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La Marcha LGBT; necesaria y vigente


28 junio, 2019 @ 7:30 am

La Marcha LGBT; necesaria y vigente

 

“Soy el ser humano de 23 años que más duro trabaja del planeta”.

Ariana Grande

Ícaro Arciaga

Para la mayoría es difícil imaginar un contexto distinto al que los ha rodeado durante gran parte de sus vidas. Saben que hay religiones distintas, que existe la pobreza, la discriminación, las guerras, los refugiados, el suicidio, y todo lo que se podría denominar como problemas de la humanidad, por las noticias que llegan a ellos de modos tan distintos como los periódicos o las redes sociales. Pero hay una gran diferencia entre tener la noción de su existencia y vivir en ellos.

La marcha del orgullo LGBT (para simplificar las siglas y apegarnos un poco al contexto que la originó) es vista por muchos como algo innecesario, o exagerado si se quiere lograr la igualdad de derechos. Pero esto se dice desde una visión en la que la represión es mucho menor, en la que se goza de los logros de una lucha que ha estado ahí durante décadas y que es, precisamente, gracias a esa exageración, que creció tanto y ha tenido avances.

 

Esto lleva al epígrafe de este texto. Se trata de un post de twitter de Ariana Grande en 2017. Su visión la llevó a decirlo por ver que, de su círculo social, aquellos que hablan de sus trabajos con ella, algo que en su caso se trata de modo internacional, es quien percibe con mayor carga de trabajo. Del mismo modo en que ella se limitó a su realidad inmediata para escribir esa descripción en una fotografía las dos visiones mencionadas en el párrafo anterior se centran en lo que ven de modo cercano y aprovechan lo que los demás perciben.

Homosexualidad: de problema de salud a posibles comunistas

En primer lugar se ignora la razón de la expresividad durante las manifestaciones del orgullo LGBT. Para tener noción de esto se debe recordar que durante la primera mitad del siglo XX la homosexualidad era vista como un problema de salud gracias a lo propuesto por el psicoanálisis; situación que empeoró cuando el gobierno estadounidense incluyo a los homosexuales como un colectivo de alerta ante una posible invasión comunista por ser “susceptibles al chantaje”.

Esto provocó un estado de persecución constante en el que ningún tipo de expresión que indicase una preferencia sexual no heterosexual era permitida bajo ningún contexto. Los lugares de reunión gay eran escasos y la mayoría se encontraba en la clandestinidad manejados por la mafia; por esto las redadas eran bastante comunes y los arrestados eran principalmente “travestis, afeminados y marimachas”, es decir, aquellos que eran notoriamente gay. Las marchas, por su parte buscaban dar una imagen lo menos provocativa posible en su comportamiento y vestimenta.

Después de los disturbios de Stonewall se comenzó a ser más explícito en el comportamiento durante las marchas llevadas a cabo en los Estados Unidos. Al principio eran cosas muy sencillas como las parejas tomadas de las manos, en reacción a la postura predominante en esos años (finales de la década de los 60) en que se buscaba dar una imagen de “normalidad” a la comunidad a partir de presentarse en los eventos vestidos de modo formal, según el rol de género y sin expresar nada que pudiese escandalizar a los espectadores.

Pero después de la redada en Nueva York las cosas cambiaron, los colectivos aumentaron exponencialmente en el transcurso de unos pocos años y los recorridos dejaron de respetar el tono propuesto al inicio para convertirse, poco a poco, en lo que conocemos hoy en día. Se trataba de un grito que le decía al mundo “aquí estamos”, una reacción más allá de solo pelear por los derechos, también se buscaba libertad de expresarse de modos más variados usando las ropas y el cuerpo como un medio. Esto último se hacía, pero se trataba de una actividad nocturna y oculta a la vista; el llevarlo a las calles, a plena luz del día era el acto más rebelde que se podía pensar.

 

Si volvemos al tema encontramos que el mundo inmediato en que nos encontramos (al cual podemos llamar occidente) en el que los logros del movimiento LGBT han avanzado al punto que incluso hay series que tienen como uno de sus temas principales el ser homosexual y algunos que lo retratan de un modo normal, como parte del contexto en que se desarrolla la historia. Por lo tanto no se ve como algo necesario el llamar la atención para luchar por derechos ya alcanzados. Pero no se ve que aun hoy hay países en los que el demostrar públicamente que se es gay constituye un delito que es castigado con cárcel, castigo físico e incluso la pena capital.

También podemos ver la discriminación en nuestros países, pues aun en Estados Unidos, donde el movimiento cobró mayor intensidad, la discriminación continúa. En México tanto las leyes siguen sin respaldar la diversidad sexual al impedir la adopción o negarse por mucho tiempo a aceptar el matrimonio igualitario. La sociedad aun ve a los gay como personas fuera de la sociedad, movimientos religiosos que luchan por eliminar las leyes que se han aprobado en favor de la igualdad. Los campamentos de terapias de conversión sexual aún existen y la censura en medios de comunicación ha disminuido realmente poco.

Ante esta realidad que se encuentra tanto cerca como lejos podemos ver que no ha reducido la importancia de expresar de modo descomunal el orgullo; con esto se da a notar al mundo que existimos, que seguimos ahí y que aun cuando se incomoden buscamos la libertad de tomarnos de la mano en las calles, de besar a nuestras parejas sin ser juzgados, de casarnos, de adoptar al igual que lo pueden hacer las parejas heterosexuales, de no ser discriminados en los trabajos por la preferencia sexual, de tener identificaciones que coincidan con el género que expresamos a través de nuestros cuerpos. Si bien el contexto no deja percibir a primera vista la importancia, esta sigue ahí, aún hay una razón para que el día del orgullo sea considerado como una fecha de lucha y reivindicación.

 

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