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Sobre el origen de los paros recientes en la UNAM

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octaviosolis

14 octubre, 2022 @ 7:14 pm

Sobre el origen de los paros recientes en la UNAM

Más de 20 Escuelas y Facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han estallado en paro estudiantil en las últimas semanas. En la gran mayoría de forma sorpresiva. La primera interpretación, que la mayoría hace, sobre su origen, es que hay intereses políticos externos y oscuros detrás de esos paros, pero como todo acontecimiento social y político no hay una sola causa que los explique.

Lo primero, es tener un acercamiento al contexto que define quiénes son los actuales estudiantes de la Universidad Nacional, porque por más intereses ajenos a sus movimientos, existe un reclamo auténtico de los jóvenes. Al margen de que podamos o no, entender sus formas y demandas propias.

El 68 invertido

Los jóvenes del movimiento de 1968 exigían libertades políticas en un contexto económico estable, mientras que los de ahora cuentan con libertades políticas pero exigen mejores condiciones económicas. Lo que define a esta generación es la incertidumbre, principalmente económica. La mayoría de los paros tienen como demandas la exigencia de espacios para el intercambio económico a través de Kermés, tianguis provisionales y hasta espacios permanentes de vendimia. También abunda el reclamo de servicios, mayor seguridad y contra la violencia de género.

Una afectividad distinta

Son una generación que tiene una afectividad colectiva diferente, se conduelen por la vida de los animales, en la misma magnitud que por la vida humana, un ejemplo es la demanda de los estudiantes del Colegio Ciencias y Humanidades, plantel Vallejo, donde reclaman el esclarecimiento de la muerte de un gato llamado Haru.

Ponen en el centro el debate de una moralidad íntima -antes que ideológica o política- que ha cuestionado a fondo las relaciones interpersonales en el aula. Disputan la legitimidad de sus acciones fundamentalmente en las redes socio-digitales, antes que en las asambleas.

Un paro inevitablemente politiza a los estudiantes, pues los obliga a pensar su espacio público. Incluso a quienes se suman involuntariamente por querer evitar las clases. La Universidad Nacional es un espacio crítico en sí mismo.

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Imagen: Revista Consideraciones

Las limitaciones y complicaciones de los paros

La preponderancia de las redes socio-digitales provoca una sobre información, polarización e incluso una banalización del contenido de los paros. Muchas veces la “discusión” en redes se reduce al binomio “paro sí o paro no”.  Todo termina en confusión, se acusa y denuncia sin fundamento. En este sentido, los jóvenes llevan enorme ventaja estratégica en el manejo de redes, respecto a quienes dirigen las escuelas y facultades.

Desde el inicio de los paros en las escuelas, pensé que era una inercia por parte de algunos grupos políticos, para reposicionarse ante el regreso a clases presenciales. Con el objetivo de recuperar el terreno perdido por la pandemia y las clases virtuales. Estos grupos cumplen un papel necesario como contrapeso político frente a la élite universitaria, la cual, en ocasiones se siente dueña de la Universidad; sin embargo, también se han vuelto grupos de presión que han convertido el activismo en un modus vivendi.

Hay por lo tanto, dos tipos de vendimia; la que tiene un origen legítimo, de reclamo ante la precariedad económica, y la que sólo sirve para petrificar grupos de presión, en el mejor de los casos, por no mencionar otro tipo de venta, que por la autonomía universitaria, resulta un paraíso de distribución.

Un termómetro político por la disputa de la Universidad y el país

Todo lo anterior, hay que aderezarlo con la disputa política que se avecina el próximo año por el cambio de rector y en año y medio, por la sucesión presidencial. Lo que está en juego es un presupuesto mayor a 16 estados de la República, una comunidad de más de 400 mil universitarios, con enorme influencia moral y política en el país, por su sindicato, colectivos, intelectuales, y la figura de un rector con la estatura de un Secretario de Estado.

Existe un contexto legítimo de reclamo por parte de los estudiantes, pero también es cierto que en distintas asambleas aparecen embozados que no son de los planteles, que llegan a presionar, incluso fomentan la violencia, pues saben que eso paraliza la voluntad, con tal de lograr el paro.

En resumen, los paros recientes en la UNAM son un indicador del estado anímico y sintomático de la juventud, pero también un termómetro político de la disputa que se avecina en nuestra Universidad y el país.

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Sociólogo y Comunicólogo por la FCPyS de la UNAM. Autor del libro Epifanía política y El fin de una era en la UNAM. Twitter @octaviosolis

2 comentarios
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    Jesus David Mancilla Sanchez

    estas generaciones perdieron de vista lo primordial, las transformaciones por las que hay que luchar y seguir luchando perdimos de vista el congreso inacabado de los 90, parecen las demandas de condominos

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    Valeria Marin

    Esta generación no entiende que dos años de pandemia les quito lo fundamental y más importante que tiene el ser humano las relaciones sociales si no se dejan de esos paros se van a salir muchos y a hacer prepa abierta pero serán unos adultos que no se sabrán relacionar entre sí ósea una generación inmadura e insegura. Que triste

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