El troll de los martes y los políticos reptilianos
Como ya es jueves, les saluda El troll de los martes (Se escuchan vítores y, al fondo, se oye ondear una bandera nacional).
El relato de hoy es sobre un terremoto. No hablamos del temblor que nos sacó en calzones a la calle el jueves pasado, sino de un sismo con epicentro en las cámaras legislativas. Y en Los Pinos. Y en las Secretarías de Estado. Y en varios palacios de gobierno… ¡Demonios! Estamos rodeados de placas tectónicas y arenas movedizas.Resulta (suspiro de enfado acompañado de apretón de puños)… resulta que en este momento, hay miles de personas durmiendo en albergues improvisados en Oaxaca, Chiapas y Tabasco, y no por gusto, la razón es que el terremoto derribó o dañó sus casas. Miles, amigos trolles. Y eso es muchísimo. Aparte de eso, hay más de cien familias que aún se encuentran llorando a sus familiares muertos por el cataclismo. Es, en realidad, una tragedia. Sin techo, sin comida, sin agua, y en ocasiones, sin esperanza de ayuda.
Escuchar o leer sobre el acontecimiento pone triste a cualquiera. La vida es frágil, nos recordó el sismo, y nos llenamos de melancolía. Porque somos humanos es que somos empáticos con otros humanos. Pero hay una especie la cual es inmune a la tragedia: la famosísima “clase política” (Se escuchan de inmediato las rechiflas y mentadas de madre que suben de intensidad. La gente se levanta y comienza a arrojar sus asientos a la clase política imaginaria).
Esa especie dañina, a la cual deberíamos cazar, encerrar, rociar con DDT y castrar con un tenedor para evitar que se reproduzca, ha demostrado lo que en lenguaje millenial llaman “no tener tantita madre”.
Todos sabemos que le pagamos a un cardumen de políticos inútiles y hacemos coraje cada vez que legislan contra nosotros. Por eso los detestamos. Pero cuando ves que los senadores abren una cuenta en un banco y te piden que deposites dinero en ella para “hacerlo llegar a los damnificados”, ese sí es un patadón en los tompiates. Es como decir, en la puerta del colegio: “Padre Marcial Maciel ahí le dejó a mi niño. Me lo cuida bien”. O como decirle a Felipe Calderón: “Eres el conductor designado. No bebes nada y nos cuidas por si nos ponemos locos”. ¿Quién demonios les va a dar un peso a nuestros campeones en robo, estafas, malversaciones, saqueo y despojo? Como se dice, en lenguaje millenial: #NoMamar.
Ya entrados en corajes, les contaré lo siguiente. Como los senadores nos quieren hacer creer que son humanos, donarán dos días (sí, dos) de su dieta, es decir, 7,800 pesos, y es cuando nos damos cuenta que les pagamos al día una comida de 3,900 pesos (Se esperaba un griterío frenético, pero sólo hay un silencio que atemoriza), UNA comida porque no crean que hacen tres comidas al día fuera de casa. Ellos no tienen horario de entrada o salida (El silencio continúa y como ya me dieron miedo, sigo relatando)…
Ni siquiera donan de su sueldo. Donan de su dieta.
Ya hasta me duele el brazo izquierdo por el coraje. Pero como soy masoquista y le echo a mis tacos salsa roja sobre el guacamole y la ensaladita de habanero, les va otra: los diputados, esos canijillos que nos odian tanto, donarán un día de su dieta. Con eso, juntarán un millón de pesos, que no alcanza ni para el combustible del avión de Peña Nieto en su visita a la zona devastada (Hay mucho silencio y las miradas se notan hostiles).
Debajo de cada diputado o senador hay un reptiliano neonazi que odia a los morenitos de por acá. ¿Cómo lo sabemos? Porque no existe una empatía mínima con los mexicanos y sólo buscan exprimirnos como trapeador con hoyos. Ahí va el último dato: el terremoto fue el jueves 7; el sábado 9 abrieron la cuenta bancaria; el lunes 11, los senadores avisaron que “buscarán” (es decir, es un hecho) 252.64 millones de pesos por concepto de remuneraciones, o sea, más aguinaldo, gastos médicos mayores y seguros de vida con altísimos dividendos. Quizá deberíamos buscar que hagan efectivo ese seguro de vida…
Y mejor ya ni les platico nada sobre el dinero que el INE les entregará a partidos políticos en 2018; los políticos que le ponen propaganda de su partido a las despensas que quién sabe a dónde fueron a hurtarlas; la hermana del Secretario de Desarrollo Social que vende gasolina robada… (Se escuchan respiraciones de furia, sillas que caen al suelo, y los puños que se contraen enfadados. Acto seguido, un grito del Troll que sale corriendo y grita ¡suben! Un camión que frena con violencia. Gente que grita y cae al piso dentro del camión. El camión arranca y de fondo, el auditorio que busca a un diputado a la mano para desquitar su furia).
*NOTA: ningún columnista fue herido en la redacción de esta nota. Tampoco un diputado, lo cual lamentamos.