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Ciro, Cárdenas y Riva Palacio: la primera línea en la batalla electoral

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unogermango

7 julio, 2020 @ 4:10 pm

Ciro, Cárdenas y Riva Palacio: la primera línea en la batalla electoral

Durante años sirvieron a los gobiernos en turno. Sin enfado, dejaron pasar cada uno de los sonoros casos de corrupción. Promovieron el voto a favor de personajes indeseables. Alabaron la venta del patrimonio nacional. Se enriquecieron con dinero público. Denostaron las luchas sociales en búsqueda de justicia. Negaron masacres cometidas por el ejército y las policías. Limpiaron y protegieron la imagen de políticos corruptos. Durante décadas, ayudaron a envilecer la vida del país, a ensuciar la historia contemporánea, siempre y cuando, recibieran beneficios económicos formidables. Ahora, cuando el dinero dejó de fluir hacia sí y sus empresas, todo les molesta. De pronto se volvieron críticos. Así, de la nada, les surgió una preocupación por un país al cual ayudaron a destruir. Entre ellos se dicen periodistas, pero no lo son. Son apenas lectores de noticias, comentaristas inflados, sin conocimiento de la realidad. Su crisis lleva apenas año y medio, pero para ellos es una eternidad, sobre todo, porque su desaparición es inminente. A menos que sus amigos, los corrompidos de la política, regresen al poder. La vuelta al pasado es su única convicción.

Imagen: elpais.com

Los “periodistas” y el poder

Durante dos días, José Cárdenas fue tendencia en Twitter. Su nombre aparecía en un lejano número 13 de las tendencias. Pero, en primerísimo lugar, aparecía #LordCobarde, en alusión a su persona y personalidad. El locutor, a diario, destaca notas o comentarios contra la presidencia de Andrés Manuel López Obrador. Asimismo, en redes tiene una actividad consistente contra su gobierno. Pero su aparición en las tendencias pertenece a un editorial narrado en video, cuyo título, “Entre los perros hay razas”, dedicó al presidente. En el video, Cárdenas habló de la esposa de AMLO y de su hijo menor, a quien llamó con un sobrenombre creado por Chumel Torres, otro locutor desapegado de la ética.

José Cárdenas sabía bien las consecuencias de estas palabras. Usarlas era un ataque directo a las emociones del presidente, una provocación agresiva y vulgar. Sus frases causaron júbilo entre quienes detestan a AMLO, pero generaron el repudio de miles de personas. Podríamos hablar de caer muy bajo con el uso de estos recursos, pero no es así. La animadversión de José Cárdenas no es nueva y durante la campaña por la presidencia del 2018, mantuvo una cruzada propia contra el ahora presidente. Con el tiempo, las diferencias ideológicas se han convertido en odio destructivo. No es para menos. Su nombre aparece en la lista de periodistas que recibieron grandes contratos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. La lista, entregada por presidencia al INAI, fue publicada por el diario Reforma. El nombre de José Cárdenas está ligado a 12 millones y medio de pesos en contratos.

Durante años, los verdaderos críticos a los gobiernos sabían que personajes como José Cárdenas tenían precio, pero de poco servía señalarlo. Hoy, ya no es necesario. La desesperación con la cual manifiestan sus odios desenmascara sus preferencias políticas, las cuales, sobra advertir, no son de derecha o de izquierda, sino monetarias.

 

En la lista de “periodistas” enojados con López Obrador destaca la presencia de Ciro Gómez Leyva. Hay una normalidad malsana en el golpeteo político disfrazado de periodismo, pero Gómez Leyva ha cruzado una frontera moral de la comunicación: la invención de noticias.

El trabajo del comunicador ha sido polémico por defender a los personajes más representativos de la corrupción mexicana. No es desconocida su defensa, casi irreal, de Genaro García Luna, el exsecretario de seguridad pública que trabajaba para el cártel de Sinaloa.

La increíble, casi impensable apología hacia García Luna ocurrió cuando fue detenido en Estados Unidos, acusado de narcotráfico. ¿Qué pudo suceder para que el lector de noticias de Grupo Imagen saliera en defensa de alguien indefendible? “Es un linchamiento”, dijo. Y fue el único personaje con el atrevimiento de auxiliar al ex “súper secretario”. Incluso Felipe Calderón, amigo íntimo de García Luna, lo abandonó a su suerte.

Esa defensa no es, por supuesto, la única. Su alma justiciera lo hizo lanzarse a favor de Emilio Lozoya, exdirector de Pemex y acusado, sobradamente, de corrupción. “No se derramó ni una lágrima por Emilio Lozoya”, escribió. Impresionante comportamiento. Pero su actitud es congruente con su “periodismo”, señalado por esconder corrupciones mediante comentarios editorializados. Con una habilidad muy reconocida por el gremio, utiliza el lenguaje para generar dudas y sembrar sospechas. Así, ha defendido la presidencia de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, pero se ha lanzado con toda su retórica verbal contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

El acto más reciente de Ciro Gómez Leyva ha sido la invención del “semáforo verde” para la Ciudad de México. Sin pudor, arrojó ante sus miles de televidentes un embuste increíble: según sus dichos, la Jefa de Gobierno de la Ciudad, había decretado el reinicio de las actividades en la capital. Su fuente, según comentó después, fueron las autoridades, y compartió un video donde jamás se menciona o se insinúa algo parecido, pero su interpretación periodística lo llevó a inferir el regreso a las actividades en medio de la pandemia. Esa mentira, lanzada sin vergüenza alguna, fue desmentida de inmediato. Ciro intentó defenderse, pero no tenía elementos sólidos. Y ya. Le dijo adiós a esa impúdica falta ética y no ha vuelto a hablar del asunto, como si nunca hubiera sucedido.

 

Entre las decenas de noticias falsas y críticas sin fundamento, elegimos a un tercer personaje, Raymundo Riva Palacio, quien aparece con 31 millones de pesos, otorgados durante el sexenio de Enrique Peña Nieto para él y un portal de noticias con un número de visitas muy pobre para aportaciones gubernamentales tan generosas.

Riva Palacio es un “verdadero extorsionador de la pluma”, como definiera Jorge Zepeda Patterson a “periodistas” cuyas palabras estaban a la venta, tanto para elogiar, como para golpear. El flujo de dinero del erario se cortó de improviso cuando Andrés Manuel llegó a la presidencia y, desde entonces, su mirada está puesta en la persona en el poder, no en el poder mismo. Lo peor que le pudo pasar, como periodista, no fue la constancia del dinero público en sus cuentas bancarias, sino a la pérdida de filtraciones desde distintas dependencias gubernamentales. Sin estas fuentes de información, probablemente pagadas con ese mismo dinero público, se ha quedado en el vacío.

Raymundo Riva Palacio perdió todo el poder periodístico acumulado. Sin fuentes confiables, incluso ha incurrido en errores históricos, como haber publicado la muerte, por Covid, de un empresario, o la acusación sin datos, fuentes o documentos, del pago de 200 mil pesos a algunos periodistas de la conferencia mañanera. Incluso, Christopher Landau, embajador de Estados Unidos en México, lo acusó de publicar noticias falsas, y el escarnio quedó para la posteridad. Por ello, ha buscado distintas formas de oponerse al gobierno de la 4T.

En las últimas semanas, se ha centrado en atacar a la información sobre la pandemia. Desde su absoluta falta de cultura científica, ha embestido contra el actuar de la Secretaría de Salud en el tratamiento de la covid-19, en especial, contra Hugo López-Gatell, el encargado de la estrategia de contención epidemiológica. Un día, según él, los especialistas mienten; otro día, Gatell debería ser llevado a juicio; otro más, compara la cantidad de decesos con las de otros países; también, por supuesto, ha afirmado que la forma de enfrentar a la pandemia, ha sido inadecuada. En este sentido, Raymundo Riva Palacio intenta encubrir su ignorancia con frases grandilocuentes y con preocupaciones falsas. ¿Le importan los mexicanos? No. Si le importaran, habría sido consecuente hace muchos años, y no se hubiera vuelto crítico hasta ahora, justo cuando el dinero de todos los mexicanos, incluidos los más pobres, dejó de pagarle lujos y comodidades.

Imagen: internet

Los “periodistas” y las elecciones del 2021

La lista de “periodistas” cuya vertiente crítica acaba de nacer es extensa. Pero su molestia no se debe sólo a la pérdida de contratos millonarios, sino a una amenaza reciente, porque el presidente, en su conferencia matutina, anunció una investigación contra quienes utilizaron facturas apócrifas para no pagar impuestos y hasta obtener beneficios económicos ilegales. Entre quienes tenían esta costumbre están, por supuesto, periodistas de abolengo. ¿Cuántos de ellos se habrán puesto a temblar cuando escucharon el aviso? No es nada difícil hacer esta deducción: si corrompes tu trabajo, tu ética, tu forma de vida, por dinero, ningún remordimiento puede producir la evasión tributaria. La ilegalidad fiscal debe ser poca cosa.

Sin embargo, su activismo apunta a una batalla que apenas está por iniciar: las elecciones del 2021, las elecciones más importantes de la historia, dicen algunos, mediante la cual se conformará la Cámara de Diputados, 29 congresos locales y hay en disputa 15 gubernaturas. Pero lo más importante es el fondo de todo ello: si el partido Morena arrasa, como se tiene previsto, el proyecto de Andrés Manuel López Obrador seguiría su curso y hasta concretaría nuevos planes. El miedo de los comunicadores es, por supuesto, la pérdida de todas sus canonjías, porque su voz, para la población, ya no tiene mucha validez.

Twitter de Enrique Alfaro.

Perder las elecciones es un riesgo mayúsculo para los opinadores. Detrás de ellos está una nueva generación, o varias, de comunicadores más talentosos y con ideas y afinidades políticas distintas, todavía sin la corrupción acostumbrada en las altas esferas mediáticas. La desesperación evidente de Ciro, “Pepe” Cárdenas, Riva Palacio, Loret de Mola, Víctor Trujillo, Adela Micha, Denise Dresser, Sergio Sarmiento, Enrique Krauze y un larguísimo etcétera, responde a la pérdida del dinero público. Aunque ya no reciban pagos del gobierno federal, los gobiernos de distintos estados aún son usuarios de sus servicios y, por ello, aún vemos los elogios hacia políticos impresentables.

Detener el proyecto de Andrés Manuel es primordial para ellos. No importa cómo y Ciro Gómez Leyva lo dejó claro. Si es necesario recurrir al invento de noticias, lo harán; si es necesario promover el miedo, lo promoverán sin pudor; si para detener a AMLO es imprescindible atacar a su familia, no importa. Nada importa, sólo volver al pasado, cuando el dinero de los contribuyentes llegaba a sus manos, cuando eran invitados a departir con los poderosos, cuando eran tratados con lujo en las giras presidenciales. Los buenos tiempos de estos “periodistas”, significaban tiempos terribles para el resto de la población. La cruzada de ellos contra López Obrador representa un ataque directo a los intereses nacionales, no porque agravie al presidente, sino porque pone en riesgo a todos los mexicanos. Sus intenciones son una declaración de guerra contra la población mexicana, porque su bienestar significa más pobreza, más violencia y la vuelta a la corrupción periodística.

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Editor de contenidos en la Revista Consideraciones. Profesor de la UNAM y estudioso del comportamiento de los gatos. El lenguaje lo es todo.

2 comentarios
  1. […] también han sido secuaces del poder político y económico. Algunos de estos mal llamados periodistas son figuras como Carlos Denegri, Jacobo Zabludowsky, Joaquín López Dóriga y Carlos Loret de […]

  2. […] también han sido secuaces del poder político y económico. Algunos de estos mal llamados periodistas son figuras como Carlos Denegri, Jacobo Zabludowsky, Joaquín López Dóriga y Carlos Loret de […]

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