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El infantilismo de Chumel o la banalización de la tolerancia


18 junio, 2020 @ 7:55 am

El infantilismo de Chumel o la banalización de la tolerancia

Contexto

El pasado miércoles 17 de junio, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) realizaría un foro sobre el racismo y el clasismo en el que participarían  Alejandro Franco, Tenoch Huerta, Maya Zapata, Mónica Maccise y Chumel Torres, lo que desató una polémica en las redes sociales, especialmente en la república de Twitter, por lo que finalmente el evento fue cancelado. A diferencia de Tenoch Huerta y Maya Zapata, quienes de forma regular han denunciado la discriminación y el racismo imperante en México, Chumel se ha caracterizado por su reiterado uso de la discriminación como tópico de sus chistes. Incluso, en su cuenta de Twitter publicó “¿Dónde denuncia uno si conapred lo discrimina?”.

El infantilismo de Chumel

No dedicaré las siguientes líneas a Chumel, no sólo porque sería una pérdida de tiempo, sino porque tampoco pretendo hacerle eco a su juego infantil en el que intenta pasar por comedia la reproducción del racismo y el clasismo, en el que después se presenta como víctima (de su propio “juego”).

chumel conadred racismo
Imagen: Milenio

Lo verdaderamente preocupante

Me interesa, más bien destacar que ante ello, diversas personalidades se pronunciaron, alegando pluralidad y tolerancia, para permitir que Chumel participara en el foro en cuestión. Por ejemplo, la locutora Gabriela Warketin, preguntó en su cuenta de Twitter “¿Será que la próxima vez que alguien quiera armar una mesa o un debate o una confrontación de ideas, tenga que pasar primero a pedir permiso a la tuitósfera?” y sentenció señalando “Espero que nos demos cuenta de lo peligroso que es esto. Pero… cada quien”.

No pongo en cuestión la calidad de la conductora cuya labor periodística es interesante. Pero me interesa precisamente porque quien emite ese juicio juega en la opinión pública un rol si no determinante, si de una influencia nada despreciable. Y es que encubierta en la supuesta pluralidad y confrontación de ideas, se defiende primero la “tolerancia” a la participación de Chumel y en segundo lugar, pero de forma menos clara, una crítica al ejercicio público de las ideas en lo que llama tuitósfera.

Es decir, en cierto modo hay un desprecio a la democracia sustantiva, entendida no sólo como el ejercicio de elección sino como confrontación de ideas en la esfera pública que orienten las decisiones de los poderes públicos.

La idea de la tolerancia a la participación de Chumel, fue repetida por diferentes personajes en el mismo sentido que Warketin “permitamos la confrontación de ideas” y “el peligro de no reconocer opiniones distintas”. Sin embargo, nadie señaló qué ideas son las que defiende Chumel. Bien pudo explicar, desde hace tiempo, que su comedia no expresa sus opiniones políticas. Aunque esto hubiera sido poco creíble, pues sus redes sociales tienden a expresar claramente sus puntos de vista coherentes con su comedia. Y no, la comedia no es neutral ni es apolítica. Por el contrario, es  en muchos casos una forma más de reproducción de la violencia sistémica, en este caso, la discriminación racial o de clase.

El tema crucial en el debate sobre la participación de Chumel Torres, es el problema de la tolerancia y la diversidad de ideas, que en primer lugar debe demostrarse, existen, pues si no partimos de suposiciones. Pero aun así, como se ha planteado el tema de la supuesta intolerancia a Chumel es absolutamente falso.

En defensa de la intolerancia. Politizar la tolerancia

Al respecto hace algunos años, el filósofo esloveno Slavoj Zizek escribió un breve librito En defensa de la intolerancia en el que expone por qué la tolerancia tiene un límite, contrario a la imagen contemporánea que presenta la tolerancia como algo sin límites, es decir un absoluto. Esto significa, que todo lo que está fuera de esos límites no debe ser tolerado, de ahí el provocador título del libro, pues apela a no disolver la tolerancia sino politizar la tolerancia, reconociendo sus límites. Por tanto surge la evidente pregunta de ¿hasta donde permitimos lo que permitimos?

Seamos serios, Chumel es un chiste, no iba a ir a debatir ideas, sólo a burlarse

La cancelación del evento era correcta igual que la exigencia porque Chumel no fuera parte de él. Precisamente en estos días hemos sido testigos de enormes movilizaciones a raíz de un asesinato de carácter racial en Estados Unidos, quizá las mayores movilizaciones desde la Guerra de Vietnam. Banalizar la discriminación como hace Chumel no sólo es irresponsable frente a quienes a diario se enfrentan a la violencia sistémica por distintas causas, sea su color de piel, orientación sexogenerica o su clase social. Es también una banalización de la tolerancia y de los límites de lo que tenemos y podemos permitirnos como sociedad. Y seamos sinceros, Chumel no iba a ir a debatir ideas.

4 comentarios
  1. Erwin Castillo

    Me gustó tu nota.

  2. Alondra García

    Felicidades, se quejan del racismo y de la intolerancia, pero son iguales. Debemos ser tolerantes a su forma de ser, eso no quiere decir que se esté de acuerdo, además, resultaron videntes, pues dicen que no iba a ir a debatir ideas. Y gracias, por seguir el juego de la señora que viven en Palacio.

  3. Adolfo

    Durante años cómo sociedad hemos luchado por la libertad de expresión. Esto significa tener espacios para todo tipo de ideas. No se debe limitar a alguien tan solo por qué no piensa igual que la supuesta mayoría. Si no querían a esta persona en el evento,simple, no lo hubieran invitado. Así nadie violaría la libertad de expresión. Sigue existiendo intolerancia de izquierda a quienes piensan diferente de ellos y ellos mismo siempre han criticado esa intolerancia de los de derecha.

  4. Gabino

    Excelente Reflexión

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