De Norte a Sur

Ellos y nosotros: la decisión de anular


unogermango

7 junio, 2015 @ 11:54 am

Ellos y nosotros: la decisión de anular

@unogermango

Hace un par de semanas, en la colonia Condesa, el tráfico era más pesado de lo cotidiano en una zona donde lo habitual es el estoicismo contra el tránsito denso. Después de mucho tiempo avanzando centímetros por hora, todos los conductores nos pudimos enterar que esto lo provocaba una grúa que colocaba pendones del Partido Acción Nacional en los postes y árboles, a las 12 del día, en el momento en que los autos son conducidos histéricamente en dirección a la escuela de los hijos. La forma de cerrar era mediante unas vallas improvisadas: cinta amarilla amarrada en sendos triángulos señalizadores; apenas dos cuadras más adelante, una calle más estaba en las mismas condiciones, anulada para que otra grúa pudiera transitar durante horas y colocar carteles de otro partido político, por supuesto, del Partido Verde.

La peor parte del asunto es que está prohibido hacer eso. Y esa es la parte central del tema: en este país, sólo los políticos pueden quebrantar las leyes sin que les suceda nada. Absolutamente nada.

Para ejemplificar el lado contrario, podríamos tener centenares de tomos relatando casos en que la “ley” actuó contra un ciudadano con todo, todo su peso, por infracciones mínimas. Cómo olvidar que el día de la toma de poder de Enrique Peña Nieto, los policías, después de dejar que los famosísimos “encapuchados” rompieran algunas decenas de vidrieras en Avenida Juárez y en Paseo de la Reforma, se dedicaron a aprehender a cualquiera que les saliera al paso. Así, se conocieron varios casos de mirones que terminaron, de un momento a otro, encarcelados, con una deuda superior a cien mil pesos, golpeados con severidad y con un proceso judicial cuya causa era “terrorismo”.

O bien, podríamos recordar aquel documental que considero la película de terror mejor lograda en la historia del cine mexicano: Presunto culpable, cuyo protagonista era un joven al que los policías detuvieron y encarcelaron injustamente, y donde se muestra que los procesos judiciales en México son ineficientes, corruptos y no ofrecen ninguna esperanza de justicia al acusado, salvo la de pasar los menos años posibles en prisión.

México se ha vuelto peligroso en todos los sentidos. No sólo debemos cuidarnos de la delincuencia, sino de los impartidores de justicia, porque ellos no dudarán ni un segundo en aplicarnos a cualquiera de nosotros el “Estado de derecho”, a pesar de que no tengan motivo alguno para hacerlo. Pero hay un grupo de personas, un grupo mínimo, que es realmente intocable: todos aquellos que tienen un cargo público, político.imagen-boleta-elecciones-federales-2015-mexico

De todas las divisiones que este país puede tener, esa es la más evidente. Hay un Ellos y un Nosotros. Y entre todas las cosas que huelen mal en esto, es que el día de hoy, 7 de junio del 2015, Ellos nos piden a Nosotros que les demos el poder de seguir impunes, y Nosotros no sólo estamos convencidos de hacerlo, sino estamos dispuestos a pelear entre nosotros para que Ellos mantengan una forma de vida que es un verdadero sueño.

El debate que sucedió en estas semanas, previo a las elecciones, era sobre votar, no votar o anular el voto. En los últimos días, en los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, los más pobres y marginados del país, muchas organizaciones –encabezadas por los profesores de cada entidad–, decidieron que no sólo no votarían, sino que realizarían un boicot a las elecciones.

De inmediato se lanzó una embestida contra su decisión. Los medios de comunicación utilizaron todo tipo de adjetivos denostando la medida. En poco tiempo, se nos ha “demostrado” (por medio de los diarios, la radio y especialmente la televisión), que son poco más que salvajes. Infrahumanos. Traidores a la Historia. El derecho al voto ha costado demasiada sangre como para que ahora se atente contra la obligación de participar en las elecciones. Y es perturbador saber que Ellos, a quienes antes se eligió por medio de las votaciones, harán lo que sea por mantenerlas, así sea derramando más sangre. Por supuesto, la de Nosotros.

Por eso creo, aunque quizá sea un poco tarde, que deberíamos no sólo anular nuestro voto, sino buscar anular estas elecciones. Porque hemos visto cómo pasan frente a nosotros candidatos a diputados, presidentes, senadores, gobernadores, etc., prometiendo que la justicia es para todos, pero décadas después, vemos cómo cada vez más estas personas se encuentran blindadas contra cualquier acercamiento a las leyes.

Si la justicia no aplica para todos; si Ellos, ante la ley, son distintos a nosotros, ¿por qué razón debo ser yo quien les garantice la impunidad?

El voto siempre será de estas formas: comprado, coaccionado, fraudulento. O, en el mejor de los casos, se votará por el “menos peor”. Pero, hasta la fecha, no ha habido un “menos peor” que haya causado una real diferencia.

IMG_3567La llegada de cientos de policías federales, marinos y militares a los estados de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero –insisto, los más pobres de México–, es para garantizar unas “elecciones libres y pacíficas”, dicen las autoridades, pero después de enfrentamientos de que comenzó a correr la sangre, no pueden ser ya elecciones con tales adjetivos, por el contrario, son elecciones forzadas en donde, por obligatoriedad, alguien debe de ganar porque la rapiña de los políticos no se puede detener.

Mientras escribo esto, me entero de que los trabajadores del INE han sido agredidos, trabajadores como cualquiera de nosotros, que necesitan cumplir sus obligaciones. Ellos fueron enviados por los Consejeros estatales y nacionales, sabiendo que no existían condiciones de seguridad para las votaciones. Los mandaron con la certeza de que habría heridos entre la gente del INE. ¿Qué sucede? ¿Por respaldar a estas personas es que debo ejercer mi voto?

Ninguno de los candidatos representa, mínimamente, algún deseo político mío. Por el contrario, los repudio a todos. Los votaciones son obligatorias y deben llevarse a cabo porque hay muchísimo dinero y poder de por medio y la ambición de los aspirantes y partidos políticos no tiene límite. Para ellos es necesaria la elección, porque de esta forma legitiman su estancia en esa forma de vida que ninguna de Nosotros siquiera imaginamos.

Votar por algún candidato, por algún partido, es perpetuar esa enorme distancia entre Ellos y Nosotros. En este momento llegan solícitos a convocarnos al voto, pero si en algún momento decidimos que no nos gusta su forma de gobernar, de proceder y confrontamos su proceso de elección, no dudarán ni un momento en erradicarnos, porque el día de hoy somos todos una “parte esencial de la democracia”, pero a partir de las cero horas del día de mañana no importaremos, no seremos más que un número escrito a lápiz, uno que ellos puedan fácilmente borrar.

La decisión de anular el voto no ha sido sencilla, pero ninguno de los aspirantes quiere ser una autoridad de prestigio, sino una autoridad de poder. Estas elecciones se están tornando sangrientas y aún así serán legítimas, pero el cambio no está en las boletas electorales; el cambio no vendrá de los despreciables candidatos que están lastimosamente mendigando el poder. Entonces, en vista de que si quebranto la ley a mí me encierran de por vida y dejan a mi familia en la miseria, mientras que Ellos pueden pasear con toda tranquilidad siendo narcos, asesinos, violadores, pederastas, ladrones y un gigantesco etcétera, entonces no obtendrán mi voto.

Quiero lo mismo. Quiero violar la ley poder reírme en la cara del afectado, sin que esto cause algún malestar en mi patrimonio. O bien, quiero que todos los políticos sean castigados por cada uno de los delitos que han cometido a lo largo de su gestión. Quiero a Salinas de Gortari encarcelado por empobrecernos, quiero a Manuel Bartlett en prisión por hacer fraude, deseo que Ulises Ruiz pague por lo que hizo en Oaxaca, que José Murat sea juzgado por matar a un policía, a Enrique Peña Nieto preso por comprar la presidencia, a Vicente Fox tras las rejas por corrupto. Eso quiero: impunidad o aplicación de la ley para todos.

¿No obtendré ni una de esas dos cosas? Entonces pueden irse mucho al carajo todos los candidatos. Mi voto no será de nadie.

INE de Miahuatlán, Oaxaca
INE de Miahuatlán, Oaxaca
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INE, Tuxtepec, Oaxaca
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Huajuapan de León, Oaxaca
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La seguridad para las elecciones
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“Defendiendo la democracia”

 

 

 

 

Editor de contenidos en la Revista Consideraciones. Profesor de la UNAM y estudioso del comportamiento de los gatos. El lenguaje lo es todo.