Lo bueno, lo malo y lo feo del movimiento feminista

El filósofo alemán Walter Benjamin señala en sus Tesis sobre la Historia que ‘Hacer época’ no es intervenir pasivamente en la cronología, es interrumpir el momento. “No hay instante que no traiga consigo su oportunidad revolucionaria –sólo que ésta tiene que ser definida en su singularidad específica, esto es, como la oportunidad de una solución completamente nueva ante una tarea completamente nueva. Al pensador revolucionario, la oportunidad revolucionaria peculiar de cada instante histórico se le confirma a partir de la situación política. Las clases revolucionarias son las que hacen saltar el continuum de la historia en el instante de su acción.” 

Lo bueno

La actual movilización feminista que se está dando en todo el mundo, se caracteriza como la Cuarta Ola del feminismo. En México, este movimiento ha expresado sobre todo demandas de justicia, contra la violencia sexual y de género, contra el acoso y sobre todo contra los feminicidios y desapariciones de mujeres. En las últimas semanas han traído con fuerza al debate público la discusión sobre esos temas. 

Han sido movilizaciones que desatan pasiones en las redes sociales porque en algunas se han presentado “actos vandálicos”, “acciones de violencia”. A propósito de las movilizaciones que se darían el 8 y 9 de marzo con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la periodista Laura Castellanos publicó un artículo sobre esta ola feminista, las mujeres que las protagonizan y sus demandas. Entre otras cuestiones, Castellanos menciona que “no son feministas teóricas, sino vivenciales. Se apropiaron de un término históricamente estigmatizado, lo resignificaron y lo han hecho popular, movidas por la rabia ante las violencias machistas, y por la sororidad (hermandad solidaria femenina) que a partir de la violencia han ido construyendo con las mujeres de su familia, su entorno y su país.”

Señala también que “en las últimas semanas he charlado con feministas académicas e institucionales y algunas de ellas rechazan que estas morras sean feministas genuinas o que aporten a la lucha de las mujeres. Pero la realidad es que están resquebrajando la coraza institucional que ha protegido a los acosadores escolares y su lucha está teniendo, en estos días, una respuesta sin parangón.”

Entre las consignas de las mujeres que se manifiestan está el reclamo por la violencia de género, la violencia sexual, la impunidad y falta de justicia para los casos de feminicidios que se dan diariamente en el país. Nada o casi nada he escuchado decir sobre la violencia sutil y casi invisible que es la violencia sistémica que hace posible y soporta otras formas de violencia hacia las mujeres.

En México, de seguir como vamos, faltarán 200 años para lograr abatir las brechas de desigualdad económica entre hombres y mujeres. El empleo se ha precarizado en México afectando principalmente a las mujeres: a finales del sexenio de Fox 8.5% de mujeres trabajadoras ganaban 13 mil pesos mensuales, a finales del sexenio de EPN sólo 3% de las mujeres asalariadas percibían esa cantidad. Asimismo, de las mujeres jóvenes que no estudian, ni trabajan, cerca del 90% o más no lo hacían por quedarse en casa haciendo tareas del hogar o trabajos del cuidado. No cabe duda de que hay mucha rabia, demasiada rabia y enojo porque seguimos viviendo una gran desigualdad y sumado a ello unos índices de violencia que tienen como víctima principalmente a las mujeres.

Lo malo

Dos casos particularmente mediáticos (y mediatizados), el asesinato de Ingrid Escamilla  (y el tratamiento informativo del mismo) y de la niña Fátima, que fue robada al salir de su escuela y luego asesinada, fueron un punto de inflexión que puso en el foco mediático y en las redes sociales el tema de la violencia contra las mujeres, las niñas y el feminicidio. No tengo mis dudas de que el actual gobierno respondió tarde y mal, pero tampoco tengo dudas de que la coyuntura y el tratamiento sesgado de la mayoría de los medios tuvo objetivos mucho más oscuros e inconfesables. 

Otra vez Walter Benjamin dice que “el aparato burgués de producción y publicación tiene la capacidad de asimilar e incluso propagar cantidades sorprendentes de temas revolucionarios sin poner por ello seriamente en cuestión ni su propia existencia ni la existencia de la clase que lo tiene en propiedad.” Y justo es lo que ocurrió ante una respuesta apresurada e incluso torpe de la 4T. De inmediato surgió una oleada de sujetos que se asumieron defensores de las causas de las mujeres, pero es que además, quién podría no estar en favor de una causa tan justa y legítima como garantizar el derecho a una vida libre de violencia.

Desde el payaso Brozo hasta el expresidente Felipe Calderón, pasando por Carlos Slim y el seminario Desde la Fe expresaron su apoyo a las mujeres, a la necesidad de acabar con la violencia, y por supuesto dieron su beneplácito a que las mujeres participaran libremente en un paro nacional convocado por organizaciones de la sociedad civil para el nueve de marzo. 

De inmediato, empresas, empresarios (hombres), la iglesia y hasta grupos provida apoyaron el paro de manera condescendiente y yo diría hasta hipócrita. Aún cuando las mujeres en general y organizaciones de forma particular se han deslindado de partidos políticos y movimientos como México Libre, la duda quedó sembrada. Así, el presidente AMLO no vaciló en señalar, por un lado, la legitimidad del movimiento femenino y de sus demandas, así como reiterar que todas las personas tienen derecho a la libre manifestación, pero por el otro lado también habló de que el conservadurismo podría estar detrás de ciertas expresiones de esta movilización.

Lo feo… una reflexión final

Tengo dos hipótesis: las legítimas reivindicaciones y manifestaciones femeninas podrían en la actual coyuntura tomar dos cursos. El primero y más deseable: desembocar en un movimiento incluso más progresista que lo planteado por la llamada Cuarta Transformación. Legalización del aborto en todo el país, políticas públicas y mecanismos de prevención de las violencias hacia las mujeres (sexual, simbólica, económica, física, etc.).Las mujeres y los feminismos podrían tomar un papel central y muy progresista en esta coyuntura.

La segunda, es que el movimiento sea el huevo de la serpiente en donde se incube y se implante de manera oportunista, disfrazadas de progresismo, posiciones antiderechos que desemboquen en un gobierno de ultraderecha. No soslayemos que los grupos que exaltan discursos de odio, antiderechos, muy conservadores, se apropian del lenguaje progresista con fines bastante oscuros. Basta escuchar a una mujer embozada que entrevistó Carmen Aristegui en la marcha del domingo 8 de marzo y que claramente dice que quieren tumbar a AMLO y que es un facho (sólo le faltó decir que AMLO es un peligro para México para que nos quedara claro todo).  

El movimiento feminista actual no enarbola con claridad una estrategia o demandas más allá de parar la violencia feminicida, la violencia de género, el acoso. Por ello, los grupos más conservadores se han montado con facilidad en esas demandas, cómo culparles, quién no podría estar de acuerdo con este reclamo, sería impensable que ningún grupo de la sociedad no hiciera propia una demanda tan legítima y necesaria como esta.

Es fácil que grupos conservadores, incluso de ultraderecha, se apropien del llamado de las mujeres con miras a minar al actual gobierno y su proyecto transformador con el objetivo de sumar votos en el 2021 y en el 2024 incluso apuntalar a una mujer a la presidencia (México Libre se frota las manos). Un texto publicado en La Silla Rota se titula “No hay oposición más sólida en México que la feminista” y si esta afirmación es verdadera… pues tenemos claro por qué el oportunismo de los detractores del actual gobierno y de AMLO. No hay que olvidar cómo se gestan los llamados golpes blandos.

Agradezco la siempre disposición para charlar e intercambiar posiciones e ideas a mis amigas y amigo: Lucía, Argentina y Héctor.