Con hambre y sed de justicia
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador ha generado una oleada de esperanza, no sólo en México, sino en toda Latinoamérica; la posición geográfica de México y el ser una de las 15 economías del mundo, hacen que el país azteca, tenga gran relevancia en el entorno internacional.
Por estas y muchas otras razones más, López Obrador, tiene una gran responsabilidad histórica, sería un grave error desperdiciar las oportunidades que tiene por delante, que le permitirían realizar una gran transformación de fondo; su gran legitimidad; el control de ambas cámaras; el apoyo de amplios e importantes sectores.
Repetir los mismos errores de los últimos gobiernos, tendrían graves consecuencias para la estabilidad política y social de México; la democracia que ha ido madurando con grandes esfuerzos, se vería en grave crisis. Peor aún, continuar con el pacto de impunidad prevaleciente en nuestros días, sumiría a su proyecto en una crisis de credibilidad y el fin de un sueño del proyecto de izquierda, que durante décadas se ha planteado en nuestro país.
Si bien es necesario la unión de todos los mexicanos, una amnistía a los que han saqueado y robado a México, sería un acto de inmoralidad y de injusticia. También es cierto que la violencia y la venganza, no pacifican ni hacen progresar a un país en ruinas, las pruebas históricas se pueden ver en el México post revolucionario.
Ya lo decía Justo Sierra: “El pueblo tiene hambre y sed de justicia”; ese deseo sigue estando presente en nuestro país, una nación que ha visto como sus empresarios se enriquecen desmedidamente y los servidores públicos amasan grandes fortunas al amparo del poder público.
AMLO debe de promover una investigación profunda a la administración actual, no con fines de venganza, sino como un acto de justicia, que de paso a una erradicación verdadera y de fondo a la corrupción, la cual dice será quitada del mapa político de lo que él llama “la cuarta transformación”.
López Obrador, no debe de cometer el mismo error de llamar “decente y honorable” a José Antonio Meade, quien no solamente solapo y encubrió el millonario desvío de recursos públicos en la llamada “estafa maestra”. Puede ser una apreciación de buena voluntad y de cortesía, pero tanto Meade, como el aún presidente Peña Nieto y todos los gobernantes que han tenido graves acusaciones de enriquecimiento ilícito.
El grave error cometido por Francisco I. Madero, después de tomar el poder, fue no erradicar de fondo el antiguo régimen porfirista, mismo que conspiró y promovió el asesinato de Madero y Pino Suarez. Ese error fue repetido una vez más en el 2000, cuando Vicente Fox prometió acabar con la “víboras prietas y tepocatas”, pero no sólo no las acabo, sino que las sumó a su gobierno.
Las autoridades judiciales tienen que ser autónomas y justas, la liberación de la “maestra” Elba Esther Gordillo, es muestra de la ineficacia de las actuales instituciones de justicia; la exoneración de Peña Nieto por su Casa Blanca; la impunidad que goza Romero Deschamps y la fuga de Cesar Duarte y la esposa de Javier Duarte, dan muestra que es urgente que exista órganos capaces de investigar y procesar los graves casos de corrupción en México.
Deben de ser los mismos ciudadanos los que exijan una transformación de fondo, para que el próximo ejecutivo logre un cambio significativo en el país; que las más de 60 propiedad de la ex líder sindical del SNTE; los yates y autos de lujo de Romero Deschamps y, los excesos y lujos de Angelica Rivera, sean devueltos a los ciudadanos mexicanos.
¿Queremos llevar a cabo una cuarta transformación? Comencemos por terminar con el pacto de impunidad fundado por el PRI y continuado por el PAN, para dar paso a un nuevo rostro de México.
#NiPerdónNiOlvido