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Consulta Popular: el INE no sirve para este oficio


unogermango

2 agosto, 2021 @ 8:23 pm

Consulta Popular: el INE no sirve para este oficio

La Consulta Popular tuvo casi todo en contra: instituciones del Estado; propaganda agresiva; bots en redes sociales; medios de comunicación corrompidos; medios de comunicación de izquierda; académicos, noticias falsas: y por supuesto, los expresidentes de México, con todo su dinero mal habido. Sin embargo, seis millones y medio (6,511,163) de votos a favor del juicio a los expresidentes, no son nada despreciables. Se esperaba más, muchísimo más, porque la ley así lo indica. Una ley, por cierto, hecha para hacer imposible la organización ciudadana. Se esperaba más, pero no por eso es un fracaso, como ya empiezan a vociferar los detractores de la Consulta.

Imagen: computos.cp2021.ine.mx

La sombra de Lorenzo Córdova

El primer señalado en el boicot contra la Consulta es el Instituto Nacional Electoral, el INE. Medio país ha sido testigo de la decantación temprana de los organizadores hacia la inhabilitación de la Consulta. Temprana porque, desde hace más de un año, a Lorenzo Córdova y Ciro Murayama, los consejeros más mediáticos del INE, ya no les preocupa demasiado mostrar en público su cercanía con la derecha mexicana y su aversión a las políticas progresistas y de izquierda. En los últimos meses han dedicado entrevistas a provocar confusión sobre la Consulta y a deslindarse de la responsabilidad de su organización.

Lorenzo Córdova y Enrique Peña Nieto. Imagen: Internet.

Como Córdova y Murayama, la mayoría de los Consejeros se oponen, siempre, a la rendición de cuentas de grupos políticos fraudulentos. Todo les perdonan y, si acaso, les imponen multas ridículas, tan baratas, que parecen un incentivo para volver a jugar con la ley. Desde hace muchos años, la cúpula de poder INE se ha orientado a justificar la corrupción política de todos los partidos, especialmente los que consideran contrarios a sus intereses ideológicos. Quizá la más grande infracción contra un partido fue contra Morena, a quien le derribó un par de candidatos por no reportar gastos de veinte mil pesos. Sin embargo, han dejado pasar toda clase de delitos multimillonarios, todo avalado, por supuesto, por el Tribunal Electoral, el máximo órgano de justicia electoral, pero a quien nadie le confiaría ni siquiera un secreto.

Recientemente, el dueto Córdova-Murayama ha dedicado gran parte de su actividad política a atacar al gobierno “populista” de López Obrador. Ha sido sencillo: por las mañanas se levantan y visten su costoso traje de funcionario público, de servidor autónomo, y cabildean por aquí y por allá, en el manoseo endémico de la política partidista; por las tardes, usan otro costoso atavío de respetable académico, el cual les permite pontificar con conceptos sin valor, pero embadurnados con teorías acomodaticias muy propias de académicos mañosos. Y con esto, se han unido a un coro surgido de la mala entraña de la ultraderecha mundial: “los gobiernos populistas están llevando al mundo al desastre”. A pesar de no tener clara la noción de “populismo”, embisten desde la academia al gobierno más legítimo que ha tenido México; Murayama y Córdova, Ciro y Lorenzo, con las mismas palabras usadas por grupos de fanáticos radicales, buscan crear un desprestigio al gobierno, aunque lo único que logran es perjudicar la imagen del Instituto Nacional Electoral.

Imagen: centralelectoral.ine.mx

Dinero: el berrinche del INE

El problema con la Consulta Popular de juicio a los expresidentes, dicen los Consejeros del INE, es el presupuesto destinado para ella. El Instituto solicitó, sólo para llevar a cabo la Consulta, mil 500 millones de pesos. ¡Mil quinientos millones! Esa solicitud obscena de dinero hizo reír a Andrés Manuel López Obrador y la carcajada resonó hasta las cámaras legislativas, donde les ofrecieron un presupuesto extraordinario de cero pesos. Era improbable que la institución en donde hay gastos increíbles, como 30 personas con sueldos muy altos, sólo para ayudar al Consejero Presidente, no pudiera solventar votaciones extraordinarias de forma digna. Suena improbable, pero lo consiguieron: realizaron las votaciones más penosas en la corta historia del INE.

La carencia de presupuesto extra fue la justificación ideal para una serie de fallos absurdos. No sólo se colocaron la mitad de las casillas normalmente usadas para las votaciones, sino se colocaron de forma tal que la gente no pudo votar por las distancias entre la casilla y su localidad. ¿Cómo sucedió eso? Nos debe una amplia explicación ese “organismo autónomo”, cuya autonomía parece radicar en que hace lo que se le pega la gana.

 

En todo al país se notificaron movimientos extraños: para “opinar”, el votante debía trasladarse varias horas; la desaparición de nombres en el padrón de un distrito electoral y su aparición en otro, muy lejano; casillas que cambiaron de distrito en el último momento; apertura de mesas receptoras hasta la una de la tarde; cierre de casillas desde las doce horas. Estas y otras rarezas no sucedían con tanta visibilidad desde tiempos del PRI, cuando el robo de elecciones era un deporte nacional merecedor de la medalla dorada.

Pero la carencia más significativa fue de las “casillas especiales”, donde el ciudadano que, por cualquier razón, no estuviera en su localidad, pudiera ejercer su “opinión”. Es decir, para participar en la Consulta Popular era obligatorio no salir de tu ciudad. ¿Necesitabas viajar por trabajo, estudios, citas médicas? Pues entonces para ti no hay “opinión”. Nada fue válido para el INE de Lorenzo Córdova: si viajas, hay tabla.

 

No sólo eliminaron las casillas especiales para votantes en tránsito, sino que, quienes sí se quedaron en su ciudad, debieron viajar de un extremo a otro buscando la posibilidad de emitir un quiero juicio para los expresidentes. A pesar de todas las irregularidades, Lorenzo Córdova, consejero presidente, pregona el triunfo en la organización de la Consulta Popular.

En resumen, la institución más cara el mundo para organizar elecciones no tiene una pizca de imaginación y sólo saben trabajar si hay carretadas de dinero de por medio. En caso contrario, no sirve, no funciona, es inútil, ineficaz, incompetente. Sin un presupuesto desbordado, el INE es un edificio lleno de burócratas tullidos. Es eso, o hubo un boicot interno, desde quienes tienen poder en el INE, contra la Consulta Popular.

 

¿Fracasó la Consulta Popular?

No. En definitiva, no. Pero tampoco alcanza para hacer una fiesta. A pesar de no juntar los votos requeridos –37 millones, algo irreal–, se demostró que el INE es una institución en proceso de destrucción y la principal promotora de ello es su poderosa cúpula. La cercanía de sus consejeros con los partidos políticos más corruptos de México y sus roces ideológicos con la derecha, convierte a la actuación del INE frente a la Consulta Popular en un acto muy sospechoso.

Ahora sabemos que no se le puede confiar la democracia al instituto para fomentar la democracia. Todo lo que huela a democracia, será mal visto, rechazado y estigmatizado como una farsa. Ahora que, a la vista de todos, echaron abajo un ejercicio tan importante de participación ciudadana, será intolerable mantener a sus líderes. Ya no sólo es necesario, sino urgente, la renovación del Instituto Nacional Electoral.

 

A pesar del INE, en resistencia contra el INE, se consiguieron seis millones y medio de “opiniones”, el doble de los votos obtenidos por varios partidos que se enriquecerán en los próximos tres años con el dinero del erario; seis millones y medio de opiniones que exigen justicia. Es un fracaso, dicen los detractores de la Consulta Popular. Pero lo dicen porque no saben de lucha, porque siempre se roban los triunfos de otros; la derecha mexicana, acostumbrada a ganar sin esfuerzo, cree que esto es un fracaso. Las causas por la justicia avanzan con desesperante lentitud, pero se mueven. Seis millones de votos son apenas la muestra del músculo. Ahora todos los luchadores sociales, las víctimas del Estado y las nuevas generaciones, lo saben. Y saben, también, que es posible organizarse sin los partidos políticos. Gracias, INE, gracias, Lorenzo, por darle un nuevo sentido a la organización popular. Ni un paso atrás.

Editor de contenidos en la Revista Consideraciones. Profesor de la UNAM y estudioso del comportamiento de los gatos. El lenguaje lo es todo.