El Periodismo en México: censura y muerte
#NiUnPeriodistaMenos
En México uno de los oficios más peligrosos es el del periodismo, el verdadero, aquel que cuestiona, critica e investiga las redes de corrupción y delincuencia organizada que se gesta desde las más altas esferas del poder político, hoy más que nunca se encuentran presentes las dificultades que describía Bertolt Brecht, para quien desea escribir la verdad: Tener el valor de expresarla.
La persecución a los medios de comunicación y periodistas se remonta desde el inicio de México como nación, sin embargo, fue durante la dictadura de Porfirio Díaz que se acrecentó, la gran mayoría de los diarios estaban en manos de amigos del régimen; quienes se oponían al gobierno como los hermanos Flores Magón, que con el periódico Regeneración que atacaba la falta de libertades y la injusta política porfirista, les tocaba el exilio.
La Revolución no mejoró la situación tan complicada para los comunicadores, quienes se vieron obligados por el gobierno priista a una suerte de censura y control estatal. Desde la Secretaría de Gobernación se dictaba línea para permitir o censurar algún reportaje; el movimiento de 1968 es un claro ejemplo de cómo era que los estudiantes tenían que buscar medios alternos para informar de sus actividades, que por los periódicos oficialistas eran tachadas de ser parte de una “conjura comunista”.
El gobierno de Luis Echeverría ordenaría el boicot a la cooperativa de uno de los medios más críticos de su gobierno, Excélsior, dirigido por el destacado informador Julio Scherer, quien posteriormente fundaría una de las revistas más críticas de México, Proceso.
Sin embargo, en las páginas del “Periódico de la Vida Nacional” el periodista Manuel Buendía comenzaba a exponer las relaciones de las altas esferas del poder político con las recién iniciadas bandas traficantes de drogas, en un juego de protección-negocio de la corrupción gubernamental. Sus trabajos lo consolidaron como uno de los periodistas más leídos y con gran prestigio, pero también lo llevaron a la muerte.
En la noche del 30 de mayo de 1984, a unas calles de su oficina ubicada casi esquina con el Paseo de la Reforma e Insurgentes, fue acribillado por la espalda, cinco impactos de bala acabaron su vida, su muerte fue considerada por el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, como “el primer asesinato de la narcopolítica en México” dando paso a una oleada de terror para el gremio periodístico de denuncia e investigación.
Con la llegada del “gobierno del cambio” en el año 2000, hubo la esperanza de dejar atrás la época de censura del régimen priista, sin embargo, el sexenio de Vicente Fox estuvo marcado por dos ataques a medios críticos: “el chiquihuitazo”: el asalto con armas largas a las oficinas de CNI Canal 40, por órdenes del dueño de Tv Azteca, Ricardo Salinas Pliego; y el boicot económico a Grupo Monitor de José Gutiérrez Vivo.
En el sexenio de Felipe Calderón la censura quedó suplantada por la persecución y el asesinato, nombres como los de Lydia Cacho quien denunció con su libro “Los Demonios del Edén” una red de trata de niñas en las que políticos de primer nivel como Miguel Ángel Yunes y Mario Marín estaban involucrados, le valió un secuestro y violación al debido proceso; las investigaciones de corrupción y complicidad del titular de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), Genaro Garcia Luna, con miembros del narcotráfico, denunciadas por Anabel Hernández, le valieron ser perseguida por el jefe de la policía federal que planeaba su asesinato; la corresponsal de la revista Proceso en Veracruz, Regina Martínez fue torturada y asesinada en su casa, ella investigaba las redes de narcotráfico del gobierno priista de Javier Duarte, mismo que ha sido señalado de ser el autor intelectual del asesinato del fotógrafo del mismo semanario, Rubén Espinosa, que fue encontrado sin vida junto con cinco mujeres, todos mostraban marcas de tortura.
El regreso del PRI a la presidencia significó el retorno de la corrupción, la cual había sido investigada y señalada por la periodista de mayor prestigio del momento, Carmen Aristegui, que había dado a conocer un conflicto de interés entre Peña Nieto y un empresario que le había dado “facilidades” para adquirir una casa en una de las zonas más exclusivas del país, dicho trabajo causó su despido de MVS Noticias.
En fechas recientes dos periodistas más han sido asesinados, Miroslava Breach y Javier Valdez, la primera el 23 de marzo en Chihuahua y el segundo el 15 de mayo en Sinaloa, ambos eran corresponsales del diario referente de la izquierda mexicana, La Jornada, y habían trabajado el tema del narcotráfico y el crimen organizado.
Javier Valdez había señalado que el asesinato de Miroslava Breach había sido la “condena por reportear este infierno”, sus muertes se suman a los más de cien periodistas asesinados desde la llegada de Fox a la presidencia, haciendo que México ocupe el tercer lugar en asesinatos de comunicadores, sólo detrás de Irak y Afganistán.
“La Verdad No Se Mata Matando Periodistas”