No es la primera vez que Ticketmaster comete fraude
Osiris Israel Benítez Vasconcelos
Imagina esa emoción que provoca saber que tu cantante o banda favorita se presentará en tu ciudad o en tu país. Esa emoción que te empuja a buscar ese milagro para conseguir un boleto entre el mar de personas que están en la fila virtual. Una vez lograda la hazaña y de endeudarse por varios meses sin intereses, te preparas con bastante antelación para el evento. Si tienes que viajar a otra ciudad, ahorras para tu hospedaje, tu transporte, viáticos y si se puede, hasta para la taza o playera de evento.
Llega la fecha y alistas todo lo que necesitas para disfrutar de tu concierto soñado. Aunque inicia a las 9 de la noche, sientes que vas tarde aunque el reloj marque las dos. Llegas al recinto y miles de personas que comparten tu fervor se encuentran formadas para entrar. Soportas el calor, el cansancio y la fatiga provocados por la espera.
Por fin, la fila comienza a moverse y tu emoción crece conforme avanzas para entrar. Te ves ya adentro, brincando, cantando y bailando con las canciones que te han marcado de alguna manera, pero ese sueño se esfuma cuando en el punto de acceso te dicen que tu boleto no es válido y no puedes pasar. Ante ese problema buscas explicaciones y exiges entrar al recinto, pero te impiden la entrada y te piden retirarte del lugar. Sigues buscando explicaciones, pero es en vano. El concierto comienza y sólo lo puedes escuchar desde afuera. Con resignación te vas de ahí y ves a varias personas en tu misma situación.
Así como la desventura narrada, miles de testimonios narraron el enfado de quienes no pudieron entrar a los conciertos de Bad Bunny en el Estadio Azteca, a pesar de que sus boletos fueron adquiridos desde la página oficial de Ticketmaster. Ante la falta de una respuesta por parte de esta empresa, los afectados denunciaron en sus redes sociales estos atropellos.
En un comunicado tardío, Ticketmaster se disculpó por los problemas ocasionados y pidió a las personas sólo adquirir sus boletos en puntos válidos. Sin embargo, la PROFECO anunció que Ticketmaster vendió más boletos de los permitidos y le exigió darles un reembolso del 120% a todas las personas que se vieron afectadas por ese abuso. Además de que se plantea darle una multa económica a la boletera por esos hechos.
Es de notar que no es la primera vez que se presentan quejas en contra de Ticketmaster. En México, en los conciertos de Coldplay, Dea Lipa, Harry Styles también hubo reportes de boletos clonados. De igual manera, se expuso a la luz el problema de reventa cuando una influencer pretendió vender 100 boletos para el festival Corona Capital con precios inflados. Aunque los organizadores del festival y Ticketmaster se deslindaron de esa operación, la influencer manifestó que esos boletos se los dieron los del festival.
En Estados Unidos los fanáticos de la cantante Taylor Swift denunciaron la inoperancia de la empresa para conseguir algún boleto para los conciertos de la cantante, ya que la misma Taylor Swift expresó su molestia con la empresa y algunos legisladores de aquel país han puesto en la mira a Ticketmaster. No obstante, desde la demanda que interpuso el grupo Pearl Jam por inflar los precios de los boletos de sus conciertos, Ticketmaster no ha estado exenta de polémicas por el acaparamiento del mercado, y que se intensificaron cuando fue absorbida, en 2009, por la organizadora de eventos Live Nation.
Ante estos repetidos episodios, ojalá nuestras autoridades establezcan multas más severas a Ticketmaster y que puedan de hoy en adelante ser vigías para que no ocurran de nuevo. Para una persona cuya intención era ver a su artista en vivo, el reembolso del 120% suena poco. Y para los que disfrutamos de ir a eventos en vivo, nuestro temor ya no sólo es si alcanzamos algún boleto, también será esperar que no nos digan que es “falso”.