El “horroroso” y corrupto Jorge Castañeda
Jorge Castañeda Gutman se portó como quien es: un forastero en su propio país. En las narraciones de su vida siempre ha sabido describirse como el protagonista de una serie de memorias cuya autenticidad quedan fuera de la realidad. Por lo menos, de la realidad mexicana, porque la realidad vivida por él y su grupo de amigos influyentes dista mucho de las vivencias cotidianas de la gente de México. Su vida oscila entre la élite del poder y la intelectualidad ociosa y mantenida. Desde esas altas esferas finge entender a un país que lo llenó de riquezas y, cuando ya no le da nada, le parece horroroso.
Jorge Castañeda y sus amigos
¿De qué hablará Jorge Castañeda con sus amigos? Destaquemos un detalle: sus amigos son, todos, como él. Sus allegados son personajes con poder económico, político y mediático. Sus conocidos son hijos de alguien poderoso, con lo cual, tienen resuelta la vida. Sus aliados se han enriquecido con dinero público; él y sus aliados sirven al poder de formas grotescas y por ello han obtenido grandes beneficios económicos. Sus camaradas se entienden con grupos delincuenciales, pero nunca son investigados porque, normalmente, forman parte de los grupos políticos en el poder. Él y sus amigos estudiaron en escuelas muy caras. Jorge Castañeda y sus amigos le han hecho mucho daño a México.
¿De qué se ríen Jorge Castañeda y sus amigos? La gente normal se ríe de una gracejada familiar, un recuerdo agradable o un ridículo ajeno. Jorge Castañeda se ríe de cuando ha logrado ilegalidades en su beneficio. Se carcajea. Muere de risa. Y le parece comiquísimo hablar pestes de los pueblos históricamente olvidados por los gobiernos. Debe ser divertidísimo haber sido parte de muchos gobiernos y nunca, jamás, haber hecho algo en beneficios de esos pueblos. Es hilarante, por supuesto, la miseria, porque la pobreza, para la gente educada como Jorge Castañeda, es algo de otro mundo, inexistente, un “mito genial”. ¿A quién no le causan risa los pobres?
Este comentario es clasista y racista. Y exhibe la prepotencia de un corrupto acostumbrado a mover sus influencias para "favorecer" a su hija. ¿No pueden invitar a alguien que tenga algo más interesante qué decir que este cartucho quemado? @JorgeGCastaneda @leozuckermann https://t.co/wAlZYmw3Tt
— Federico Navarrete (@Fedenavarrete) June 26, 2020
El caso Putla
¿Qué dijo Jorge Castañeda que lo reveló como clasista, racista y corrupto? En pocas palabras, que los médicos cubanos, acostumbrados a lo jodido, atienden oaxaqueños, acostumbrados a lo jodido:
Ponen de alguna manera en evidencia –los médicos cubanos– a los (doctores) locales, porque los locales no quieren irse. No puedo usar la palabra correcta, científica, pero a un pueblo con adjetivo previo, “arrabalero” […] donde por cierto, Héctor (Aguilar Camín) se acuerda muy bien, cuando (su hija) terminó la carrera de medicina aquí, en la UNAM, se fue a un pueblo horroroso en Oaxaca. Putla, si no me equivoco. Y luego gracias a Héctor y su amistad con Diódoro (Carrasco, exgobernador de Oaxaca) creo que la pudimos enviar a otro pueblo, un poquitito menos horroroso. Pero [..] que se haya ido con gran entusiasmo, no. Y un cubano sí va a Putla, feliz de la vida.
A Jorge Castañeda le parecen irrisorios los médicos cubanos llegados a México para apoyar en la lucha contra la pandemia. Quizá porque son cubanos. Si fueran suizos –o blancos y adinerados– su postura sería distinta. Atender médicamente a la gente en comunidades alejadas le parece ridículo. Evidentemente, de acuerdo con sus palabras, los pueblos de Oaxaca no deberían tener asistencia sanitaria de calidad, porque los doctores deben atender ciudades, no poblados “arrabaleros” oaxaqueños. Aunque, otra vez con sus palabras, los médicos cubanos sí pueden atender poblaciones pobres y “horrorosas”, porque provienen de un pueblo igualmente jodido y los perros se juntan con las garrapatas, todos lo saben. Jorge Castañeda, el intelectual que desprecia a Cuba y a Oaxaca, fue Secretario de Relaciones Exteriores.
Estos dos hombres buscaron la presidencia de México. Ambos hicieron estudios en el extranjero y para ambos Oaxaca y sus pueblos representan un lastre para el país.
Está es la derecha en México, racista y clasista.#Putla #BuenasNoches #racismo #Jueves pic.twitter.com/oaHRjRQoNX— Alam Bernal (@AlamBeav) June 26, 2020
La molestia del junior
A Jorge Castañeda le molestan los pueblos de Oaxaca porque son “horrorosos”, pero no le molesta el abandono sistemático de los pueblos indígenas por parte de los gobiernos de los cuales formó parte. No le molestan millones de pobres ni le molestan los funcionarios enriquecidos con el dinero destinado a las personas en pobreza extrema, habitantes de esos pueblos “horrorosos”. A Castañeda le molesta que los médicos cubanos atiendan a esa gente pobre. Le molesta que en el pasado enviaran a algún familiar suyo a atender a gente pobre. Le molesta pensar en las manitas de ese familiar manchadas con la tierra del campo, con el sudor de la gente en la miseria.
Jorge Castañeda no entiende la realidad mexicana porque nunca ha vivido en una realidad fuera de Polanco y Nueva York. No puede entender la belleza de Putla de Guerrero porque no tiene la capacidad para comprender la diversidad cultural de México. No tiene un gramo de empatía con Putla y cualquier otro pueblo de Oaxaca porque siempre ha sentido un profundo desprecio por lo indígena y su resistencia ante las avalanchas coloniales. Jorge Castañeda no entiende a México y prefiere destruirlo siempre y cuando eso le haga ganar dinero.
Los intelectuales corrompidos
En el cuadro televisivo, había cuatro personas: Leo Zuckermann, el conductor; Héctor Aguilar Camín, traficante de influencias; Javier Tello, patiño de Zuckermann; y Jorge Castañeda Gutman, analista político, intelectual a la medida y narrador de chistes bravos. Los tres primeros sabían la gravedad de la narración de Castañeda. No sólo estaba insultando a los médicos cubanos –su intención primaria–, sino agredía de frente a los pueblos de la mixteca oaxaqueña, al sistema educativo sanitario, e involucraba a su gran amigo, Héctor Aguilar Camín, en tráfico de influencias. Mientras eso pasaba, Jorge Castañeda reía, feliz, porque sentía, por un momento en su vida, tener gracia narrativa de calidad. No era así. Las risas de sus contertulios apenas se asomaron. A todos ellos deben gustarles los chistes clasistas, pero en privado, no ante miles de televidentes.
Se le ha puesto mucha atención a los términos “horroroso” y “arrabalero”. Pero no se le ha prestado la debida atención a un hecho de corrupción absoluta. Aunque no se entiende bien en el video, parece que Castañeda menciona a una hija suya, enviada a Putla para cumplir con su servicio social. Todos los médicos deben realizar ese servicio en distintas poblaciones marginadas. Pero en esos años, cuando Diódoro Carrasco Altamirano era gobernador de Oaxaca, a Héctor Aguilar Camín se le hizo fácil levantar el teléfono y hablar con el exgobernador. Le pidió una ayudadita: mover de su servicio social a una persona porque a la familia, el lugar, Putla de Guerrero, le pareció “horroroso”. “Cómo no”, dijo Diódoro, el megacorrupto Diódoro, e hizo otras llamadas a los respectivos funcionarios para colocarla en otro sitio. ¿Con cuántos años de cárcel se castiga el tráfico de influencias?
Héctor Aguilar Camín ha tratado de ser el paladín intelectual contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Todos conocen su cercanía con los gobiernos pasados, su gusto por recibir cantidades millonarias para sus publicaciones y sus conferencias, pero nunca se había escuchado, en voz de alguien tan cercano a él, su corrupción y la facilidad para ejercerla. Así funciona la realidad de Aguilar Camín y de Jorge Castañeda. ¿Cómo no les va a parecer horrorosa la gente pobre, la que vive de su esfuerzo?
Los oaxaqueños los repudiamos
No te molestes con disculpas, Jorge Castañeda. Los oaxaqueños ni las queremos ni las necesitamos. Durante años hemos repudiado a Héctor Aguilar Camín, a Leo Zuckermann y a los Castañeda padre, hijo y nieto por el daño producido al país con sus palabras, sus actos y su corrupción. Los tres últimos son vividores de una herencia de influencias entre las élites políticas, pero con talentos ínfimos para desarrollarse en cualquier ámbito.
Si Jorge Castañeda ofrece una disculpa da igual, porque son palabras huecas. Ya conocemos su pensamiento verdadero. Si la ofrece, es irrelevante. Poco a poco caen las intelectualidades sobre las cuales los anteriores gobiernos erigieron su imagen.
Putla de Guerrero y Oaxaca de Juárez ahí seguirán, con toda su cultura, su diversidad y su magnificencia. Pero Jorge Castañeda pasará a la historia como un junior vividor, corrupto, traidor a México y a Cuba y como un pobre diablo con dinero y amigos acaudalados. Este es un mensaje de los oaxaqueños para él: nos vemos en la Historia, Jorge Castañeda.