Gato con Lentes

De “Lord” a “Servidor”: batalla moral obligatoria

Raciel Rivas


13 diciembre, 2018 @ 5:07 pm

De “Lord” a “Servidor”: batalla moral obligatoria

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”

Montesquieu

La palabra minister proviene del latín y se traduce como servidor; en inglés puede traducirse en dos sentidos, a saber, como “servant” o como “helper”. El sustantivo ministro tiene su origen en la raíz “minus” es decir “menos”, “menor” o “mínimo”. Por su parte la palabra inglesa “Lord” deriva del inglés antiguo hlaf-weard que se traduce como loaf-guardian, es decir “guardián del pan”.

Nuestros “Ministros” mexicanos han vivido durante décadas en la contradicción, es decir, como “Lores” más nunca como lo que la palabra originalmente significa. En efecto, como “Lores” por ser guardianes de los privilegios exclusivos de “su casa”: La Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y como lo hemos visto millones de mexicanas y mexicanos en los últimos días, nuestros “Ministros” son también guardianes de “su pan”, esto es, su exclusivo salario que es todo menos “mínimo”.

Más parece que los ministros, jueces y secuaces privilegiados de las opulentas dádivas a las que han estado acostumbrados no conocen nada de las reglas lógicas que llevan al principio de contradicción. Todavía más, desconocen por igual los momentos históricos y, por tanto, el fin simbólico por el que han sido nombrados: servir a la nación en pro del mayor beneficio común.

Esta mañana el Presidente de la República en conferencia de prensa recordó un pasaje de la historia de nuestro país en la que el presidente Benito Juárez establece un decreto en el que se establece el ajuste de ingresos a su persona dada la “imperiosa necesidad” de la época. El decreto presidencial  publicado el 6 de abril de 1861 lo reproduce el “Ministro” de Estado Francisco Zarco, encargado del Despacho de Relaciones Exteriores y Gobernación:

“Sabed que considerando la necesidad imperiosa de introducir en los gastos públicos, economías que faciliten la reorganización del erario, he tenido a bien decretar lo siguiente: Artículo único.- La asignación anual de treinta y seis mil pesos que ha disfrutado el presidente de la república se reduce a treinta mil. Por tanto, mando se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento”.

Por su parte el barón de Montesquieu en su obra El espíritu de las leyes –a quien se le atribuye nada menos que la creación de la teoría política de la <<separación de los poderes>> expresaba a modo de decreto lo siguiente:  “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa”. (El Economista) Y en un país donde 43.3 millones de mexicanos y mexicanas ganan al mes un “máximo” (nótese: máximo, no mínimo) un total de $13, 254 pesos al mes; y en donde los Señores Ministros ganan un “mínimo” (nótese: no los $600,000 pesos que se pensaban) sino “solamente” $578,000 pesos mensuales, la reflexión de Montesquieu es un poco más que acertada. Por tanto, la polémica reciente por la modificación a la denominada Ley de Remuneraciones, si seguimos a Montesquieu, no es justa solamente por ser ley.

No obstante, la iniciativa del Poder Legislativo para la modificación de dicha “ley”, fue suspendida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El tema no se detiene ahí: ministros y magistrados se han reunido para protestar por la “injusticia” que según ellos padecen; no quieren equilibrarse a la “honrosa medianía” -retomando a Juárez- que el actual Poder Ejecutivo promueve; el Ministro Luis María Aguilar Morales incluso amenaza con el supuesto de que si los salarios se les reducen a nuestros “Ministros” la “vara de la justicia” se puede “doblar”.

Queda claro, entonces, que ajustar la llamada Ley de remuneraciones  no solo es una “necesidad imperiosa” dadas las circunstancias mexicanas salariales expuestas, sino una “necesidad racional” si queremos entender “la ley”, ya ni siquiera desde la <<razón ilustrada>> del Barón de Montesquieu, sino desde lo más básico que predicaba el filósofo René Descartes: el más común de los sentidos, es decir,  el <<sentido común>>.

Ahora bien, no solo es Poder Ejecutivo quien quiere que se ajusten los salarios del Poder Judicial, es el Poder Legislativo elegido por más de 30 millones de mexicanas y mexicanos en las pasadas elecciones del 1ro de Julio. Y si entendemos del <<equilibrio de poderes>> que Montesquieu nos heredó, entre el amparo de un centenar de magistrados y ministros del Poder Judicial, y la impugnación del Poder Legislativo que representa a los 45 millones de asalariados que ganan con esfuerzos en un año lo que aquellos ganan en un mes de trabajo, creo que podemos entender por <<sentido común>> un desajuste de los poderes. ¿No es acaso el abuso del poder la semilla de la tiranía? El Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo sin problema han reducido sus salarios en un acto de empatía y consideración con las circunstancias económicas mexicanas. Al contrario el Poder Judicial se resiste, no quieren servir en la ya dicha “honrosa medianía”, no están dispuestos a dejar sus privilegios, a dejar de ser los Lores de su Suprema Casa. No han entendido la “necesidad imperiosa” de dejar de ser Lord para ser Servidor de la nación. ¿Será que triunfe El espíritu de las leyes? ¿Será que se anteponga la racionalidad política del bien común frente al instinto personalista de unos cuantos? Ya la historia nos lo dirá.

 

Raciel Rivas

4 de marzo, 1990. Tehuantepec, Oaxaca. Estudiante de posgrado en Filosofía Política y Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM.