Ir a la escuela y nunca volver: el temor diario de las universitarias
Dafne Bocanegra
Estudiante de la FES Cuautitlán
Entro a Facebook, deslizo y veo la noticia de una chica que quisieron secuestrar en algún lugar; sigo deslizando y hay otra noticia, diferente, de una chica golpeada que gracias a “algo” logró escapar; deslizo nuevamente, hallaron el cuerpo de una joven violada y golpeada; deslizo y leo sobre unos chicos que ayudaron a una niña a quien se iban a llevar en una estación del metro –paso seguido por ahí, ella tiene la edad de muchas de mis amigas y familiares–; volví a bajar y hay un cartel de “se busca” –tiene mi edad, iba en pantalón casual y suéter, cerca de casa–. La imagen de mi madre llorando me vino a la mente; un escalofrío seguido de miedo me invade. Apago el móvil y lo boto en la cama. No quiero leer más…
Prendo la televisión y siguen las mismas noticias de cuerpos de chicas o niñas secuestradas.
Salgo de casa. Aún está muy oscuro. Son las 5 am y voy hacia la escuela, mi paso es muy acelerado, mi corazón late muy rápido. ¿La parada del camión siempre estuvo tan lejos? Siento a alguien detrás de mí, se está acercando, mi paso se va haciendo más rápido y llega al trote, tomo firmemente mis llaves dentro de mi chamarra por si se necesita. Lo siento aún más cerca; el extraño simplemente pasa de largo, la parada aquí está, al fin llegué bien otra vez, aviso que voy de camino a la escuela al mayor número de personas posibles. “Estoy bien mamá, te aviso cuando llegue, te amo.”
Son las 6 pm, debo volver de la escuela. Tomo el camión y nuevamente aviso que ya he salido y voy de camino.
Se oscureció muy rápido, apenas son las 7:30 pm. Bajo del camión y empiezo a andar por las calles. Casi no veo gente. Vuelvo a apresurar el paso sólo para avisar que ya llegué y tomar un respiro. Ya estoy en casa con bien y siento el alivio de todos.
Esto parece un juego de azar donde ayer fueron esas chicas, pero hoy o mañana puedo ser yo quien no mande el mensaje de “Ya llegué mamá…”
Ellas pudieron ser mi madre, mis amigas, hermanas, primas.
No vamos con “copas de más”, no vamos “provocativas” y si así fuera, respétanos por favor. No somos un juguete sexual, no “nos lo ganamos” y tampoco lo merecemos.
Últimamente hay muchas noticias de este tema; si eres hombre, ayúdanos, no actúes como si nada pasara. Somos madres, hijas, amigas, esposas, novias, primas, somos humanos y nos duele, lloramos y sentimos miedo, mucho miedo…
Si son padres enseñen a su hijo a respetar a todas y todos; si es hija muéstrale que no debe permitir maltrato de ningún tipo, que no tenga miedo de hablar y también enséñenle a respetar a todas y todos.
Esto no es de hombres contra mujeres o viceversa.
Algunas dicen “ni una menos”. Algunos dicen “ni uno menos”. Pero yo digo: “nadie menos”.