¿Por qué voy a votar por AMLO?
Carlos Bauer
Un amigo que no simpatiza con él me pidió mis razones para votar por Andrés Manuel López Obrador. No pretendo ser neutral, simpatizo con AMLO desde antes del Desafuero. No milito en Morena, ni espero un hueso de nadie. Tampoco soy ciego: me sacan ronchas montón de cosas que ha hecho, y todavía más casi toda la gente de la que se ha rodeado.
Pero los demás candidatos son impresentables. Aunque no hubiera nada bueno que decir de Andrés Manuel, hay una lista interminable de razones para no votar por los demás. De hecho, cada uno de ellos debería estar en la cárcel y no en la boleta electoral. Por suerte sí hay algunas cosas buenas que decir de AMLO. Ahí van.
Porque cualquiera sea la motivación que lo ha mantenido en la política durante más de cuatro décadas, en todo este tiempo no se ha presentado una sola prueba de que sea el afán de riqueza. Nada. Pese a que por más de catorce años todos los medios de comunicación –con dos excepciones– le han sido abiertamente hostiles, nadie le encontró una señal de enriquecimiento.
Porque es el único candidato que no tiene escándalos de corrupción propia.
Porque incluso si Meade no tiene escándalos personales, ha formado parte de los tres últimos gobiernos. Sus promesas son palabras vacías porque ya estuvo en el poder y no hizo nada por cumplirlas. Y esto cuenta de manera muy particular en el tema de la corrupción.
Porque siendo personalmente conservador, entiende que no debe imponer sus convicciones. El partido que fundó es el único que cuenta con una Secretaría de la Diversidad Sexual.
Porque dicen que está enfermo de poder, pero pudiendo ser senador, diputado, o alcalde, no ha ocupado un solo cargo los últimos doce años.
Porque su gobierno ha sido el menos represivo con los movimientos sociales en toda la historia de la ciudad, y probablemente de la nación.
Porque es el único que ha ofrecido buscar alternativas al baño de sangre en que está ahogado nuestro país. Porque Calderón llamó “daños colaterales” a las víctimas de su guerra. Porque Peña Nieto les dijo “ya supérenlo” a los padres de 43 desaparecidos. Porque Anaya, Meade y Margarita prometen hacer exactamente lo mismo. Porque el Bronco ni siquiera habla del tema.
Porque es el único con el que sabemos a qué atenernos. AMLO ya presentó a su gabinete, sabemos qué personas lo van a acompañar. Lo ha hecho en cada ocasión que contendió por la Presidencia. Si ningún otro candidato lo hace, es porque saben que la gente con la que van a trabajar es impresentable.
Porque es el único que nos dice cuál es su propuesta. Se llama Proyecto Alternativo de Nación, es un libro completo que explica la visión de su movimiento, fue elaborado por un grupo de expertos afines, y se encuentra disponible en línea. Y ha hecho lo mismo cada seis años.
Porque se inscribe en una de las poquísimas tradiciones saludables del México postrevolucionario: la política exterior basada en los principios de autodeterminación y no intervención.
Porque pese a todos sus errores e incongruencias, los dieciocho años de guerra sucia por parte de quienes saquean al país demuestran que sí hay una diferencia entre él y el resto. ¿O alguien es capaz de sostener que el Consejo Coordinador Empresarial, Vicente Fox, Diego Fernández de Cevallos hablan por el bien de México?
Porque cuidó el Metro. No, no construyó ninguna línea ni amplió las existentes: hacer eso requiere expropiar tantos predios que sólo puede avanzar con el apoyo completo del Gobierno Federal, y a AMLO el Gobierno Federal no sólo no lo apoyó, sino que intentó encarcelarlo. Pero cualquiera que haya usado el STC durante los últimos tres sexenios sabe que hace doce años se encontraba en condiciones incomparablemente mejores.
Porque recorre todo el país sin guaruras.
Porque me cae bien.
Porque es el único que no se ve fuera de lugar comiendo barbacoa en la calle.
Porque es el que menos les gusta a los banqueros.
Porque es el que menos le gusta a El País.
Porque Krauze lo odia de manera visceral.
Porque me da asco decirle CDMX al Distrito Federal.
