De Norte a Sur Nacional

Comportamiento ante covid; resultado de la mala educación escolar

Colaboradores


8 agosto, 2020 @ 6:44 pm

Comportamiento ante covid; resultado de la mala educación escolar

*José Carlos Buenaventura

Las pandemias no matan tan indiscriminadamente como se cree.

Boaventura de Sousa Santos

Las acciones y comportamientos de las y los mexicanos ante la pandemia del coronavirus manifiestan la educación que se ha tenido a lo largo de varias décadas en México.

La actitud de los mexicanos frente a la covid-19

Parto de concebir a la educación no sólo como aquella que se imparte en las aulas mexicanas, sino como procesos y acciones que transmiten visiones del mundo, cosmovisiones, y se lleva a cabo en múltiples espacios pedagógicos,[1] por lo cual construyen comportamientos y pensamientos sobre cómo se debe actuar ante una determinada situación. Ello nos lleva a preguntar: ¿por qué las y los mexicanos se han comportado de determinada manera durante la pandemia de COVID–19?

Crisis sanitaria imparable

Las imágenes y noticias muestran que en menos de dos meses, el número de contagios y muertes han sido más del doble en México por COVID 19. La nueva normalidad inició en México el 1° de junio de 2020, y al 2 de agosto de 2020 la cifra de muertos se ha triplicado por lo menos. Para el 1° de junio la Secretaría de Salud (SS), señalaba que habían fallecido 10,167 personas, para el día 2 de agosto se cuentan 47,746 fallecidos. Si comparamos estos dos datos resulta que las muertes en México, en 2 meses, han crecido 369.61%. A partir de estos datos oficiales, podemos decir que en México ha habido, en este periodo de nueva normalidad, un acelerado crecimiento de los muertos e infectados en México. Crecimiento que no se había dado con anterioridad.

Ello nos lleva a un panorama de suma preocupación y miedo que se traduce en interrogantes como: ¿por qué ocurrió esta situación?, ¿por qué en el periodo de sana distancia no ocurrió este crecimiento de la pandemia?, ¿qué podemos hacer con esta situación. ya que algunos especialistas señalan que para fines de año alcanzaremos la cifra de 100 mil muertes?,  Es necesario analizar con cuidado los términos de nueva normalidad, y por ende los de la vieja normalidad que se vivía en México.

Imagen: AS México

¿Cómo explicar la nueva normalidad?

La pregunta que considero clave es: ¿por qué ocurre esto en México? hay, no obstante, una respuesta generalizada que, más que enfrentar el problema, lo reduce al señalar que el Covid-19 obedece una lógica natural igual en todos los países por lo que no es posible tomar otras medidas, menos que nadie los no especialistas en medicina. O peor aún, se suele pensar que estas interrogantes están orientadas a una crítica al gobierno actual en México; nada más lejos de la genuina preocupación que las motiva.

Las personas no pueden ser reducidas a cifras

Hasta el 2 de agosto había 47, 472 muertes, que en términos porcentuales es un aproximado de 0.03% de la población de aproximadamente 127 millones de habitantes,se podría pensar que es un mínimo de la población, sin embargo, recordemos que las personas no son números, sino nuestras madres, padres, abuelos, hermanos, amigos, sobrino e hijos, que no pueden ser reducidos a una cifra. Quien ha perdido a alguien por coronavirus no lo ve como un número más, sino como alguien querido, amado y de su familia.

La pérdida produce dolor y una cierta conciencia de lo que está pasando. Por otro lado, quien se contagia y no fallece, la enfermedad se convierte en un desgates de la economía familiar o de la relación familiar, por quién lo cuidará, cómo lo hará y por cuánto tiempo.

Adaptarse a nueva realidad

Resguardarse se convirtió para algunos en un proceso de volver a conocer con quién se vive: sus padres, su pareja, sus hijos, sus amigos… ahora pasan más tiempo en casa que en el trabajo o en el transporte. Esto trajo situaciones buenas y malas, como lo demostró el aumento de la violencia doméstica durante este periodo de cuarentena.

El porqué de estos aumentos de contagios y de muertes es la pregunta que constantemente aparece. Por un lado, se podría responder que esto es una consecuencia de las incorrectas decisiones del gobierno. Sin duda esto es un factor importante, pero la premisa aquí es reflexionar en ese otro factor no visible a primera mano. El gobierno puede tomar decisiones adecuadas; sin embargo, no así la ciudadanía.

Decisiones responsables

Sin negar la responsabilidad del Estado mexicano, pongo sobre la mesa que la educación que ha recibido el mexicano promedio se ha convertido en uno de los factores que orienta sus decisiones más inmediatas. Una educación que no se reduce a los valores, conocimientos, creencias, mitos, cosmovisiones que se transmiten o se construyen en la escuela; sino que implica todos aquellos factores que se han convertido en elementos educadores de la sociedad mexicana, como son la televisión, la internet, las redes sociales, Facebook, Twitter, Netflix, las relaciones entre los pares, así como muchos otros elementos, factores y espacios que se convierten en contenidos educativos y espacios pedagógicos, ya que producen determinados comportamientos, mentalidades y pensamientos.

Se asume en este espacio que no sólo la escuela educa, sino todo aquello que implique formar al ser humano de determinado modo. En este caso como mexicanas y mexicanos.

Imagen: Excélsior

Y al hablar de las y los mexicanos se hace desde una gran mitificación que los ve como solidarios, fraternos, gentiles y buenas personas; seres de admiración. Mitificación que niega su humanidad y posibilidades de lo que pueden hacer. Si todos los mexicanos son buenos, ¿quiénes son los que agreden, violan y destruyen al otro? Debemos llevar tal mitificación a la problematización de que el mexicano es un ser humano que puede tomar decisiones correctas o incorrectas, pensarlo como un ser que está en constantes procesos formativos y educativos, ya que el ser humano está aprendiendo y se está educando constantemente[2].

Esta exploración debemos llevarla al terreno pedagógico, ubicando los conocimientos de las y los mexicanos como seres humanos que se educan y forman en diferentes realidades, condiciones y problemas. Si no rompemos con este tipo de mitificaciones no podemos construir otro tipo de procesos educativos que nos permitan modificar nuestro comportamiento, pensamiento y actuar. Hay una parte muy importante que le corresponde de responsabilidad a cada mexicana y mexicano para contagiarse, difundir o curar esta enfermedad. Responsabilidad individual que no deja de estar enclavada en procesos de socialización y colectivos.

Imagen: Un México Mejor

Hay varios puntos que podemos poner en discusión en relación al por qué los y las mexicanas nos hemos contagiado y por qué han sido los sectores más pobres los que han sufrido las consecuencias de la pandemia.

  1. Hay un nivel de población en México que no valora el papel de las ciencias en la comprensión de los procesos de salud-enfermedad, ya que el sistema educativo en las anteriores décadas impidió que se desarrollara una visión científica sobre la salud. La escuela básica se convirtió en una guardería, donde los contenidos educativos no eran lo esencial, sino pasar de grado a los estudiantes para sostener que se daba cobertura nacional, aunque ello no implicara tener saber; ello se veía reflejado en las pruebas PISA y ENLACE donde las y los mexicanos carecían de las competencias para leer y escribir. Sin saber leer y escribir no se puede valorar la ciencia, mucho menos comprenderla.
  2. Existe en algunas mexicanas y mexicanos la negación de los problemas sociales, culturales y económicos. Parecería que con no hablar de ellos no existen. Por ejemplo, se niega constantemente que existan problemas de violencia, agresiones sexuales, violación, desnutrición, se difunde la idea: “no te metas en problemas”, como una idea que niega, esconde y justifica los problemas graves que se viven en la cotidianidad. Esta negación del problema fue uno de los mecanismos que utilizaron muchas familias mexicanas para no tomar las medidas necesarias ante la pandemia de COVID 19; muchos señalaban que tal virus no existía, que era un plan macabro del gobierno. El problema fue que muchos de los que negaban y no creían se han infectado, siguen infectándose y hasta han muerto.
  3. Otro punto es que se ha educado tanto a mexicanas como mexicanos en una cultura de la violencia,[3] que niega al otro, se niega su voz, su dolor, su preocupación. Se tilda que se debe de aguantar el dolor, y que no se puede hacer nada. Además, de que esta cultura de la violencia transmite ideas de indolencia, por ejemplo: “mientras no me pase a mí, qué me importa, que ni de mi familia es”.

    Imagen: Forbes Mexico
  4. Otro punto es que la educación mexicana formó consumistas en las últimas décadas, lo cual implicó que lo más importante era volver a tener una normalidad como consumistas, aunque aquello que consumieran no fuera verdaderamente necesario para la manutención y continuación de la vida. Era necesario salir de las casas para ir a comprar cosas innecesarias y muchas veces inservibles. El problema de haber formado consumidores es que se manejan a partir de principios individualistas, egoístas y muchas veces a partir de la ignorancia de la realidad. Ejes pedagógicos que hoy en día atentan contra la vida humana. Al consumista no le importa el otro, la otra o la naturaleza; sólo busca satisfacer su necesidad psicológica de sentir emociones en el momento en que está comprando determinado producto, ya no es el producto en sí mismo, sino la sensación y emoción que se produce en el momento de comprar.
  5. Varios de los comportamientos de las personas responden a contenidos transmitidos por medios virtuales, de la información, la comunicación, que ha producido subjetividades indolentes. Por ello es necesario analizar con mayor cuidado todos los productos culturales que estamos consumiendo para ubicar qué cosmovisión y comportamiento está transmitiendo, ya que estos productos, como películas, música, ropa y otros, no son neutrales, sino que son elementos que forman parte de entramados complejos que producen determinado tipo de ideas y acciones, en otras palabras, estos productos culturales influyen directamente en la formación de los seres humanos.
  6. Ante la preocupación sobre el aumento de contagios proyectado para los meses de noviembre y diciembre [100 mil muertos y miles de contagiados], lo que nos queda a las educadores y maestros es regresar a una discusión que para nada es nueva o novedosa sobre crear una cultura de la prevención, implementando acciones para que los resultados o proyecciones más funestos del coronavirus no se repitan en otras circunstancias. No sólo nos debemos quedar en las medidas básicas sanitarias y de sana distancia, sino en proceso de reeducación, sensibilización y de análisis de nuestras circunstancias cotidianas y de otros problemas que están relacionados con la pandemia que estamos viviendo.
    Imagen: Milenio

    Fin a la “cultura” del conformismo

    Tenemos que tomar muy enserio una “cultura de la prevención” frente a una “cultura del conformismo”, “del ya no se puede hacer nada,” “él ya qué”, que constantemente responden muchos mexicanos ante la imposibilidad de tener herramientas, conocimientos o instrumentos para poder tomar otro tipo de decisiones antes su salud, su vida y circunstancias. Una cultura de la prevención como instrumentos de la ciencia, las humanidades, las filosofías de los pueblos para evitar un daño o perjuicio, tomando y haciendo con anticipación ciertas acciones para lograr determinados objetivos.Esta cultura preventiva como articulación de saberes, conocimientos y creencias; y no como articulación de miedo, ignorancia y negación de uno mismo como es lo que nos ha estado ocurriendo a lo largo de esta pandemia. Esa cultura de la prevención como una ayuda a uno mismo y al otro, que, aunque no sea de tu familia es un ser humano que es parte de tu realidad y de tu salud.

    Esto va ser difícil en México, ya que la prevención se ha visto como algo menor o no importante, como un gasto innecesario. Hoy tenemos como docente la necesidad de pensar en otros términos la prevención y al mismo tiempo sacarla del baúl del olvido y ponerla por delante en los problemas de salud que tenemos en México. Pero no sólo con el coronavirus, sino también en los demás problemas que podemos evitar si pensamos en volvernos a educar todas y todos, para que las generaciones futuras no sigan teniendo los mismos problemas que hoy en día tenemos.

    Imagen: Economíahoy.mx

* Coordinador del Seminario de Perspectivas Críticas en Educación de México y Latinoamérica: construcción de discursos y prácticas. Agradezco las correcciones y sugerencias de David Elías Hernández, Miriam Isabel Arciniega, Mauro Jarquín, José Ángel Gil y a Osmar Gómez.

[1] Carlos Lenkersdorf señalaba: “Las cosmovisiones, a nuestro juicio, representan los ‘carriles’ en los cuales nos movemos al percibir la realidad y al relacionarnos con ella. Corresponde, un poco y hasta cierto grado, a las presuposiciones de nuestra manera de percepción y comportamiento en el contexto en cual nos encontramos. (…) Escogimos los términos de “carriles” y “encarrilar” para señalar el efecto de las cosmovisiones. En el contexto social se está produciendo una predisposición que afecta a los hablantes de manera tal que perciben la realidad y se relacionan con ella conforme moldes aceptados por las sociedades correspondientes.” Carlos Lenkersdorf, Cosmovisiones, México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México, 2008, p.26.

[2] Esta pregunta de ¿Quiénes son los mexicanos? lo han trabajado autores tan importantes como Samuel Ramos en su libro El perfil del hombre y la cultura en México, otro autor ha sido Octavio Paz, El laberinto de la Soledad, así como otras y otros que han construido la Filosofía Mexicana.

[3] A la cultura de la violencia se concibe como un sistema o totalidad que transmite y reproduce relaciones sociales violentas en diferentes niveles de la realidad socio-histórica: individual, familiar, escolar, estatal, nacional, internacional, global, etc., por lo cual al hablar de una cultura de la violencia, no se piensa como un sinónimo de cultura étnica, ni nacional, sino como una cultura transnacional que tiene diferentes formas de concreción en los niveles de la vida cotidiana, dicha cultura se produce de forma consiente e inconsciente, se cultiva por diferentes actores con el objetivo de producirla o no producirla.

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Un comentario
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    Fernando Flores Velázquez

    Estoy totalmente de acuerdo con usted como tercer factor de las consecuencia que vivimos, el primero es la salud, el segundo es la pobreza, más de 60 millones de personas que viven en la pobreza, hace que no puedan vivir en situación de confinamiento, como lo señala en su artículo. Lo veo en mi familia, mis hijos tienen que salir a trabajar. En situación de confinamiento sólo la pueden vivir un estrato muy pequeño de la sociedad mexicana, los más ricos ya se fueron a sus casas de descanso, lo están tomando algunos como vacaciones, a la distancia, siguen dando continuidad a sus negocios, otro sector es la burocracia política y administrativa, entre ellos el sector del magisterio, que pueden sobrevivir por el sueldo seguro. Quienes van al día han tenido que salir, situación que ha provocado que hayan fallecido un alto porcentaje, personas que no gozaban de seguridad social como el servicio médico, y una baja escolaridad, hay estudios que lo confirman. En un artículo que publiqué en profelandia entre la doxa y la episteme, externaba una opinión parecida a la suya, coincidiendo en que ha contribuido el factor de la baja escolaridad a incrementar la crisis sanitaria que vivimos. Le felicito. Un excelente artículo. .

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