Internacional

Chile; del oasis a la guerra


30 octubre, 2019 @ 7:27 am

Chile; del oasis a la guerra

Mauro Espínola

En tan solo una semana, después del aumento en 30 pesos chilenos del metro en Santiago, Chile ha pasado en palabras del todavía presidente Sebastián Piñera del oasis a la guerra. Las movilizaciones el viernes 18 comenzaron como tomas de las estaciones del metro para impulsar la evasión del pago, similares al #PosMeSalto cuando Mancera aumentó el boleto del metro de 3 a 5 pesos en la Ciudad de México, han sacudido a la sociedad chilena en su conjunto.

El sábado 19 de octubre era declarado en la madrugada el estado de sitio en algunas ciudades y comunidades de aquel país, lo que implico la salida de los militares a las calles como no ocurría desde la dictadura. La intensión era claramente reactivar la memoria del miedo de la dictadura para contener las movilizaciones, pero propiciaron todo lo contrario. El sábado mismo se hizo un llamado al paro el lunes 21 de octubre, que inmediatamente fue apoyado por distintos sectores de trabajadores como los trabajadores portuarios. El mismo sábado 19 de octubre, tras la jornada del viernes y lo que se perfilaba para el lunes, anunció la suspensión del aumento sin lograr mitigar la movilización que además del paro del lunes, vivió otra jornada de paro el miércoles 23 y jueves 24, cerrando la semana con una movilización el viernes 25 de octubre que concentro según los cálculos a un millón doscientos mil chilenos. La movilización más grande en democracia, y según algunos analistas puede tratarse de la movilización más grande de América Latina.

La movilización ha tenido algunos efectos, como la renuncia del gabinete por Piñera, sin que esta medida parezca menguar la movilización pues existe ya una nueva convocatoria a paro para el próximo 30 de octubre. La concentración temporal de acontecimientos no parece una casualidad sino precisamente una cualidad de la composición misma de la sociedad chilena. Ejemplo de ello es que, aunque Chile crece anualmente en promedio 2.5% de su PIB, aproximadamente la mitad de su población se distribuye el 2.1% del PIB, mientras el 1% de su población se distribuye el 26.5% del mismo. Lo que hace de la sociedad chilena una de las más desiguales, donde la clase media y baja gastan cerca del 30% de sus ingresos en transporte.

La Asamblea Constituyente

Todo lo anterior, vislumbra la posible caída de Sebastián Piñera de la presidencia en Chile. Lo que marcaría el cierre histórico del neoliberalismo como modelo de acumulación de capital y como período histórico, que precisamente comenzó en el Chile de la dictadura y que se “democratizó” con el Plebiscito del año 88. De esa dimensión es la crisis política en la que están también involucrados el Partido Socialista (parte de la Concertación) y parcialmente el Partido Comunista, las dos fuerzas más importantes de la izquierda chilena contemporánea. Desde hace algunos días circula la consigna de la Asamblea Constituyente, a la que se opondrá sin duda la oligarquía chilena, que en el fondo no garantizaría grandes cambios sino solo la lucha que se emprenda, pues al final se la pasarían por alto los mismos que se cambiaron de playera de dictadura a democracia sin inmutarse como Piñera.

Por lo que sería bastante probable la formación de un gobierno de unidad nacional, en lo que surge una nueva fuerza de izquierda que comience a disputar la hegemonía, pero no será sencillo ni rápido. Una peculiaridad es que Chile no ha vivido como otros países la experiencia de los llamados gobiernos progresistas, que vuelven a configurar un escenario regional de carácter progresista con el triunfo de Fernández en Argentina y un nuevo mandato de Evo en Bolivia.

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Imagen: AltaGraciaViva.com

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