Destrozos en Rectoría y cierre de FCPyS están conectados
El 06 de septiembre pasado, alrededor de 15 jóvenes encapuchados cerraron los accesos a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en protesta por la presencia del ex candidato presidencial Ricardo Anaya en un diplomado llamado: “Política mexicana contemporánea, una mirada plural”, que se inauguraría ese mismo día y que además de él, tenía como invitados a más de 30 personajes (en su mayoría, críticos del actual gobierno) como Rubén Aguilar, ex vocero de la presidencia de Fox, la priista Dulce María Sauri, la ex priista Beatriz Pagés, el ex canciller Jorge Castañeda, el ultraderechista Daniel Tacher, ex colaborador de Martha Sahagún y el gobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, por mencionar algunos. Muchos de ellos, integrantes de Futuro 21.
Al llegar los estudiantes a clases, pidieron a los activistas se abriera la escuela y se diera una asamblea en la que todos decidieran y no sólo unos cuantos. La asamblea por mayoría de votos decidió abrir la Facultad y emplazar a los directivos a un dialogo, donde no solo se cuestionaría la presencia de Anaya, sino el costo de 20 mil pesos de dicho diplomado, para que se transparentaran a dónde irían a parar esos recursos, mientras tanto, la dirección seguiría tomada. Los estudiantes también cuestionaron que la Directora utilizara la Facultad con este tipo de eventos como trampolín político para llegar a la Rectoría.
El diplomado está coordinado por el académico Alejandro Chanona, líder de Movimiento Ciudadano, partido opositor al actual gobierno Federal.
El debate público y lo que está en juego
A partir de dicha acción, se generaron varios debates, uno de ellos es entorno a la libertad de cátedra y el proceso de legitimación de las acciones, es decir, que en la institución deben y pueden expresarse distintas ideologías, pero sobre todo, que toda acción política estudiantil, debe estar respaldada por la legitimidad de una asamblea.
Pero, en lo que pocos han reparado, es en el trasfondo político de esas acciones, ya que el cierre de la Facultad no sólo representó cerrarle el paso a un ex candidato, sino a una expresión política aglutinada en Futuro 21, curiosamente a unos días de que salga la convocatoria para el proceso de designación de Rector.
Ambos actos, los destrozos en el edificio de rectoría, del 03 de septiembre, y el cierre de la FCPyS del día 06, fueron perpetrados por embozados, sólo que ambas acciones apuntan en opuestas direcciones. Lo del día 03 era únicamente mandar un mensaje de presencia, muy bien orquestado, sincronizado con el paro en la Facultad de Filosofía y Letras FFyL, para poder refugiarse, cambiarse y disgregarse. El pretexto, la conmemoración de los ataques porriles de hace un año.
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Tres días después, otro grupo de encapuchados cierra la FCPyS para evitar la inauguración del diplomado antes mencionado, también con el objetivo de enviar un mensaje, o tal vez como respuesta a lo sucedido en Rectoría.
Hay que entender algo de manera muy clara: disputar (entiéndase promover un candidato) la rectoría es lo único que les queda a ciertas figuras como José Narro Robles, de lo contrario, Futuro 21 -su última apuesta política-, no tendrá futuro. Fue acorralado en su propio partido (PRI) en el que militó durante más de 40 años, por lo que tuvo que aglutinarse con personalidades como Fernando Belaunzarán, Gabriel Quadri, Demetrio Sodi, Julieta Fierro, Miguel Ángel Mancera, Jesús Ortega, Manuel Acosta Naranjo, entre otros.
Dicho de otra manera, ese grupo político no tiene nada que perder, por lo que en las próximas semanas veremos más escenas extrañas y sin aparente sentido.