La marcha de Sicilia y LeBarón; otro fracaso de la derecha
AMLO, antes que político, es un líder social
La biografía política y personal del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no se reduce como funcionario público o dirigente político. AMLO es además un líder social, conoce la política como praxis pues se ha manifestado marchando y no precisamente distancias cortas. El tabasqueño encabezó la caminata por la democracia desde Tabasco hasta el Zócalo de la Ciudad de México, tras el fraude en las elecciones para gobernador de esa entidad a finales de los años 80’s, e impulsó las manifestaciones contra el fraude presidencial en 2006.
De marchas a marchas
También, ya como gobernante, el hoy presidente enfrentó las marchas de protesta contra la inseguridad en la Ciudad de México, movilizaciones que a diferencia de aquellas que encabezó en el pasado, fueron muy mediáticas y, cosa rara, promovidas incluso por Televisa y Tv Azteca. En nuestro país hay poca o nula organización social y colectiva, una política de Estado durante años fue corromper, desmovilizar, cooptar y despolitizar a la sociedad y a los movimientos sociales.
No es de extrañar entonces que organizaciones como Alto al secuestro de Miranda de Wallace, por ejemplo, fuera una de las más ‘críticas’ de AMLO. Reportajes en la revista Proceso han revelado que la señora Wallace era muy cercana a Genaro García Luna e incluso, se ha manejado la tesis de que su hijo jamás estuvo secuestrado. Este tipo de organizaciones (mal llamadas) de la sociedad civil, sirven de parapeto para golpetear a enemigos políticos, en este caso poniendo el dedo en el tema de la inseguridad en la entidad gobernada por la izquierda.
El cálculo político de Sicilia
López Obrador no sólo conoce lo político en lo abstracto, sabe de política y de cómo hacer política. En la reciente marcha del movimiento que encabeza Javier Sicilia, Andrés Manuel ya como presidente, se negó a recibir en Palacio Nacional a Sicilia y a los hermanos LeBaron. En mi opinión, el cálculo político de Sicilia era que efectivamente AMLO se negaría a recibirlo (como se negó a que lo besara en la mejilla en 2012, previo a las elecciones), por eso la exigencia de la reunión con el presidente para así abonar al discurso de que el actual gobierno se niega a dar atención a la situación de violencia e inseguridad que persiste en nuestro país, pero que dicho sea de paso, no surgió y no es causa de la llegada de AMLO al gobierno.
La violencia no se originó con la 4T
El presidente Obrador indicó que no se prestaría a un show, a un espectáculo mediático, y los detractores de su gobierno aprovecharon para poner en el foco algo que el Presidente jamás dijo “que las víctimas son un show”. Probablemente el presidente AMLO quiso evitar el show de tener que recibir a un Sicilia que de inmediato quisiera plantarle un beso en la mejilla. Entre realidad y discurso, parece que se privilegia lo segundo. Las palabras y las frases se magnifican, los hechos constatables se dejan de lado o se mediatizan, la realidad se vuelve una interpretación o varias.
No tengo duda del interés de AMLO por resolver el problema de inseguridad
No tengo duda del interés de este gobierno en atender a las y los agraviados del pasado y del presente. No tengo duda del compromiso de AMLO y de Alejandro Encinas con los derechos humanos. No tengo duda de que con toda seguridad AMLO no quiso reunirse con Sicilia, quien tiene lazos con Emiliano Salinas, que dicho sea de paso, tiene nexos muy cercanos con el líder de la secta Nxivm.
No tengo duda de que, sabiéndolo o no, probablemente Sicilia también fue cooptado y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad desmovilizado, al menos, durante todo el periodo del peñismo, una pregunta legítima es ¿por qué ahora renace? No tengo duda de la legitimidad de las demandas de justicia por parte de las familias de las víctimas. Pero sí tengo muchas dudas acerca de los intereses reales y no dichos de Sicilia y los LeBaron, porque los detractores del gobierno de AMLO y su llamada Cuarta Transformación, se han montado en esta movilización para el golpeteo mediático.
Hay de marchas a marchas. Porque no es lo mismo marchar contra un gobierno y su presidente que tiene claridad en que el poder radica en el pueblo; no es lo mismo marchar contra un gobierno encabezado por un personaje que tiene la voluntad de transformar el estado de cosas; no es lo mismo marchar contra un gobierno cuyo líder ha sido un político que ha vivido para la política y por el bien común, que marchar contra un Estado que hizo de la desmovilización política un eje de su forma de gobernar para mantener el poder en sí y para sí corrompiéndolo todo, hasta los movimientos sociales con las causas más legítimas.
Salvador Ruiz Fierro
Excelente análisis