México: trasiego de sueños y pesadillas migrantes
Columna: Cronotopos
Del 100% de inmigrantes que no logró ingresar a territorio norteamericano en 2016, 94% fue deportado, el resto fijó su residencia en suelo mexicano. Sin embargo, la interrogante prevalece, ¿cómo subsisten económicamente los indocumentados en el país?
Basta un viaje en transporte público por la Ciudad de México, para escuchar historias de centroamericanos en busca de una moneda o alimento, su objetivo es claro: sobrevivir día a día. Para los que no mendigan o realizan alguna otra actividad lícita, las puertas de la delincuencia se encuentran permanentemente abiertas.
El riesgo es latente aunque no por ello todos delinquen. Es más, algunas de las bandas que operan en la ciudad son comandadas por brasileños, venezolanos y colombianos. Bajo una premisa muy clara: delinquir fácilmente.
Dicho de otro modo, los centroamericanos que intentan cruzar la frontera de Estados Unidos y, fracasan en el intento, rara vez han sido señalados en actividades delictivas. Por otra parte, ha sido ampliamente probada la participación de sudamericanos en organizaciones criminales.
Es decir, ¿asistiremos a una variante geográfica decisiva en el comportamiento de extranjeros en nuestro país? O simplemente ¿estamos frente a un problema de inseguridad en donde no importa nacionalidad alguna?, Descubrámoslo.
Recientemente la Secretaría de Seguridad Pública detuvo a seis personas que se dedicaban a asaltar transeúntes en zonas turísticas (según las autoridades, existen al menos 5 bandas criminales distribuidas en zonas cómo Coyoacán, Polanco, Centro y el corredor Roma-Condesa) de la ciudad.
El operar de estas células delictivas es peculiar; distraen a la víctima bajo cualquier pretexto (pedir la hora o iniciar una discusión) para sustraer sus pertenencias, distribuyéndolas a más miembros de la banda, escapando sorpresivamente. Además de peculiar, el modelo es importado y ejecutado por sudamericanos.
Entre junio y julio del año pasado 46 extranjeros fueron detenidos por robo a casa habitación, según informaba José Gil García, titular de inteligencia e información policial de la SSP de la CDMX. Sus miembros eran peruanos, venezolanos y colombianos que robaban casas de lujo en Polanco, Santa Fe y Bosques de las Lomas. Mediante técnicas de “parkour” (escalando, saltando y brincando entre los domicilios).
A inicios del año, fue desarticulada la célula conocida como “Oro Sena”, integrada por tres colombianos dedicados al robo de cuentahabientes en las inmediaciones de la CDMX. “Oro Sena” operaba en el país desde 2015.
Un caso más; en noviembre de 2017, el Estado de México se vio asolado por 15 organizaciones delictivas, integradas por colombianos y venezolanos los cuales se dedicaban a clonar tarjetas de crédito, asaltar cajeros automáticos y robar casas habitación. Su modus operandi destacaba por mimetizarse en zonas residenciales, para después robar en la zona. Huixquilucan, Naucalpan,
Tlalnepantla, Atizapán, Tultitlán y Ecatepec son algunas de las regiones afectadas. Destacando su cobertura en exclusivos fraccionamientos residenciales, según informes de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
En aras de no caer en un maniqueísmo geográfico, hay que dejar en claro que no todos los residentes centroamericanos o sudamericanos realizan actividades criminales, pero también cabe recordar que la serie de hechos citados en líneas anteriores no pueden ser considerados como aislados, o inconexos con la situación migratoria.
La ubicación estratégica de México es un arma de doble filo; genera acuerdos, alianzas y tratados comerciales, como punto de encuentro con más naciones. Por otro lado, convierte al país en un puente entre países emergentes y el “sueño americano”.
El flujo de inmigrantes que cruzan la nación anualmente, se convirtió en un factor de riesgo. Demográfica, social y económicamente representan una alarma, puesto que recuerdan las deficiencias de sus países, sin dejar de señalar las carencias y omisiones en México para intentar revertir la problemática.
Lo anterior ha dado pie a la llegada de más inmigrantes, que no buscan ingresar a Estados Unidos, sino que planean sacar un botín personal, aprovechando las deficiencias en seguridad, como vimos anteriormente.
Pese a todo, estoy totalmente convencido de que son más los cubanos, haitianos, chilenos, hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, colombianos, venezolanos etc., con ganas de trabajar, mejorar, servir y progresar en nuestro país.
A diferencia de países cerrados, México ha sido, es, y seguirá siendo abierto a todo el mundo. Virtud para algunos, debilidad para otros, nuestra nación es la prueba fiel de historia, cultura, respeto y pluralidad internacional. Es tarea de los mexicanos defender sus valores, respetar las naciones vecinas, y generar las condiciones de armonía para el libre tránsito de todos los latinoamericanos.
Bien lo decía Simón Bolívar:
“La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino inexorable decreto del destino”.