La cooperación económica internacional está en riesgo
Diego P. Alba @diegop_alba
En el contexto actual de globalización, no resulta eficiente concebir y analizar el comercio internacional como una rama meramente económica aislada de otros ámbitos de las ciencias sociales. Factores como la migración, las relaciones de poder, el narcotráfico, la corrupción, entre otras causas –sobre todo en América Latina–, favorecen o perjudican a los países al momento de negociar condiciones o beneficios mutuos que buscan plasmarse en los tratados comerciales que suscriben.
Tales situaciones han sido consideradas y usadas –en muchos casos de manera perversa– como “fichas”, “cartas” o “monedas de cambio” dentro de las mesas de negociaciones y, sobre todo, de manera abusiva en situaciones de asimetría entre países (país desarrollado vs país en desarrollo).
Para México, así como otros países en desarrollo, de los grandes problemas a resolver, a fin de evitar lo más posible las condiciones de asimetría y abuso en las negociaciones internacionales, son las malas condiciones de trabajo, el desempleo y la migración por necesidad laboral, hechos que provocan un importante flujo de personas hacia Estados Unidos.
La importancia que reviste este tema para el comercio internacional radica en la relación y equilibrio entre lo que dicta la norma económica, casi siempre adecuada a los intereses de los países poderosos y tendientes a mejorar los índices macroeconómicos y flujos de inversión, y la norma social, la cual busca el mejoramiento de las condiciones laborales y la protección de los derechos de los trabajadores.
Las ventajas del T-MEC
En el plano internacional, instrumentos como el T-MEC podrían contribuir a reducir la brecha salarial en México, por medio de estrategias que fomenten un incremento paulatino en las condiciones económicas de los trabajadores de los diferentes industrias, reduciendo gradualmente los índices de pobreza para los trabajadores y alejando a las personas de la necesidad de migrar hacia Estados Unidos por cuestiones económicas.
Es evidente que la medidas no impactarán a gran escala en todo el país pues muchos sectores productivos aún no cuentan con este tipo de regulaciones en favor de los trabajadores; sin embargo es importante un seguimiento de cerca a los asuntos de esta índole entre la Reforma Laboral, el T-MEC y su implementación conjunta, pues es muy probable que estemos en presencia de un nuevo modelo que ayude al desarrollo de la población más vulnerable y mitigue graves problemas socioeconómicos como causas de migración.
El tema de seguridad nacional en EU podría desestabilizar al T-MEC después de la pandemia
De manera casi directa a las condiciones laborales de México y en relación con factores como la inseguridad y la migración ilegal, en 2018, Estados Unidos hizo público el documento llamado Estrategia de Seguridad Nacional en donde describe las principales preocupaciones de seguridad nacional del país y cómo la administración del gobierno estadounidense planea abordar dicha problemática, reconociendo a la seguridad económica como parte de la seguridad nacional.
Este nuevo régimen sigue siendo, hasta la fecha, bastante opaco pues el documento no brinda un concepto claro de “seguridad económica” ni tampoco establece sus límites, dejando abierta la posibilidad a Estados Unidos de obstaculizar los acuerdos comerciales por razones que, a su juicio, consideren de seguridad nacional, imponiendo unilateralmente aranceles, embargos, sanciones comerciales o represalias para contrarrestar el daño o la amenaza de daño.
En conocimiento de las fuerzas de tensión que se involucran en un tratado de este calibre (económicas, sociales, jurídicas, políticas, tecnológicas), es importante ubicar correctamente la situación de México –país en desarrollo– frente a Estados Unidos –país desarrollado–, reconociendo el poder económico y político con el que cuenta este último dentro de la comunidad internacional; no obstante, ello signifique que México podrá y deberá ceñirse a los términos que su vecino del norte dicte en atención a sus intereses.
La política comercial mexicana deberá estar orientada hacia la búsqueda del mayor beneficio para el país por medio de los instrumentos jurídicos y de política exterior propios del Estado. Asimismo, se debe reconocer la imposibilidad de lograr un comercio internacional sano y próspero para México si se continúa separando a éste de los embates de la migración y la seguridad nacional en el contexto norteamericano. Estos dos grandes problemas deben ser ejes primordiales en el estudio y análisis estratégico en la política exterior mexicana.
La laicidad de los criterios estadounidenses sobre seguridad nacional y la poca efectividad mexicana por atender las migraciones ilegales, podría manchar de incertidumbre y desconfianza las mejoras que pueda traer el T-MEC una vez reactivada la económica después de la pandemia.