El frente de Anaya y la “izquierda” servil
A pesar de los pronósticos, el Partido Acción Nacional (PAN), junto a el de la Revolución Democrática (PRD y el Movimiento Ciudadano (MC), eligieron a su precandidato para las elecciones presidenciales del próximo año: Ricardo Anaya.
Y es que, esta alianza que rompe con la lógica de los principios ideológicos y políticos del PAN y el PRD, pues la fundación del primero, es el resultado de crear un frente opuesto a las políticas sociales del Gral. Lázaro Cárdenas, padre del que fuera el fundador del PRD. Sumado a ello, que en el MC existe una fundación que lleva el nombre del Gral. Cárdenas: una irreverencia a la memoria del expresidente.
El joven queretano, experto en el arte de la política y excelente orador, logró sobreponerse a la familia Calderón-Zavala; superar las carretadas millonarias del PRI-Panista de Rafael Moreno Valle, y posicionarse por encima de la “mejor” carta del PRD, el impopular jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.
En un proceso antidemocrático, que fue cuestionado tanto por propios como por extraños, desató la furia del único expresidente panista que le queda a Acción Nacional, Felipe Calderón. Mientras que Mancera cuestionó los mecanismos utilizados para que Anaya se implantara como el candidato de un frente que rompe con la lógica.
Anaya dio un discurso en el Wold Trade Center, en un intento de presentarse como un panista “distinto” a los dos expresidentes, pero buscando sostenerse en las bases del partido, por lo cual criticó la incompetencia del expanista Vicente Fox, que prometió hacer un gobierno del “cambió”, que acabaría con el PRI, pero que ahora apoya y promueve a José Antonio Meade.
También criticó la alianza que el gobierno de Felipe Calderón hiciera con Elba Esther Gordillo y con algunos sectores priistas que impidieron una transformación democrática. Después arremetió contra José Antonio Meade, a quien calificó como el candidato de la continuidad.
Después y detrás de Anaya, apareció la imagen de Andrés Manuel López Obrador, al tiempo que en el auditorio se comenzaron a oír insultos y mentadas de madre; Anaya se refirió a AMLO como el candidato de las locuras y paradójicamente, del odio.
Después y en un acto fuera de la lógica, presentó otra imagen con AMLO en su campaña para Jefe de Gobierno, en donde se veía el logo de su entonces partido, el PRD, el mismo que en ese momento su dirigente, Alejandra Barrales, aplaudía y sonreía placida al ponente.
Puso como ejemplo de su plan político, el gobierno de Alemania y el de la izquierdista chilena, Michel Bachellet, con quien López Obrador se reunió hace algunos meses.
El Frente “Ciudadano” por México, ha quedado consolidado, la dirigencia perredista olvidando su ideología e historia se ha entregado a una alianza que rompe con toda lógica, en búsqueda de que la ex azafata de los departamentos de Miami y la residencia de más de 13 millones en las Lomas de Chapultepec sea la candidata a la Jefatura de la Ciudad de México, el último gran bastión perredista.
Mientras que Dante Delgado, expriista y dueño del “progresista” Movimiento Ciudadano, partido que se acomoda de acuerdo a la situación y se sustenta en el populismo y la demagogia política, busca obtener espacios en el Congreso, para vender su apoyo cada vez más caro, olvidando que a principios de mayo, acusaba al PAN ser lo mismo que el PRI.
En un juego en donde la política pierde su ideología y lógica, lo que en la polémica tesis del politólogo estadounidense, Francis Fukuyama, sostendría en 1992 en su libro: “El fin de la historia y el último hombre”, donde la lucha de ideologías ha concluido.