Robert Johnson, rey del blues, inventor del rock
Un hombre camina a lo largo de una gran senda, portando sólo una guitarra acústica y un traje de segunda mano. El sol abrasador de Misisipi lo agobia conforme avanza, no sabe cuánto tiempo ha caminado ni cuánto más lo hará. Conforme marcha, el estuche de su guitarra empieza a pesarle, hasta que finalmente se cansa y decide reposar bajo un árbol, pero no hay ninguno en la redonda, así que mejor sigue su andar.
Finalmente llega a un cruce, un árbol frondoso lo aguarda para que pueda reposar, el hombre de tez negra se sienta para descansar y así esperar a un ser muy especial. Transcurren horas, días, meses, no se da cuenta pero solo puede ver como se mueven las nubes en ese gran cielo azul, hasta que finalmente aparece ese ente que tanto espera detrás del gran tronco del árbol, sus ojos se posan en él y lo saluda, el ente sin decir palabra alguna, toma la guitarra del hombre y empieza a afinarla hasta que finalmente queda perfecta, el ser extraño se la regresa al y aquel intrigado, duda en tomar o no la guitarra.
La historia anterior es un viejo mito, uno que le pertenece a un músico de Misisipi, Robert Johnson, uno de los hombres más enigmáticos que pueda existir dentro de la escena musical, dado que es muy escasa la información que hay acerca de su vida. A causa de la época en que nació, solo podemos conocer su historia a través de aquellos que convivieron con él.
La juventud del rey del blues
Robert Johnson nació un 8 de mayo de 1911, hijo de Julie Ann Majors y Charles Dodds Jr. Ambos sufrieron los estragos de la discriminación racial, donde el Ku Kux Klan cazaba a los afroamericanos sin piedad, colgando a hombres y mujeres en un árbol, quienes agonizando entre sus ramas, parecían frutas podridas, balanceándose con la brisa sureña. Donde las iglesias eran su único refugio y el blues el consuelo de su llanto.
Sus padres, huyendo, justamente de una de estas cacerías, finalmente llegaron a Hazlehurst, Misisipi; Donde en una cabaña de madera concibieron al pequeño Robert Johnson.
Un niño que mostraba aptitudes para la música, tocando la armónica y el arpa, hasta que desarrolló un gusto muy peculiar por la guitarra.
En aquellos días para un afroamericano había sólo dos opciones, trabajar en el campo o tocar blues. Un día Johnson observó cómo los hombres eran forzados a trabajar bajo el sol atados a un animal de arado y siendo golpeados por sus patrones. Johnson negó esta vida, él deseaba ser libre, así que tomó su guitarra y empezó a tocar blues a su manera de garito en garito, de pueblo en pueblo, con su guitarra en la espalda, y pidiendo aventón para llegar a su próxima parada.
Mientras esto ocurría los sacerdotes en las iglesias pregonaban la palabra del Señor a un puñado de mujeres que asisten a misa un domingo en la mañana. Los hombres escaseaban en este lugar dado que aún estaban de juerga en los garitos lidiando con una gran resaca tanto física como moral, por haber gastado todo su dinero una noche anterior.
Los sacerdotes no estaban nada alegres por este suceso, dado que perdían feligreses y con ellos todos sus ingresos económicos. Por este motivo se empezó a difundir que el blues era música del diablo, que seducía a las personas para conducirlas por el camino de la maldad hasta las fauces del infierno.
Un día de febrero de 1929, Robert Johnson desposa a una mujer de nombre Virginia Travis, él tenía 18 años, ella solo 16 cuando todo esto ocurrió. Él promete serle un hombre fiel y honrado que trabaje duro para poder mantenerla. Dado que los ingresos de un músico callejero son escasos deciden mudarse a una plantación.
Vivieron en este sitio hasta el octavo mes de embarazo de Virginia, donde ella se mudó con su abuela. Robert Johnson aprovecha que ella se fue para tocar nuevamente la guitarra, decide ganar algo de dinero tocando una que otra canción en el trayecto para ver a su mujer antes de dar a luz a su hijo.
Pero nada en esta vida es perfecto, por una mala jugada del destino, Robert no puede llegar al nacimiento de su hijo. Al momento de abrir la puerta donde vivía la familia de su esposa se percata que todos están de luto, Virginia y el niño habían fallecido durante la labor de parto. Todos empezaron a culpar al joven músico ya que por haber tocado la música del diablo antes del nacimiento de su hijo había condenado a su familia.
La encrucijada del Diablo
Después de este suceso tan doloroso, regresa a tocar blues a través de todo Misisipi, hasta que finalmente un día llega a un garito donde tocaban los músicos más famosos de aquella época. Mientras los músicos descansaban, Robert toma una de las guitarras y empieza a tocar, todos en el recinto empiezan a abuchearlo, era terrible, desafinaba con cada nota. Uno de los músicos le arrebata el instrumento y lo saca a patadas del lugar, le dice que nunca regrese. Robert sólo responde que verán de lo que es capaz de hacer con una guitarra.
Nadie sabe a dónde fue durante todo un año, algunos rumores dicen que lo vieron caminar con su viejo traje y una guitarra en mano, otros que iba acompañado de otro hombre. El hombre desapareció de la región Delta de aquel estado.
Pasó el tiempo y posteriormente volvió al garito de donde lo echaron, traía consigo una guitarra, se acercó lentamente al escenario, todo mundo en el lugar quedó expectativo a lo que iba a hacer, los músicos que estaban presentes soltaron pequeñas risas burlonas, se apartaron un momento y dejaron que Robert Johnson tomara sus lugares. Se acomodó en un banco y empezó a tocar, era como ver a otra persona, se escuchaban tres guitarras a la vez a pesar de que Robert era el único tocando, pasaba de manera veloz sus manos a través del brazo del instrumento. La gente estaba anonadada por sus proezas en el escenario.
Conforme Robert iba de garito en garito, su popularidad creció al igual que los rumores. Varias personas decían que aquel hombre había ido a una encrucijada en cierta zona del estado a vender su alma al diablo. La gente que lo veía practicar, afirmaba que siempre tocaba frente a una pared para que nadie pudiese verlo, ya que en estos instantes sus manos eran reemplazadas por las del diablo y de ahí su virtuosidad. Y es que era increíble la manera en que un hombre haya mejorado en tan poco tiempo.
La pequeña reina de espadas y el corazón de un hombre borracho
Su popularidad empezó a crecer de manera desmedida hasta que un promotor le propuso grabar un disco, este acepto y grabó un álbum en dos partes, donde contenían solo 29 pistas. En sus canciones había liricas acerca de la esclavitud, la caza de afroamericanos y la magia vudú.
Tiempo después conoció a una mujer llamada Virgie Cain, de la cual se enamoró profundamente, insistía en que viajase con él, que fueran a vivir juntos, para poder cuidarla a ella y al bebé que venía en camino, pero Esther provenía de una familia extremadamente religiosa. El padre de ella le negó que volviese a verla, que dejara a su hija en paz, que sólo le traería desgracia a su vida por tocar la música del diablo.
Nuevamente el fanatismo religioso y el blues le arrebataron la posibilidad de crear una familia y ser un hombre con una vida normal.
Esto lo sumó en una gran depresión que decidió ahogar con alcohol y música, se la pasaba entre garitos y mujeres que conocía en essos recintos sin preocupación alguna.
Robert se había involucrado con la mujer de un trabajador de uno de esos lugares donde solía presentarse, Antes de una presentación en este sitio, el hombre pidió una botella de whisky, cuando se la llevaron, un hombre se la arrebato y le dijo que el sello estaba roto, que nunca debía de beber de una botella abierta, Robert enojado le dijo que nunca se entrometiese entre un hombre y su bebida y se la tomó.
Al poco rato Robert empezó a sentirse mal, hasta caer desmayado. Algunos dicen que su amante lo hizo, otros que fue el esposo de ella, otros que fue el mismo dueño, lo único que se sabe es que la botella contenía veneno, el cual provocó que Robert cayese en cama causándole un gran dolor que lo atormentaría durante tres largos días, hasta que finalmente falleció el 16 de agosto de 1938, a la edad de 27 años.
El legado del rey del Delta blues
Las décadas pasan y el nombre de este hombre sigue vigente, tanto por la influencia musical que ha representado para variós músicos, tales como Jimmy Page, Mick Hucknall, Muddy Waters, Elmore James, Ry Cooder, Keith Richards, Bob Dylan o el dios Eric Clapton. Donde este último le ha dedicó un álbum entero Me and Mr. Johnson.
También en el cine ha tenido una remarcable presencia en películas como “¿Dónde estás hermano?” Protagonizada por George Clooney y John Turturro. Donde aparece el músico durante un pequeño rato y comparte coche con los protagonistas, hablándoles de su pacto diabólico y como consiguió cierta “maestría con la guitarra”. También la ya clásica y ochentera Crossroads.
Existe un fuerte misticismo entorno a su figura, dado que ha sido uno de los primeros casos documentados de un músico relacionado con un pacto con el diablo. Suceso que se repetiría a lo largo de la historia de la música, donde asocian a un ente demoniaco con algún género o figura musical. Es curioso, dado que sólo existen dos fotografías de él y ningún otro registro donde aparezca su figura.
Además, Robert Johnson fue el primer hombre en ingresar e inaugurar el infame club de los 27, un club al que pertenecen grandes figuras de la música como Jim Morrison, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Kurt Cobain o Amy Wine House. Donde todos ellos fallecieron a una temprana edad de 27 años.
No sé si es real o falso el pacto que realizó con el diablo, solo sé que gracias a él tenemos una gran variedad de grandes artistas que siguen interpretando el blues, y que mientras existan fanáticos de la buena música su legado seguirá siendo perpetuado a través de la historia de la humanidad.