Opinión

Romero Deschamps: en la mira de AMLO (Parte 2)

Raúl González


raulraulgonzal1

12 febrero, 2019 @ 9:16 pm

Romero Deschamps: en la mira de AMLO (Parte 2)


CRONOTOPOS

Está en la tradición del sindicalismo oficial mexicano que los líderes se eternicen. Los presidentes (mexicanos) no se reeligen, pero los líderes sí.

Lorenzo Meyer

Acusado, vigilado y sitiado, así ha pasado el último mes Carlos Romero Deschamps. Hoy se cumple un mes del ataque contra el huachicoleo, dirigido por López Obrador, hoy se cumple un mes de sobrevivencia, para quien, en sexenios anteriores, fuese uno de los líderes sindicales más poderosos del país ¿Qué espera AMLO para detenerlo?  

Homicidio calificado, acopio ilegal de armas de uso exclusivo del Ejército, evasión fiscal de impuestos, e introducción ilegal de aeronaves con valor superior a los 10 millones de dólares, fueron algunos de los cargos que se valió el Gobierno Federal, la mañana del 10 de enero de 1989, para detener en un mega operativo, al poderoso líder petrolero Joaquín Hernández Galicia. Todo esto, quedó plasmado en medio de una senda lucha—desde la campaña presidencial—entre el entonces dirigente, y el presidente en turno, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).

Imagen: La Silla Rota

“El Quinazo”—como se bautizó dicho episodio—tuvo que llevarse a cabo, en esas circunstancias por dos razones: la primera, legitimar el arribo escandaloso de Salinas a la presidencia, la segunda, para deshacerse de un oponente a la implantación del modelo neoliberal, en Petróleos Mexicanos (PEMEX), una de las paraestatales más importantes del país.

Esto nos lleva a una conclusión relevante: acabar con un personaje no es sinónimo de combate a la corrupción, es simplemente un mensaje.

Recurro a este pasaje de la historia, para entender con claridad las profundas diferencias en la caída de ambas figuras sindicales. Andrés Manuel no va a dar un manotazo presidencial para detenerlo, serán las instituciones encargadas de cumplir con su trabajo, y presentarlo a la justicia. Es decir, AMLO no necesita recurrir a viejas y burdas prácticas para deshacerse de obstáculos, para eso se encuentra una maquinaria política bien operada.

¿Qué ha sido de Romero Deschamps desde que inicio hace un mes la limpieza de PEMEX?

A partir del diez de enero, disidentes del S.T.P.R.M. (Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana) clausuraron de forma simbólica las instalaciones centrales del sindicato, en la Ciudad de México. A partir de ese momento, una oleada de acciones legales contra Carlos Romero, se han suscitado. Orillándolo a blindarse mediante un amparo, contra cualquier acción promovida por parte del fuero federal o común, desde el día once del mes pasado.

Los señalamientos y denuncias penales no son nuevas, ya desde 2004, a raíz del Pemexgate (financiamiento con recursos de la dependencia federal para la campaña priista de Francisco Labastida Ochoa), ha sido denunciado por múltiples ilícitos en diversas ocasiones. En el marco de la depuración total de PEMEX, las acusaciones salen a relucir, para alimentar el caldo de cultivo mediático.

Mismo que atrajo los reflectores—todavía más—desde la semana pasada, cuando se amplió una denuncia presentada hace tres años ante la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), por parte de la agrupación Movimiento Petroleros Activos en Evolución, acusando a Deschamps de enriquecimiento ilícito, por 150 millones de dólares, defraudación fiscal, lavado de dinero y el despojo de propiedades al S.T.P.R.M.

Muchas denuncias y nulas acciones, son el marco de impunidad bajo el cual las diferentes administraciones pasadas, han dado respuesta al caso Deschamps. Tal ilegalidad, no habría sido posible sin la cobertura que el fuero político brindó al poderoso dirigente, mientras ocupó cargos de representación popular a través de los años.

Escurridizo ante los medios de comunicación, el jefe máximo de los jeques petroleros, pocas veces responde a las acusaciones que pesan sobre él. En el último mes, solamente dos acciones fueron ejecutadas para minimizar el ataque; un irónico desplegado de apoyo, al presidente en favor del saneamiento a PEMEX. Y, una incómoda entrevista, desde un restaurante del Centro Histórico de la capital, al periodista Enrique Hernández del Sol de México, ante el que afirmó: “El sindicato le da paz a una empresa como Pemex”.

El principio del fin de Carlos Antonio Romero Deschamps inicio el mes pasado, su caída, todavía no tiene fecha de ejecución. Lo cierto, es que AMLO no hará de su ocaso un Quinazo. Necesariamente, las instituciones de la cuarta transformación deben contribuir a desmantelar la red de corrupción, nepotismo e impunidad, que mantienen a PEMEX sumido en la anquilosada estructura de una cleptocracia política.

Raúl González

Comentócrata, amante de la historia, bibliófilo por vocación, universitario por decisión.