La cinta que todo hombre debería ver para entender el feminismo

“La audiencia se ha convertido en el periodista, el crítico y el artista”

Beatriz Colomina

 

Con el paso del tiempo la construcción social de géneros ha provocado que al sexo masculino se le vea como una figura dominante que tiene que aportar el sustento, el ente con una posición jerárquica superior, ¿qué pasaría si por un tiempo vivieran la distopía diaria a la que nos atenemos todas las mujeres?

“En la actualidad acoso se usa indistintamente para nombrar conductas muy variadas, desde el hostigamiento realizado por alguien en una posición jerárquica derivada de relaciones laborales, docentes o domésticas, hasta una serie de actos en el espacio público que llevan a cabo hombres desconocidos” (Lamas, Marzo 2019)

Este estado luctuoso de soportar actitudes de hombres machistas y misóginos en nuestras vidas es algo que mujeres de todo el mundo debemos sobrellevar en menor o mayor medida. Tal es el caso de los estigmas en oriente con respecto a la liberación de la mujer con un amplio y difícil trasfondo cultural, hasta los micro machismos en américa del norte y américa latina. La complicidad de estas actitudes son la base de la violencia de género, desde el amigo que ríe al apuntar a una mujer con palabras por demás peyorativas o inclusive la amiga que por no quedar mal entre un círculo de hombres lo acepta y aprueba, pero, ¿realmente por qué lo aplaudimos y aprobamos día con día?

La sociedad va cambiando lentamente, pero aún se juzga en base a nuestro género, eres hombre o eres mujer, te gusta el rosa o el azul, trabajas o eres ama de casa, una elección binaria que no acepta matices de grises y que siempre impone un ser superior que no puede serlo sin quitarle su identidad e individualidad a otro, pues bien, como menciona Beatriz Preciado: “No creo en la violencia de género, creo que el género mismo es la violencia, que las normas de masculinidad y feminidad, tal y como las conocemos, producen violencia”; adentrándonos a una reflexión, estás llamadas normas de conducta conservadoras son el declive de una sociedad justa basada en la equidad.

La película “No soy un hombre fácil” de producción francesa, rompe barreras y toca sensibilidades culturales de género mostrando una crítica a manera de sátira cómica del típico estereotipo del hombre varonil con actitudes misóginas que son normalizadas y veneradas por la sociedad. Hay que entender que este mundo paralelo mostrado en el filme no intenta mostrar el cómo debería de ser la sociedad, más bien de cambiar papeles y concientizar a los hombres en torno a actitudes que se han internalizado y no deberían existir en la actualidad.

Aunque bien el filme se puede interpretar como una mala broma, es verdad que es una construcción cultural existente, la mujer siempre es tratada como el sexo débil y su imagen se hipersexualiza, inclusive puede ser vista como un producto. El sólo hecho de llamar a una mujer empoderada aún generan desagrado ante la sociedad, a pesar de haber pasado décadas de cambios, ¿será que les disgusta pensar que pueden perder sus privilegios?

La deconstrucción de la manera de pensar de la sociedad es necesaria, hemos llegado a un punto de quiebre en el que las mujeres hemos tomado la situación en nuestras manos y no vamos a aceptar las sobras de una aceptación o una manera de sobrellevar el “problema”; esto sucede todos los días y no es algo que se vaya a detener cerrando los ojos y esperando lo mejor, tanto mujeres como hombres deben actuar como detonante en la eliminación de la mentalidad retrógrada de una generación y dejar de repetir y seguir patrones de conducta dañinos que no nos permiten progresar.