Alteridad

¿Quién mató a Armando Vega Gil?


Monsetitta

1 abril, 2019 @ 10:04 pm

¿Quién mató a Armando Vega Gil?

En Twitter apareció una nota de suicidio y no me di cuenta. Armando Vega Gil, bajista de la mítica banda mexicana Botellita de Jerez escribía “No se culpe a nadie de mi muerte: es un suicidio, una decisión voluntaria, consciente, libre y personal” y lo ignoré. Deslicé el cursor hacia abajo, por inercia, por cansancio, porque a Twitter uno va a informarse, indignarse y padecer con los miles de opiniones de personas que tienen como consigna al escribir “yo tengo razón y tú no”.

Horas después, enterada por los medios y la confirmación de su suicidio por los otros miembros de la banda, volví a su perfil para leer su carta de despedida. Vega Gil declaraba que fue denunciado como violador por una anónima mediante el hashtag #MeTooMusicosMexicanos; él negó categóricamente la acusación y argumentó que ha dedicado gran parte de su trabajo y vida a entender y apoyar causas como ésta. Reconocía que el linchamiento mediático dejaría sin oportunidad a él y a su hijo. Concluía que ante este cierre de puertas el suicidio era su única vía.

Definitivamente la noticia me preocupa y entristece. La palabra suicidio deja siempre sin aliento, sea quien sea, por la razón que sea. Y, aunque lo neguemos, el carácter mediático del personaje hará ecos que afectarán a la ya dañada percepción de nuestra forma de relacionarnos. Vega Gil –azotado seguramente por cosas que nadie en este mundo podrá entender– dejó en nuestras redes sociales una bomba de odio, de división, de incomprensión e intolerancia que no necesitamos.

Buscando culpables

Desde hace semanas, las incomodidades de los discursos ya estaban en Twitter. La muerte de Vega Gil se convierte en “evidencia irrefutable” y absoluta verdad posmoderna. La misoginia brillará como nunca y se culpará a las denuncias del #MeToo. Se dirá que es culpa de las mujeres cobardes que no dan su nombre, que Vega Gil es un mártir de la “dictadura del género”, que él era un hombre, un mexicano intachable y que todos los hombres son él, tanto los machos machos, como los machos progres, vulnerados, atacados sin razón. Se dirá que son una mayoría amenazada. Estos hombres no leerán con detalle la parte de la carta de Vega Gil que dice “Mi lucha hasta ahora había sido tratar de ser congruente, fiel a mis principios. Esta batalla es complicada porque los hombres, los machos, somos criaturas de nuestros tiempos”. Ellos no verán que el botello se reconoce como macho, como parte de un sistema que oprime, que lo oprime. Ellos no verán que su preocupación más grande es su hijo y el desamparo. Ellos solamente verán que ellas tienen la culpa y vociferarán “feminazis asesinas” en cuanto medio se los permita.

Cuenta de Twitter de #MeTooMúsicosMexicanos, desde donde salió la denuncia anónima contra Armando Vega Gil
Imagen: Cuenta de Twitter de @metoomusicamx

Por otro lado, la intransigencia feminoide estará igual de ciega. Sin conocer a la persona dirán que es un asco por ser hombre, omitirán el hecho en particular y juzgarán, dirán “¡qué bueno que se mató por violador!”, o harán chistes porque existe un macho menos en el planeta. Ridiculizarán la muerte y dirán que es tan onvre, tan hipócrita, que murió queriendo llamar la atención.

En este lado del discurso se ignorarán los puntos ciegos, se ignorará que una acusación es un asunto serio y que no es que no creamos por el hecho de ser mujeres y víctimas, sino que es necesario pasar de la creencia a la comprobación, del apoyo a la acción y que esto es necesario para nosotras mismas. Ellas barrerán la parte de la carta de Vega Gil que dice “Es correcto que las mujeres alcen la voz para que nuestro mundo podrido cambie […] los feminicidios, los secuestros, la pornografía son un mal que avanza aparatosamente y nada parece detenerlo y aún así debe detenerse a como dé lugar”.

¿Acostumbrarse a la muerte?

Y mientras esta pugna tuitera tiene lugar, quedarán en el olvido otras muertes, como el feminicidio de Jennifer Sánchez Domínguez, de 16 años, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades Plantel Oriente, que fue encontrada sin vida ayer, después de dos días desaparecida; o la del activista veracruzano Abiram Hernández (recordado por su trabajo en el Colectivo por la Paz Xalapa) al que después de golpearlo le propinaron el tiro de gracia. ¡Ah, que Vega Gil!, quien en algún momento se burló del escándalo en “Alármala de tos”, deja su muerte en manos de las redes sociales, hogar de los amarillistas por excelencia.

Despedida de Armando Vega Gil que precede a la nota suicida
Imagen: Cuenta de Twitter de Armando Vega Gil

En un mar de contradicciones donde las palabras se escupen como torpedos, donde las ideas absurdas, absurdotas, absurdísimas, se sueltan desde las trincheras de la batalla que una mano invisible inventó en una guerra que está en nuestras mentes, porque es ideología y porque es paradoja, que está en nuestros cuerpos rotos y mutilados, que está en nuestras sociedades azotadas por la violencia. Despierta de repente la fantasía de aplastar y aniquilar al enemigo para convertirse en él. Despierta la intolerancia que dio origen a ideas tan “brillantes” como el fascismo, el apartheid o la lisístrata.

Y, aún así, olvidaremos pronto a Vega Gil. Lo olvidaremos porque se mató, porque fue un cobarde que ya no resistió, porque mañana habrá otros muertos de quien ocuparse y otras cosas por las cuales quejarse. Me asusta que nos acostumbremos a esta herida abierta en la que buscamos salidas decorosas para justificar el miedo, para justificar la muerte. Me asombra nuestra capacidad para reducir a una simple “batalla de los sexos” este momento de supervivencia en entornos de violencia, porque como dijo Hanna Arendt en “Sobre la violencia”, la rabia no revela la verdad, sino las aparentes racionalidades que esconden intereses; me asombra la capacidad de gozo que nos produce el linchamiento público y lo fácil que caemos en la glorificación de nuestras causas que enmudece a otros discursos. Desde este mirador del asombro les pregunto ¿ustedes saben quién mató a Vega Gil?

Nota de suicidio que Armando Vega Gil dejó en Twitter
Imagen: Twitter de Armando Vega Gil

Más sobre el suicidio de Armando Vega Gil:

 

Internacionalista por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha dedicado mucho de su tiempo a explorar los textos y los hechos para conocer los enigmas de su concepción. Como quien observa, juega a adivinar por qué dialogan y se mueven los actores más allá de los hilos invisibles. En sus ratos libres cultiva las conversaciones, defiende el café y descubre su voz propia de muchas formas.

Un comentario
  1. sandra

    fuente ovejuna señor

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