Tobi Libertario: crónica de una vida de resistencia
Marco García
A Héctor Daniel Hernández Becerril, mejor conocido en el círculo libertario como “Tobi”, lo conocí hace casi cinco años debido a que yo estaba inmiscuido en el movimiento punk, primero como escucha, posteriormente como impulsor de un sello independiente –que funge el papel de muchas cosas desde organizador de tocadas hasta un sello y distribuidor de música underground en algunas zonas de Latinoamérica–. Esto no hubiera sido posible sin la convicción de hacer las cosas con pasión y con corazón. Fue el momento en que llegué a la Biblioteca Social Reconstruir.
La Biblioteca Social Reconstruir
Este proyecto primero estuvo en la colonia Centro; ahora se encuentra en la calle Godard, a unas cuadras del metro La raza. Fue fundada por Ricardo Mestre, un refugiado de la guerra civil española de tendencia anarquista, quien llegó al país con un acervo de libros sobre anarquismo. Tobi, durante su juventud, estuvo inmiscuido en la escena punk de Ecatepec y vivía sus ideales: comenzaba a difundir el punk entre una juventud que quería liberarse del yugo de la represión y quería vivir un estilo de vida lleno de anarquía. En algún momento, Tobi tuvo conversaciones con Mestre, adulto mayor perfectamente lúcido, sobre el anarquismo. Desde ese momento la vida de aquel joven cambio aún más.
Fue miembro del colectivo juvenil “Cambio Radical y Fuerza Positiva”, quienes se reunían en la explanada del Museo del Chopo. Así, le tocó vivir el salto del punk que exportaron los Sex Pistols con un el lema Anarchy in the UK, a vivir la anarquía de la manera como le había transmitido aquella persona exiliada. Es cuando, probablemente, el punk comienza a politizarse y coquetea con las ideas que compaginan con el movimiento musical que venía de Tijuana, con sonidos aún más estridentes del hardcore punk debido a su cercanía con la frontera con Estados Unidos, y se comienza a hablar del anarcopunk como la fusión de los sonidos del punk con las ideas anarquistas.
La Biblioteca Social Reconstruir, Tobi, y el punk, son una triada que para el movimiento punk en la Ciudad de México; son clave para comprender la historia que les relato desde mi experiencia, porque hay muchos libros, actores, espacios, fanzines, que hablan del desarrollo de estas vivencias, pero los elementos mencionados son esenciales, pues conectan al mundo de la academia con las calles, que pareciera que van de la mano, cuando no es así. No se trata de hablar desde escritorio sobre la calle, más bien es entretejer un dialogo abierto con nuestra realidad y desde ahí partir de una nueva epistemología.
Tobi y la academia
Cuando comencé mi vida de docente fue con un acercamiento a los movimientos sociales. En una de las materias, donde hasta la fecha sigo colaborando, se invitan a ponentes a las clases. Fue cuando Tobi llego a mi vida con un colectivo denominado “Revuelta Anarco Punk”, junto a Víctor Chomsky (Vocalista de Desobediencia Civil), a darnos una platica en nuestra clase, denominado en el 2015, “Espacio Públicos y Ciudadanía en México”, sobre la reapropiación de espacios. Aquí fue cuando mencionó a la Biblioteca Social Reconstruir, y de ahí empezó una amistad que hasta nuestros días siguió y seguirá más allá de la eternidad.
Comenzamos algunas alianzas entre Tobi, yo y la Biblioteca Social Reconstruir, ya que desde ahí lo invitábamos frecuentemente para hablar de sus vivencias a los alumnos, para que estos tuvieran la noción de que existen otras realidades más allá de los libros de teoría y, como él lo decía al final de cada charla que les daba a los alumnos semestre con semestre, “otro mundo es posible”. La importancia de Tobi y del espacio mencionado en esta crónica, tienen una gran importancia en el movimiento punk y anarquista del país, y también a nivel internacional, dado que Tobi siempre estuvo comprometido con vivir estas ideas de una manera congruente. Transmitía una paz y una tranquilidad que, me atreveré a decir, era una persona con una luz llena de resistencia y lucha.
Entre sus experiencias compartidas en nuestras clases, Tobi contó cuando participó en los años 00 en los movimientos antiglobalización con la caravana de punks denominada Carlo Giuliani, en conmemoración del joven asesinado en Genova por un policía durante una manifestación; nos contó también que, en Guadalajara, un obrero japonés se suicidó en plena manifestación por deshonrar la causa. Fue un relato impactante.
Cuando comencé, junto a otros camaradas de la pubertad, a emprender un fanzine de corte critico sin dejar de lado nuestras raíces en la música extrema denominado Cannibalismo Mortuorio zine, me abrió las puertas para presentar el número 1. Teníamos sólo a seis personas en el público, pero lo que nos importo fue el apoyo al proyecto. Esa solidaridad que tanto lo identificó, es una de las semillas que deja en nosotros.
Hasta siempre, camarada
Un mundo es posible, es cierto. Siempre hay que construir trincheras y luchar desde ahí. Es el momento en que la palabra resistencia toma un gran sentido, el de tomar un camino que no es fácil, y lo más probable es que se pierden personas y cosas en el camino, pero las personas con las que se termina son las más valiosas, como la persona de Tobi, quien me abrió las puertas de su vida y de la Biblioteca.
Persona congruente, amistosa y anarquista, fue uno de los pilares del movimiento punk anarquista de la periferia de la Ciudad de México (Ecatepec). Siempre, con frases de canciones como “Miliciano anónimo”, de Los Muertos de Cristo, cerraba nuestras clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la UNAM. La última vez que tuve contacto con esta gran persona fue el 10 de noviembre en la Biblioteca Social Reconstruir para impartir una charla a nuestros alumnos de la clase “Sociología de la acción colectiva y movimientos sociales”, siempre con sabias palabras y enseñanzas. Los alumnos de dicha clase fueron afortunados en escucharle.
Será recordado con las palabras que decía: “yo viviré esto hasta que me muera, tal vez no lo cambie, pero me iré con la satisfacción de haberlo intentado”. Y, efectivamente, así es como se cumplió el pasado domingo nueve de enero, cuando me enteré que había sido una víctima más del COVID 19. Siempre vivirás en nuestros corazones llenos de hambre de justicia y libertad. Esperemos que las cosas algún día cambien. No nos rindamos, pese a todo.