De la letra cursiva y la de molde ¿a la extinción de la escritura manual?

Desde que recuerdo, mi madre siempre escribe usando el estilo cursivo: ver una letra diferente me sorprendía y causaba cierta dificultad poder leerla, no obstante, poseía un poderoso atractivo estético. Debido a mis más de 30 años, durante la primaria me tocaron algunas profesoras que aferradas a la nostalgia, me obligaban a escribir en cursiva.

En un inicio lo anterior me inspiró a hacer una reflexión sobre cómo y porqué se sustituyó la escritura cursiva por la letra de molde. Sin embargo, luego de analizar la información recopilada y observar mi entorno comprendí que estamos acudiendo a un proceso similar que tiende incluso, a la extinción de la escritura manual como la conocemos actualmente.

Antes de continuar, me parece pertinente preguntarnos ¿Qué es la escritura? Una definición que me pareció reveladora es la de Agustín Gasca:

“La escritura es la primera tecnología mental creada para la ampliación de la memoria, la fijación del conocimiento y el registro de lo que el hombre es, piensa, siente e imagina”.

Dicho autor continua su explicación señalando la relación indisociable entre dicha práctica y su contraparte, la lectura: ambas nos permiten acceder al conocimiento que se ha acumulado generación tras generación. Así pues, la escritura y la lectura constituyen el primer mecanismo para el registro, acumulación y apropiación de todas las actividades humanas.

desaparece escritura manual — Imagen: de Internet

El desarrollo histórico de la escritura y la lectura

Hace siglos la oralidad era la modalidad imperante para transmitir el conocimiento y con el paso del tiempo la creación de la escritura significó una evolución social, al permitir registrar los acontecimientos históricos de distintas civilizaciones. La mayor información que se puede recopilar al respecto tiene que ver con el proceso evolutivo de la lecto-escritura: cómo fue la evolución de la escritura a partir de las tablillas en Mesopotamia hasta la invención de la imprenta en 1450 por parte de Gutenberg.

Antes de la llegada de la imprenta, con la intención de preservar y difundir la información de grandes pensadores contenida en tablillas, pergaminos y papiros, era necesario trasladar y organizar lo escrito originalmente a otros medios y ello dio lugar al surgimiento de un oficio de suma importancia para el desarrollo de la humanidad: el escribano.

La escritura y la lectura eran actividades exclusivas de las élites sociales, pero con el surgimiento y desarrollo del capitalismo fue necesario tecnificar a la clase trabajadora para optimizar el proceso productivo. Así, la educación requería que una mayor parte de la población supiera leer y escribir. Poco a poco dichas actividades se consolidaron como parte de la vida cotidiana

La escritura manual refleja ciertos rasgos de la personalidad: basta con observar la firma de una persona para forjarse una idea sobre ella (la “grafología” aborda dicho tema, pero suele ser llamada pseudociencia). Pensemos en el hecho de que una firma sirve para formalizar contratos de diversa índole y validar nuestras identificaciones oficiales.

La enseñanza de la letra cursiva tiene fundamento pedagógico: ayuda a un mejor desarrollo motriz y neuronal. Cabe señalar que tiende a estar recargada hacia la derecha debido a que la mayoría de personas son diestras. Asimismo, la escritura cursiva desempeña funciones en el ámbito editorial para resaltar palabras en un sentido metalingüístico. Incluso existe la “háptica”, disciplina que se encarga del estudio de la relación de las funciones cerebrales con los movimientos realizados al escribir.

Lo sorprendente de la escritura es su capacidad tanto para particularizar como para uniformar: si alguien escribe a mano sus trazos serán únicos y por el contrario, con las fuentes impresas se establece un solo tipo de letra.

La hegemonía de la escritura electrónica

La escritura en letra cursiva fue reemplazada por la de molde, pues esta última facilita una escritura y lectura uniformes. Esa sustitución se debió a una necesidad pragmática que también se está gestando en nuestros días: una transición de la enseñanza de la caligrafía por la mecanografía, debido al creciente y obligatorio uso de dispositivos tecnológicos para escribir.

Para muchos es obvio que la escritura a mano está siendo desplazada poco a poco por la electrónica (ya sea mediante el uso de un teclado, físico o virtual) y ello implica una pérdida de la individualidad, al uniformar toda la escritura a las fuentes que un ordenador o celular tienen disponibles. Llegados a este punto, la producción y manejo de la información cobran importancia: el mundo cibernético permite almacenar grandes cantidades de archivos y de ello se desprenden la generación de nuevas formas de escritura y apropiación de la misma.

Abogar por un retorno a la escritura de puño y letra sería por demás iluso tomando en cuenta el inminente avance tecnológico que tiende a “subir” todo al llamado ciberespacio. No obstante, considero que es posible integrar el pasado con el futuro: pululan aplicaciones que hacen virtual la escritura de cualquier persona o permiten digitalizar textos escritos a mano. Estamos ante un nuevo y abrupto cambio generacional, en el que incluso la escritura está siendo reemplazada por métodos más eficaces como las notas de voz.

Luego de este recorrido, considero que en un futuro no muy lejano la escritura manual quedará rezagada a recordatorios, recados y textos; en otras palabras efímeros y desechables. Por su parte, la escritura electrónica se reducirá a aquella de índole científica y periodística; en primer lugar porque dichas actividades necesitan de un almacenamiento y rigurosos lineamientos bibliográficos para la investigación y difusión; en segundo lugar y quizá más importante para la intencionalidad de este artículo, porque las nuevas generaciones se adentrarán más y más en el ciberespacio y con ello, la implementación de los audiovisuales será imperante: los guiones serán escritos mediante un teclado y una vez trasladados al formato final serán eliminados.