Opinión

¿Tiene sentido hablar de “izquierda” y “derecha”?


miguelmg28

9 febrero, 2019 @ 1:57 pm

¿Tiene sentido hablar de “izquierda” y “derecha”?

@miguelmg28

En días recientes, en el programa de radio del periodista y escritor mexicano, Julio Hernández López “Astillero”, se llevó a cabo un debate entre el doctor en sociología y derecho, John Ackerman, y el analista político Hernán Gómez Bruera. El debate entre ambos personajes se venía cocinando días anteriores a través de Twitter; ambos mantuvieron una serie de discusiones con relación a algunos artículos que escribió Hernán criticando el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, donde cuestionaba la llamada “Cuarta transformación”. Además, ofreció declaraciones donde apoya el derrumbe del gobierno de Nicolás Maduro. Según lo dicho por John Ackerman, estas declaraciones sólo sirven para hacerle el juego sucio a la derecha mexicana. A partir de esta confrontación entre ambos puntos de vista, Julio Astillero los invitó a realizar un debate de manera más formal en su programa.

Los temas centrales del debate giraron en torno a lo que es “ser de izquierda”, el tema venezolano y la intervención estadounidense, entre otros ejes temáticos que se encuentran actualmente en la agenda política internacional. Por otro lado, hubo una discusión muy fuerte entre ambos opinadores sobre el papel de la izquierda hoy en día. Sin duda alguna, el debate ofreció mucho material para reflexionar, pues se entretejió una disputa en relación a que, para John Ackerman, Hernán no representa a la izquierda mexicana lopezobradorista, por más que éste se autodenomine simpatizante de la izquierda. A raíz de esto, es interesante reflexionar sobre lo que significa hoy ser de izquierda cuando, en el terreno geopolítico latinoamericano, la derecha pareciera ganar terreno cada vez con mayor fuerza.

En el espacio de cualquier discusión medianamente política, es posible encontrar una infinidad de autores que hayan trabajado el tema de la izquierda desde distintas interpretaciones y bajo disímiles ópticas. Un gran número de autores marxistas o no marxistas han dedicado mucha tinta a definir qué es ser de izquierda y cuál es su papel en términos de gobernanza, sin embargo, el tema también se presta para el estudio de quienes se hacen llamar libertarios, de derecha, apartidistas, etc. Así pues, el tema sobre lo que es ser de izquierda y qué es lo que ésta defiende, puede ser abordado desde cualquier postura ideológica, dado que los académicos y en general el trabajo que se elabora en las universidades, tienen en común entender el mundo político dividido en dos visiones:  izquierda y derecha. Por supuesto que, dentro de esta dicotomía, existen matices, es decir, también se puede hablar de posturas de centro, libertarias, neoliberales, etc.

Tanto las izquierdas como las derechas tienen su lado radical o extremista. Así, es habitual encontrarse con que la izquierda más radical o ultra en México–concepto –muy utilizado por Hernán–, se encuentra abanderado por el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional). Asimismo, las posturas de derecha pudieran tener su lado más radical: el neoliberalismo o las ideas que defienden el libre mercado. Nuevamente existen matices, ya que un aspecto es la ideología que cualquier persona en el mundo mantenga y otro aspecto muy diferente es lo que predique día a día con sus acciones. Coincido con el profesor Ackerman cuando se refiere a aquellos autores que, de manera despectiva, hablan de una izquierda buena y una izquierda mala, es decir, una verdadera izquierda y una postura regular de izquierda. Lo cierto es que se enarbola la bandera de izquierdista porque se cree en un mundo más igualitario, un mundo donde las condiciones sociales y económicas sean más justas para todos.

La postura de izquierda, ya sea radical, extremista, de centro izquierda, o izquierda partidista, todas pueden coincidir en que el sistema económico que domina actualmente en México ya no se sostiene más. Además, una izquierda hoy en México pudiera adoptar las características de partidista o institucional, dado que es sólo a través de estos mecanismos que una nueva forma de gobierno y de gobernar es posible. Contrariamente a lo que pudieran pensar algunos sectores de la izquierda, la vía revolucionaria pareciera no ser más la solución, además que el levantamiento en armas para una transformación radical del gobierno no es una posibilidad que esté considerada. En este sentido, el ser de izquierda hoy define cómo se piensa el mundo y hacia donde se desea encaminarlo. Evidentemente no es una tarea sencilla la modificación del sistema económico que domina actualmente, pero, quién no lo quisiera así cuando, como escribió Lorenzo Meyer en su columna de El universal, “el 82% de la riqueza generada en el mundo el año pasado fue a parar a manos del 1% más opulento de la población mientras que el 50% más pobre permaneció como ya estaba”.

Sin duda estos datos son alarmantes, preocupan y sirven para reflexionar qué es lo que pasa actualmente con el mundo. ¿Cómo puede explicarse, de manera sensata, que exista tanta pobreza en el mundo, además de condiciones sociales deplorables? Individuos que no tienen para estudiar, un techo o ni siquiera comer. Cómo se le puede explicar a alguien que la riqueza producida de todo el mundo esté concentrada en muy pocas manos y cuya preocupación máxima es la acumulación sin medida de más y más dinero. Es por esta razón que la discusión de qué es una izquierda moderada y una verdadera izquierda pierde todo sentido cuando se voltea a ver los niveles de pobreza en los que se encuentra sumergido México y gran parte del mundo.

La tarea de la izquierda no debería centrarse en encontrar la definición más pura y real, sino en sumar esfuerzos para intentar, al menos en algunos aspectos, modificar el sistema económico en uno que permita a cualquier persona ser libre para elegir qué comer cada día, qué vestir, a dónde viajar, en dónde comer, etc. La tarea no es ubicar al autor más leído o estudiado para tomar como estandarte de lo que es verdaderamente ser de izquierda, ya que todo se vuelve superficial cuando en la calle hay miles de individuos pidiendo una moneda para comer. Y esta tarea no es solamente de la izquierda, sino también para quienes, orgullosamente, se hacen llamar de derecha, libertarios o neoliberales. En algún programa televisivo, Hernán Gómez mencionó muy acertadamente que es muy cómodo criticar los programas sociales del gobierno cuando se tiene el estomago lleno. Con esto quiero decir que es muy cínico por parte de algunas personas criticar el gobierno venezolano, querer dar cátedra sobre lo que es ser democrático, pero ignorar los verdaderos problemas que existen a nivel local. Reformulando la idea, hoy la preocupación máxima está enfocada en si el gobierno del “dictador”Maduro caerá o no, pero pareciera no ser cuestionable el que exista tanta riqueza concentrada en muy pocas manos, específicamente en el 1%. Por ello, las discusiones tanto en la izquierda como en la derecha, en cualquier de sus facetas, debería elevarse y unir esfuerzos a causas comunes, aquellas causas que verdaderamente aquejan al país y al mundo.

Licenciado en Psicología Social y estudiante de Ciencia Política. Ambos por la UAM Iztapalapa.