Alteridad

La doble ausencia de la paternidad


19 junio, 2020 @ 7:50 am

La doble ausencia de la paternidad

Doble ausencia de la paternidad

Al hablar de padres ausentes nos referimos a la ausencia física pero también afectiva de los hombres en la vida de sus hijos. Mientras que algunos renuncian por completo a su labor paternal luego de una separación o divorcio, otros adoptan una postura ambivalente ante el resto del conjunto familiar: llaman de vez en cuando, su afecto se vuelve inconsistente, su interés es esporádico y el tiempo de calidad se organiza en torno a su propia disponibilidad, es decir, cuando ellos pueden, quieren o les sobra algo de tiempo.

Ausencia emocional: están en casa, pero no se comprometen con sus hijos

Para muchas personas resulta complejo el hecho de considerar como ausentes a los hombres que no se han ido por completo de las vidas de sus hijos, pero que tampoco hacen un esfuerzo por estar presentes de manera constante. Estos son el tipo de padres que ocasionan que sus hijos crezcan preguntándose: “¿Por qué mi papá me llama en Navidad y en mis cumpleaños pero nunca el resto del año? ¿Por qué rehízo su vida, se casó otra vez o formó una nueva familia y yo quedé en segundo plano? ¿Cómo puede irse a dormir sin preguntarse si tengo qué comer, si estoy bien o si me hace falta algo?” Describimos, por lo tanto, a padres a medias que, cuando lo hacen, demuestran su afecto de la forma en que ellos quieren y no como sus hijos lo necesitan.

Estas y muchas otras maneras de estar sin estar de los padres forman parte de la realidad de cuatro de cada diez hogares mexicanos —según el Censo de Población y Vivienda del 2010—  aunque la cifra bien puede ser mayor. “¿Qué significa una presencia constante y efectiva en la vida de mis hijos?” es una pregunta que si acaso se plantean, muchos hombres contestan de manera incorrecta. Su desinterés es evidente, aunque en sus propios términos ellos “nunca hayan dejado de estar ahí” al cumplir con una manutención económica.

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Imagen: Internet

Las mamás “luchonas”

En México la paternidad ausente es tan común que las mujeres que quedan a cargo de los hijos y se autodenominan “madre y padre a la vez” son un motivo frecuente de burla, aunque nadie se ríe de los “hombres y padres ausentes al mismo tiempo”.  No solo se tolera el papel deficiente como padres de muchos hombres dentro de la sociedad mexicana, sino que, en general, se imputa  una mayor carga moral a las mujeres en el proceso de la crianza. Después de todo, ellas son quienes ponen la cara cuando los hombres dejan plantados a los niños, no les llaman como prometieron y no los buscan durante meses, además de lidiar con la decepción de sus hijos y con su propia rabia antes la irresponsabilidad de sus ex parejas.  Por si fuera poco, las madres solteras son tildadas de “luchonas” como si su esfuerzo y su labor física, emocional y económica para sacar adelante a sus hijos fueran algo insignificante.

Algunos datos que sirven para respaldar la urgencia de reconocer la labor de las madres solteras y cuestionar el abandono paternal son los del Censo de Población y Vivienda que en el 2010 señaló que los padres sumaban en México 19 millones, de los cuales solo 42 mil eran papás solteros. Respecto al género opuesto y según los datos del INEGI del 2014, 33 de cada 100 mujeres en México son madres solteras. Estas cifras por sí solas nos deberían obligar a preguntarnos ¿Hacia quiénes estamos dirigiendo el escarnio? y ¿A quiénes estamos eximiendo de sus responsabilidades?

Costos y consecuencias de la ausencia (física y/o emocional) paterna

Una labor paternal defectuosa ocasiona un agravio importante en los hogares mexicanos. No solo para las hijas quienes proyectan sus carencias afectivas en sus relaciones de pareja, sino para los hijos, quienes asumen una gran responsabilidad económica desde temprana edad en sus hogares. Estas dinámicas disfuncionales se reproducen muy a menudo, interfiriendo en el pleno desarrollo económico y social de las madres y los hijos y en última instancia, del país. Por lo tanto, es necesaria una promoción del papel esencial que tienen los hombres en el desarrollo integral de sus hijos y de la sociedad, sobre todo después de que ocurre una separación o divorcio, un hecho que no los exime de sus responsabilidades  no sólo económicas, sino también afectivas.

Socióloga en ciernes, amante de los viajes y de una buena charla con los amigos.