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Resistencias locales, utopías globales: una publicación necesaria

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14 julio, 2015 @ 1:27 pm

Resistencias locales, utopías globales: una publicación necesaria

Gustavo Rojas García

Romero, Raúl, Solís, Octavio, (Coords.), (2015), Resistencias locales, Utopías globales, STUNAM-Yod Estudio, México.

La implementación violenta del proyecto neoliberal a escala global ha transformado las figuraciones socio históricas dentro de las cuales reproducimos cotidianamente nuestra existencia. El acumulado de consecuencias nefastas, buscadas y no buscadas, de más de tres décadas neoliberales ha generado nuevos agravios y amplificado los ya existentes a todo lo largo y ancho del mundo.

Frente a ello, han surgido una amplia gama de resistencias y movimientos sociales que buscan generar alternativas para la transformación del mundo en el que vivimos. RESISTENCIAS LOCALES, UTOPÍAS GLOBALES, libro editado por el Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM), y coordinado por Raúl Romero y Octavio Solís-, compila una serie de textos- reflexiones teóricas, reportajes y testimonios- que permiten dar cuenta de algunas de las respuestas que grupos más o menos organizados han dado a las transformaciones neoliberales. En él se recuperan las experiencias de los movimientos del pase libre en Brasil, de los indignados en España, del Occupy Wall Street en EUA, de los movimientos de victimas en Colombia y del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el #YoSoy132 en México.

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Imagen: portada del libro www.revistaconsideraciones.com

Se trata de distintos acercamientos, analíticamente diversos, de personas que participaron o acompañaron cercanamente a los movimientos en cuestión. Todos los capítulos son textos que combinan hábilmente el análisis teórico con la experiencia personal, permitiendo reconstruir una narrativa coherente de lo que fueron los movimientos, del contexto en el que surgieron, de la imagen del mundo y de si mismos que generaron; de su desenlace, de sus logros y errores. Todo ello permite comprender internamente a los movimientos, al tiempo que presentar un balance crítico de sus estrategias y consecuencias.

Además, el libro permite realizar un sugerente análisis comparativo tanto de los movimientos sociales como de los contextos en los que surgen. Las similitudes y continuidades, así como las particularidades y rupturas, constituyen una visión de conjunto que da cuenta de la figuración socio histórica neoliberal. Una figuración en la que cotidianamente se enfrentan las consecuencias de un modelo civilizatorio inhumano y brutal con las resistencias que emprenden agentes capaces de disputar el rumbo de la historia.

 

Algunos aportes centrales

Resistencias locales, utopías globales permite ver ciertas tendencias en los movimientos sociales que se enfrentan al neoliberalismo. Por un lado tenemos la aparición de movimientos de masas que desbordan los modelos tradicionales de la lucha política. Se tratan de movimientos que enarbolan la diversidad como bandera, que surgen espontáneamente, carecen de una dirigencia o una estructura organizativa fuerte e interpelan a amplios y heterogéneos sectores de la sociedad.

Estas características, que generan una ideología difusa y contradictoria, que dificultan la construcción de alianzas y la concentración de fuerzas en estrategias específicas son características que los movimientos de este tipo enarbolan. Se trata de un replanteamiento de lo que es la política, de sus formas y fines, de su carácter ontológico. No son claras aun las potencialidades de este tipo de movilización, ni siquiera para los mismos movimientos. De lo que no cabe duda es que se trata de una apuesta política de una masividad sorprendente, y de un gran reto a los modelos clásicos de hacer política.

Por otro lado, aparecen los movimientos cuyo sujeto político irrumpe por primera vez en la historia. Se trata de los movimientos de víctimas de la violencia, estructural y de Estado. Tanto en el caso mexicano como en el colombiano, los movimientos de víctimas han transformado la concepción hegemónica y naturalizante de la violencia, volviéndola un tema central del debate político y señalando al Estado como el elemento central de su reproducción. La agenda de los derechos de las víctimas lleva implícita una transformación profunda de la naturaleza del Estado.

Habría que señalar como excepción a esta apresurada tipología el caso de los estudiantes chilenos. Se trata de un actor histórico de la realidad chilena, con estructuras organizativas de larga data. Lo que resulta interesante es cómo este movimiento, cuyo grado de reflexividad le permite localizar mucho más claramente su antagonismo con el modelo neoliberal, logra tener una aceptación masiva en una sociedad chilena que reciente cotidianamente los estragos del modelo.

Por otro lado, Resistencias locales, utopías globales arroja una radiografía de algunos de los principales problemas estructurales de la figuración neoliberal. Independientemente del grado de reflexividad que tengan los movimientos sociales sobre las causas de los agravios que los originan, la regularidad de los mismos permite entender más ampliamente el mundo en el que vivimos. El desempleo estructural, producto la transición hacia un modelo productivo toyotista, del cambio en la composición orgánica del capital y, más en general, de la imposición del libre mercado neoliberal, es una constante en todos los movimientos analizados. Lo mismo pasa con los recortes al gasto social como política ante las crisis generadas por el capitalismo financiero. Los problemas de impunidad y corrupción, que todos los movimientos combaten, parecen estar vinculados a los poderes fácticos y ser consustanciales al sistema.

Los problemas de vivienda, y más en general del modelo de urbanización, aparecen tanto en España como en Estados Unidos y Brasil. El endeudamiento de los estudiantes, así como la exclusión masiva de la educación superior, ambas consecuencias de la mercantilización del derecho a la educación, no sólo es el motor de la indignación chilena, si no que condición de posibilidad del movimiento de los indignados y del Occupy Wall Street. El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, así como el movimiento de víctimas colombiano, ponen de manifiesto la relación entre la violencia, el modelo de seguridad policiaco, el control territorial y la acumulación por despojo.

Por último, resulta interesante resaltar cómo todos estos movimientos se inscriben en una compleja dialéctica, que en muchos casos no logra resolverse, entre la lucha antisistémica y las demandas al Estado. En muchos casos, como los movimientos de víctimas o el movimiento estudiantil chileno, esto no puede ser confundido con una falta de claridad política. Pareciera más bien una concepción novedosa de las vías para la transformación social, una vía que reconoce la necesidad de ir transformando los mecanismos de reproducción social, en los cuales el Estado juega un papel central.

Paralelamente, todos los movimientos analizados reconocen la importancia de la disputa ideológica. Ya sea a través de la exigencia de verdad y justicia, de la necesidad de un cambio en la cultura política, o disputando el contenido de conceptos centrales como el de democracia, la dimensión ideológica del movimiento aparece como un elemento central. Sin embargo, los movimientos, en mayor o menor medida, carecen de un debate profundo sobre los mecanismos sociales de reproducción ideológica, señalando, en el mejor de los casos, exclusivamente a los medios de comunicación.

Una publicación necesaria

Vivimos en un mundo en el cual una publicación con estas características se vuelve necesaria por varias razones. En primer lugar, constituye un puente fundamental entre la reflexión académica y el conocimiento generado en el seno de los movimientos sociales. Este puente es central para consolidar mecanismos de dialogo permanente que permitan fortalecer la comprensión de los movimientos sociales y los fenómenos de acción colectiva y, simultáneamente, enriquecer las lecturas criticas de la realidad que guían la acción de los movimientos sociales.

En segundo lugar, publicaciones de este tipo constituyen un lugar de disputa por la memoria histórica de lo que fueron los movimientos. En tiempos donde la criminalización de la protesta social, o su incorporación a la narrativa hegemónica, acecha tanto a los movimientos en curso como a los referentes históricos, se vuelven indispensables este tipo de espacios de enunciación para visibilizar lo que el movimiento fue para sus integrantes. Es un mecanismo fundamental para socializar la experiencia del movimiento.

Por último, son espacios de memoria colectiva. Los movimientos sociales suelen tener dificultades para objetivar sus aprendizajes y, por tanto, trasmitirlo a otros movimientos. La acumulación de conocimientos, experiencias y reflexiones es central para la maduración política tanto de los movimientos como de las sociedades que les dan origen. Mantener vivos los debates centrales de un movimiento es mantenerlo vivo.

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