Los retos de un nuevo liderazgo
Cuando Agustín Rodríguez Fuentes llegó a la Secretaría General del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM) en 1994, lo hizo en un contexto de crisis política interna de la corriente Roja, pues se había dividido en la sucesión del Secretario General, Nicolás Olivos Cuellar (1989-1994), dirigente histórico que suplió de forma emergente a Evaristo Pérez Arreola (1989), quien había sido presionado por el Presidente Carlos Salinas de Gortari, para dejar la Secretaría General e irse como su asesor, después de haber apoyado la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas (1988).
La comisión política de la Roja conformada por 20 integrantes, votó por dos aspirantes a la Secretaría General: 10 votos por Adrián Pedrozo Castillo y 10 por Agustín Rodríguez Fuentes. Por lo que ambos se asumieron como candidatos legítimos, sólo que Adrián Pedrozo decidió salirse de la Roja y hacer una alianza con la oposición. Principalmente porque Nicolás Olivos se decantó por Agustín. El resultado ya lo sabemos, de 21 mil 054 votos, la diferencia entre la Roja Unidad Sindical y Alianza Democrática, fue de 461 votos.
Agustín Rodríguez asumió la dirección del sindicato con el candado del artículo 24 del Estatuto, que establecía sólo una reelección para el Secretario General, lo que significaba que únicamente podía estar en dicho cargo dos periodos, es decir, seis años. Para 1997 logró reelegirse, mientras que su oposición empezaba a debilitarse. Técnicamente, dejaba de ser Secretario General en el 2000, pero el 20 de abril de 1999 estalló el movimiento estudiantil en contra del incremento de cuotas en la UNAM, que había promovido el rector Francisco Barnés de Castro.
La huelga estudiantil duró 10 meses. Cumpliéndose la amenaza del Rector Barnés cuando declaró ante los medios: “Estamos preparados para una huelga larga”, quien por cierto renunció el 12 de noviembre. Ante esta coyuntura, el Congreso del STUNAM votó una prórroga de dos años para las elecciones del Comité Ejecutivo (1997-2002).
En el Congreso de 2001, se votó quitar el candado de sólo una reelección para el Secretario General, lo que permitió afianzar su liderazgo durante un largo periodo. La pregunta capital, que nos permite entender nuestra realidad actual es: ¿Por qué Agustín Rodríguez no quitó el candado de la No Reelección el mismo año que llegó como Secretario General (1994), ó en 1997 ó en 1998, por qué lo hizo siete años después?
La respuesta es sencilla: No tenía todos los hilos del poder, pues había llegado en medio de una crisis política y división interna. El poder no es el cargo. Es la suma de voluntades en torno a una figura. Todo nuevo liderazgo necesita un tiempo para consolidarse. Este es el caso del actual Secretario General, Carlos Hugo Morales, quien se encuentra en una fase de consolidación de su liderazgo, lo que amerita por lo menos un segundo periodo.
De su consolidación depende la estabilidad no sólo de la corriente Roja, sino del sindicato y por ende, de nuestra vida laboral. No es asunto menor discurrir en torno a la estabilidad política de la corriente mayoritaria de nuestra organización. Si la oposición se divide, el peor escenario es que queden fuera del Comité Ejecutivo, pero si la Roja se fractura, está en riesgo el sindicato y es más, también la estabilidad de la propia Universidad Nacional.
Así lo entendió en su momento Agustín Rodríguez, quien era el Secretario de Finanzas de Nicolás Olivos. Asumió su deber institucional de respaldar la gestión del Secretario General en turno, con lo que se granjeó la confianza de Nicolás, pues su experiencia y oficio político le dotaron de la suficiente paciencia, además de una estrategia a largo plazo.
El principio de estabilidad política, gobernabilidad y sucesión son temas de interés público, pues su ausencia deriva en naufragio colectivo. Todo nuevo liderazgo tiene su propio estilo de hacer las cosas, sus propuestas y retos diferentes. Nos toca a todas y todos mantener la unidad por el bien mayor. Hace casi tres años los rojos decidimos que Carlos Hugo sustituyera a Agustín, y esa decisión ayudó a sortear la posible crisis política interna, hoy nos toca refrendar nuestro respaldo para consolidar su liderazgo.