?

Mario Delgado, el elitista

Se formó en la tecnocracia del ITAM y fue así como destacó en el gobierno capitalino de Marcelo Ebrard. Después llegó al Senado de la mano del PRD donde le dio oxígeno al Pacto por México, votando a favor de la reforma educativa hasta que migró al caballo favorito para las elecciones de 2018, Morena.

Hay quienes creen que sigue jugando para el partido, pero desde hace tiempo solo está viendo por sí mismo. ¿No se han preguntado por qué no se ha separado de su cargo? Sencillo, sin los reflectores que le da ser presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados no es nada. No tiene méritos propios.

Basta con ver quiénes están detrás del aspirante para corroborar que es la cúpula del partido quien sostiene su campaña. Son diputados y senadores que ven en él la oportunidad perfecta para afianzar sus cacicazgos locales. La Asociación Nacional de Legisladores de la 4T fue su primer aviso.

Mario Delgado, como muchos otros, viene de una escuela de tecnócratas formados en el neoliberalismo, y que supieron acomodarse en un partido de izquierda con nula ideología, como lo es el PRD, y que después saltaron a Morena. Aún con su cuestionable capacidad política aspira a dirigir el partido del presidente sólo para encumbrar su proyecto personalísimo.

Porfirio Muñoz Ledo, la vieja guardia

Muñoz Ledo es un viejo actor del sistema. Ha pasado por las Cámaras de Senadores y Diputados, donde ya fue presidente. Fue titular de las Secretarías de Educación Pública y del Trabajo. Su candidatura presidencial la declinó en favor de Fox. Además, fue presidente nacional del PRI y del PRD.

La experiencia de Porfirio es innegable. Su trayectoria al frente de partidos políticos e instituciones gubernamentales lo avalan. Sin embargo, Morena necesita cuadros distintos alejados de la vieja clase política, que busquen conectar con la juventud y las nuevas formas de hacer política.

Que un ex priísta quiera dirigir al partido que prometió ponerle fin a los partidos del viejo régimen resulta paradójico. ¿La militancia estará de acuerdo con que un actor formado en el PRI dirija su partido? Las ideas y formas de don Porfirio resultan viejas para un país que necesita un cambio.

Yeidckol Polevnsky, la desprestigiada

Cercana al presidente y reconocida por la labor que hizo durante la campaña de 2018, hoy aspira -de nuevo- a dirigir Morena. Tiene la ventaja de que, hasta hace algunos meses,  controlaba gran parte de la estructura del partido a nivel nacional. Por lo pronto, son quienes la respaldan.

Sin embargo, su figura se ha desgastado mucho después de la pugna interna que tuvo con Bertha Luján por el control del partido y las acusaciones por mal manejo de recursos, donde por cierto, tiene una denuncia ante la FGR. Ninguna de las encuestas la ve como una candidata con posibilidades reales de ganar.

Alejandro Rojas, el alfil monrealista

Su candidatura se ha maquinado desde las elecciones internas pasadas que el tribunal revocó. Si antes no era un candidato fuerte, o por lo menos competitivo, hoy menos. Está ahí por algo, hacer la chamba que su jefe no puede por el encargo que tiene. Sin duda alguna busca hacerse del control del partido para preparar el camino hacia 2024.

Todos conocemos a los presidenciables de 2024, unos más fuertes que otros, pero presidenciables al final de cuentas. Uno de ellos es Ricardo Monreal y sin muchos liderazgos locales, el partido podría ser un gran brazo para ir armando la candidatura que eventualmente suceda a López Obrador.

(En los próximos días se publicará la segunda y última parte del texto)