Gato con Lentes

F C E: La memoria levantó una fortaleza

Leopoldo Lezama


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22 noviembre, 2018 @ 7:55 am

F C E: La memoria levantó una fortaleza

El alma piensa, se detiene, se observa, quiere armar anaqueles para ordenar sus obsesiones, concibe la muralla que hará frente al torrencial paso de las eras. Entonces la historia se recobra, la memoria crea una resistencia contra el tiempo, pues como pensaba Gastón Bachelard: “¿Qué sería una resistencia si no tuviera una persistencia, una profundidad sustancial, la propia profundidad de la materia?” La raíz levanta un árbol, un templo, una casa grande donde el pensamiento se ha propuesto construir un escenario para el curso de los siglos.

Y esto ha hecho el Fondo de Cultura Económica a lo largo de casi nueve décadas: ha detenido el tiempo para ubicar los instantes en que se ha ido formando el perfil del hombre contemporáneo. La revisión crítica de la historia, el análisis del pensamiento filosófico, la investigación y el rescate de las culturas antiguas, la elaboración de estudios sobre el comportamiento de las sociedades, la divulgación de admirables obras literarias, son tareas que esta casa ha realizado. Ha reunido con criterio impecable las diversas manifestaciones de una comunidad creativa, ha abierto el aula universitaria para los lectores en castellano, ha sido la academia que por décadas viene diseñando el coloso imaginario de México y la América hispana. Breviarios es una de las mejores colecciones que ofrecen un amplio panorama de la cultura universal; la Gaceta es una de las más notables publicaciones periódicas nacionales; Letras Mexicanas ha publicado varias de nuestras obras mayores; aquí están los libros de nuestros grandes poetas: Velarde, Paz, Villaurrutia, Owen, Cuesta, González Martínez, Bonifaz Nuño, Huerta, Montes de Oca, Segovia, Pacheco, Gorostiza; aquí Alfonso Reyes dejó una de las obras capitales del siglo xx, Arreola instauró una manera de hacer cuento con su Confabulario, y en algún momento de septiembre de 1954, Juan Rulfo entró a la oficina de Alí Chumacero con 127 cuartillas mecanografiadas de una de las novelas más bellas escritas en castellano: Pedro Páramo.

Al tiempo de abrir un espacio donde se expusiera el espíritu nacional y americano, el Fondo de Cultura logró lo que imaginaron los pensadores ateneístas y los poetas del grupo Contemporáneos: la creación de un gran canal que trajera las manifestaciones más importantes de Europa. De esta forma, a las primeras traducciones de libros de economía hechas por Antonio Castro Leal, Salvador Novo y Alfonso Reyes, el proyecto editorial se extendió hacia muchas otras áreas del quehacer intelectual. Entonces (sólo hay que recordar los espléndidos trabajos de hombres como Samuel Ramos, José Gaos, Manuel Sánchez Sarto y Wenceslao Roces), en el Fondo de Cultura se hicieron magníficas traducciones de Marx, Hobbes, Weber, Russell, Foucault, Fromm, Piaget, Heidegger, Canetti, Bobbio, Berlin, Habermas, Todorov, Ricoeaur, Steiner, Bachelard, Bajtin, LéviStrauss, entre muchos otros.

De esta manera, lo que en un principio comenzó como un surtidor de libros para la antigua Escuela Nacional de Economía, creado, entre otros, por Daniel Cosío Villegas, pronto se transformó en un enorme organismo desde el cual, y hasta la fecha, ha adquirido forma el torrente intelectual del último siglo. Mediante el cultivo de la sociología, la pedagogía, la economía, la antropología, la literatura, la ciencia política, la filosofía, la historia del arte, el Fondo de Cultura Económica le ha dado un digno cauce al pensamiento contemporáneo. Si ha habido durante el siglo XX y lo que va del presente alguna expresión del alto espíritu, ésa ha sido reflejada e el Fondo de Cultura, el lugar donde la inteligencia, la sensibilidad y el ansia de integración ha vuelto tangible el carácter de la cultura universal.

La raíz crece, se bifurca, las eras detenidas se esclarecen, brindan sus más brillantes resúmenes: el puente colgante que va del tratado a la teoría, del análisis al verso. Los siglos corren, el intelecto se vierte sobre materia fija, y el Fondo de Cultura Económica es ese viejo maestro que ha labrado zonas fértiles para el pensamiento. El alma imagina, formula una marea para saciar la sensación de vastedad, el infinito percibido como una planicie transitable. Entonces el tiempo se detiene, reposa, visualiza tierras a lo lejos… la memoria levantó una fortaleza. No hay en nuestra lengua una casa editorial donde el alto pensamiento haya construido tan magistralmente la imagen fiel de nuestra cultura, y donde haya quedado, tan claramente definido, el registro de una civilización que se construye.

Algunos títulos publicados por el Fondo de Cultura

El ser y el tiempo, Martin Heidegger, trad. José Gaos, 1951.

El Capital, Karl Marx, trad, Wenceslao Roces, 1946.

Pedro Páramo, Juan Rulfo, 1955.

Pensamiento y poesía, de María Zambrano, 1939.

Leviatán, Thomas Hobbes, 1940.

Economía y sociedad, Max Weber, 1944.

La poética del espacio, Gaston Bachelard, 1957.

Historia de la locura en la época clásica, Michel Foucault, 1967.

La invención de América, Edmundo O’Gorman, 1958.

Confabulario, Juan José Arreola, 1953.

Imagen: el Sol de México
Leopoldo Lezama

Editor y ensayista. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Ha colaborado en diversos medios nacionales y extranjeros como Confabulario, Letralia, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Sinembargo y Consideraciones. Actualmente dirige la revista electrónica Máquina.