El maestro Heberto Castillo
Jorge Grana
@jorge_grn
El movimiento estudiantil de 1968 va más allá de la forma sangrienta en la que terminó. Fue un cúmulo de ideas y figuras que necesitan ser rescatadas del olvido.
A finales de los años sesenta, nuestro sistema político carecía de la legitimidad que le otorgó la lucha armada de 1910. Algunos sectores obreros y de clase media le retiraron su apoyo al régimen ante la falta de democracia y su carácter autoritario. La Revolución hecha gobierno fue cuestionada.
Tras ser reprimidos por el gobierno, los jóvenes se sumaron a otras voces disidentes -como los ferrocarrileros- en su búsqueda por cambios significativos a nivel político, económico y social.
Contrario al rol que actualmente juegan algunos profesores universitarios que cuestionan la organización de sus alumnos, el maestro Heberto Castillo se sumó a la movilización de sus estudiantes. También lo hicieron Luis Villoro, Elí de Gortari y José Revueltas.
Ingeniero de profesión, Heberto fue una pieza fundamental para el movimiento. Su trinchera fue una columna en la revista ¿Por qué? Desde las letras cuestionó al presidente Gustavo Díaz Ordaz; algo impensable para aquella época en donde los medios mantenían un papel de simples aplaudidores y voceros, salvo casos excepcionales como el Excélsior de don Julio Scherer.
Política e ingeniería pocas veces van de la mano. Hoy la Facultad de Ingeniería de la UNAM es un semillero de machistas y reaccionarios carentes de formación ideológica. ¿Qué pensaría el maestro sobre su escuela?
Oculto en los pedregales de Ciudad Universitaria o en casas de amigos, el ingeniero padeció la persecución del gobierno de Díaz Ordaz en contra de los líderes del movimiento. Los docentes que formaron la Coalición de Maestros de Enseñanza Media y Superior Pro Libertades Democráticas fueron perseguidos y encarcelados.
Castillo, de Gortari y Revueltas fueron encarcelados en el “Palacio Negro” de Lecumberri. Los pocos líderes que no fueron encarcelados eran acosados. En la figura del mundo, Luis Villoro narra que su papá vivió los últimos meses del 68 advertido por compañeros ante una eventual detención: “¿no sabes que estás en la lista negra?”.
“Si te agarran, te van a matar”, sentenció el ex presidente Lázaro Cárdenas al ingeniero Castillo poco antes de ser detenido. Años después, Heberto declinó por el hijo del general, Cuauhtémoc, en las elecciones de 1988 y en 1989 fundaron el recién fallecido PRD.
Figuras como la del maestro Heberto Castillo deben ocupar un lugar relevante en el gobierno de Claudia Sheinbaum si se dice de izquierda y heredera del 68. La memoria histórica tiene que prevalecer en la mente del pueblo mexicano.