Los ataques de gobernadores es para deslindarse de su ineptitud

Hace unas semanas un grupo de gobernadores de varios estados del país, armaron una fiesta con más de 500 invitados (“El gobernador del estado de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, fue evidenciado en redes sociales este viernes después de que ofreció una convivencia para funcionarios y gobernadores de Aguascalientes, Michoacán, Nuevo León, Durango, Coahuila, Tamaulipas, y Colima”: Infobae, 26 de julio de 2020. En la nota se destaca que dicho gobernador ha restringido las reuniones y fiestas entre la sociedad civil). Ahora, esos mismos gobernadores piden la renuncia del doctor Hugo López-Gatell Ramírez. No tienen ni argumentos ni vergüenza. No gobiernan sus estados; hay inseguridad, pobreza, violencia y son intolerantes; además, algunos de ellos han sido señalados abiertamente como corruptos.

¿Qué pretenden los gobernadores?

¿Qué pretenden? Evitar ser puestos una y otra vez en evidencia y que la tragedia de nuestra realidad acumulada —y retrospectiva— caiga en los hombros de un epidemiólogo que ha ejecutado un plan estratégico y ha dado la cara todos los días. El especialista nos lo advirtió desde finales de marzo: habrá cientos de miles de muertes; en fase tres la prioridad es la reconversión hospitalaria y las graves enfermedades crónicas que padece la población mexicana, debida y claramente identificadas como consecuencia de décadas de una cultura alimentaria basada en comida chatarra, esto aumentará la letalidad del SARS-CoV2.  Nos lo ha explicado reiteradamente: el sector salud estaba francamente en abandono y la empresa de fortalecerlo y reinventarlo está puesta a prueba justo en medio de una pandemia que no se había visto en el mundo en cien años.

La crítica en estos días, debe estar acompañada de mejores opciones

Una cosa sería pedir un cambio en la estrategia, buscar otros caminos de acción y ejecución desde la reflexión y la perspectiva. ¿Cuál sería el cambio de estrategia? ¿La campaña particular por estado, buscando casa por casa a los posibles enfermos atendiendo las características del territorio, poblaciones y usos y costumbres con base en la detención temprana? Está sucediendo, basta sólo visitar las páginas oficiales de los 32 estados del país para descubrir la diversidad de nombres, formas y campañas para sociabilizar los tres ejes esenciales: si puedes hacerlo, quédate en casa; si debes salir, protégete con la sana distancia, el uso de cubrebocas, el estornudo de etiqueta y los protocolos de limpieza; y, si tienes síntomas, repórtate en las líneas y medios establecidos para recibir orientación, atención y cuidados hospitalarios.

¿Descentralizar la estrategia?

Cada viernes se visita un estado y en la conferencia nacional nos presentan las acciones que, desde el gobierno estatal y sus secretarías de salud, se implementan. ¿Hacer obligatorio el uso de cubrebocas e implementar sanciones por no usarlo? Con mayor eficacia la gente de a pie nos hemos apropiado del hábito de su uso,  sin dudarlo, sin entrar en polémicas inútiles, en lugares cerrados y donde no se puede mantener sana distancia, o sea donde estemos más personas que con las que compartimos la casa y el espacio privado. De las sanciones, es definitiva la política de apostar por la civilidad de nuestra sociedad en lugar de empeñarnos en ser verdugos totalitarios. Hay que interiorizar la complejidad del momento y atender y enseñar a atender nuestra responsabilidad con nosotros mismos, nuestra familia, nuestra comunidad, con la sociedad en su conjunto.

Pretenden atacar sin asumir su propia responsabilidad

Las preguntas obtienen respuesta, los hechos nos las presentan; pero, solicitar la renuncia del doctor López-Gatell (y hacerlo con singular encono) en una carta tendenciosa —sin formalismos gubernamentales—, firmada desde el marketing de un club de los autollamados “verdaderos mexicanos”, resulta narrativamente lógico si, y sólo si, pensamos en la reunión entre gobernadores y la Secretaría de Salud  de esta semana, en la que el doctor vocero les recordó que los responsables de cada estado son ellos mismos y que no se extrañen de ser corresponsables del desarrollo que ha tenido la pandemia en las entidades que gobiernan y la ejecución de la estrategia que debe ser adaptada con creatividad e inteligencia, sensibilidad y responsabilidad y sobre todo con carácter republicano. Nada convencidos de representar ese papel en el thriller del 2020 —parafraseando las analogías que propuso el Dr. Jorge Alcocer Varela, Secretario de Salud—, entonces se organizan en una estrategia política de debilitamiento a la 4T —aprovechando la ocasión—, porque a ellos lo que les gusta es bailar en una fiesta y no responsabilizarse con los vivos y sus muertos.

No hacen política, hacen grilla

Se equivocan. Les falta perspectiva, honor republicano y razón política. Y además, mienten: no eran diez los firmantes y el gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado, se deslinda de una carta de la cual aduce no haber conocido. Lo que están haciendo esos gobernadores es pura politiquería; cuando deberían estar llevando a cabo una política de estado en atención a una pandemia: estrategias cuyas dinámicas sean cada vez más inteligentes por eficaces y específicas (como se viene haciendo con inteligencia y precisión, visión y agilidad, desde hace semanas, en la Ciudad de México, bajo la dirección de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, quien a diario informa de manera suscita, sin andar con recovecos).

Así que los gobernantes presurosos en pedir renuncias deberían atender a los enfermos y brindar seguridad pública a sus pobladores. Pero no, lo que en realidad buscan hacer es detener a un hombre que: uno, ha enfrentado la pandemia con visión de Estado, y dos, ha logrado que un buen número de ciudadanas y ciudadanos, jóvenes y adolescentes, niñas y niños, nos hagamos responsables de nosotras y nosotros mismos. Y no sólo él, claro está, sino un equipo comprometido de profesionales de la salud. Y hay que subrayarlo: esa misma actitud se ve a diario a lo largo del territorio nacional: médicos, enfermeras, todas y todos quienes no han dejado de trabajar a diario en el sector salud, las policías, los servidores públicos, los productores de alimentos, las y los profesores, las y los maestros… todas y todos no vamos a fiestas de más de 500 personas que no guardan la sana distancia ni usan cubrebocas.

Para seguir la noche en su silencio pandémico, anoto de la Conferencia de salud del sábado 1o. de agosto, la frase de la Dra. Lorena Rodríguez Bores, Secretaria Técnica del Consejo Nacional de Salud Mental: “No hay emociones negativas, lo negativo es lo que hacemos con esas emociones”, y sólo así entiendo lo sucedido.