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La enorme mentira de la última temporada de “Narcos México”


octaviosolis

10 noviembre, 2021 @ 9:31 am

La enorme mentira de la última temporada de “Narcos México”

Hace unos días apareció en el catálogo de Netflix la temporada 3 de la serie “Narcos México”. En resumen, esta nueva temporada está muy por debajo de las dos primeras, pero lo que me parece peor, es su intento por blanquear al ex Presidente Carlos Salinas de Gortari.

Se intenta imponer una narrativa imposible de sostener, en la que según la serie, el mayor responsable y casi el único, del vínculo entre el narcotráfico y el Estado mexicano en la década de los ochenta y noventa, fue el político ya fallecido (que conveniente) Carlos Hank González, oriundo del Estado de México y quien en efecto, como se menciona en la serie, ocupó casi todos los cargos políticos en México, con excepción de la Presidencia de la República porque hasta 1999, era un requisito constitucional ser hijo de ambos padres nacidos en México.

Lo que también es cierto, es que Carlos Hank efectivamente ha sido acusado de tener esos vínculos con el narcotráfico y de tener un largo historial de corrupción, al igual que el grupo político al que pertenecía: Atlacomulgo. Sin embargo, es un verdadero absurdo sostener que el Presidente Carlos Salinas de Gortari no sabía nada de lo que su tocayo hacía, ni de sus vínculos, cuando de hecho se ha acusado a su hermano, Raúl Salinas, como el principal responsable del lavado de dinero del narcotráfico, motivo por el cual estuvo preso varios años. En la serie se dice textualmente: “Carlos Salinas tenía la banda presidencial, pero Carlos Hank tenía el poder.” Por favor, ahora resulta que quien gobernó entre 1988 y 1994 fue Hank González y Salinas era un títere.

Muy parecido a la narrativa de la Miniserie también de Netflix: 1994, donde nuevamente Carlos Salinas queda como una blanca palomita. Todo esto tiene un olor extraño. Esta supuesta inocencia de Carlos Salinas es insostenible por dos razones: 1) El ex mandatario tiene una enorme vocación de poder, una obsesión por gobernar incluso detrás de la silla (como lo intentó con Enrique Peña Nieto), y 2) Ejerció el poder en tiempos del Presidencialismo, cuando nada se movía sin órdenes del Presidente.

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Imagen: larepublica.pe

Para rematar, los productores recurrieron al cliché de invitar como actor a un músico de moda sin cualidades mínimas de actuación: Bad Bunny, quien interpreta a Arturo Páez “Kitty”, un sicario del cartel de los Arellano Félix, pues sabían que esta temporada no tiene la misma consistencia que las dos anteriores.

Es de reconocerse la historia paralela del policía (Luís Gerardo Méndez) que busca la verdad sobre las jóvenes asesinadas impunemente en Ciudad Juárez, aunque el personaje está un poco forzado, ya que de ser un policía corrupto, tiene un momento revelador y se transforma mágicamente en un justiciero.

Es interesante la parte donde la serie evidencia que el Tratado de Libre Comercio fortaleció a los narcotraficantes mexicanos, ya que abrir las fronteras al libre tránsito de mercancías entre México y Estados Unidos se volvió el paraíso de los traficantes de droga. Es el periodo en donde los cárteles colombianos son desplazados por los mexicanos, pero se olvidan de decir que ese fenómeno pasó en gran medida al desmantelamiento del Estado mexicano por la imposición del modelo neoliberal, consecuencias que hasta el día de hoy aún padecemos, con la violencia, la trata de personas (lo que sí retoma la serie), la extorción, el desplazamiento de miles de personas de sus pueblos, los asesinatos y un largo etcétera.

No deja de ser una buena oferta de entretenimiento, pero no debemos ignorar la realidad social y política que hay detrás de esta cruda realidad del narcotráfico en México.

Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis