“Que hable México”: Las razones de la familia Clouthier
Frida López Rodríguez*
Un poco de historia
Aunque hoy se insista en la desmemoria, existieron los años en los que Manuel Jesús Clouthier del Rincón, candidato a la presidencia del Partido Acción Nacional, y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, líder del Frente Democrático Nacional, se unieron ante “la caída del sistema” que otorgó la presidencia a Carlos Salinas de Gortari. En una tarde del 6 de julio de 1988, Rosario Ibarra leyó un “Llamado a la legalidad” junto con ambos líderes políticos para exigir transparencia en una de las votaciones más opacas de la democracia mexicana.
“Nacionalizar el problema del fraude electoral” mediante la resistencia civil pacífica, fue la iniciativa que impulsó Manuel Clouthier en su trayectoria política. Su resistencia al PRI estuvo marcada por su intención de lograr un espacio político para los proyectos empresariales afines a su ideología democrática. Desde el periodo presidencial de Luis Echeverría, Clouthier se mostró escéptico ante la pertinencia del papel del Estado en la economía mexicana. Por lo que su lucha a favor de la democracia estiró demasiado la cuerda: pretendió que podría existir un movimiento social compatible con los intereses del empresariado del norte. Su democratización del país resultó selectiva, de corte partidista pero no social.
Lo anterior explica por qué Clouthier jamás aceptó la victoria del candidato de la izquierda mexicana: Cuauhtémoc Cárdenas; su proyecto democratizador no pretendía reivindicar las causas populares, sino proclamar el lugar del empresariado ante el nacionalismo estatal encabezado por la clase política del PRI. La solidaridad y la libertad vociferadas por Clouthier, en realidad, no fueron tan distintas a los valores del gobierno salinista; la verdadera disputa no fue de proyectos, sino de quien encabezaría el inicio del neoliberalismo en México. Clouthier pretendió llegar al poder mediante una nueva fuerza política anclada en el empresariado relegado por el nacionalismo institucional; mientras que Carlos Salinas posibilitó la transición hacia el neoliberalismo desde las entrañas del Estado mexicano.
“Que hable México”
“Que hable México” fue el lema de Carlos Salinas con el cual ironizó Clouthier en su marcha del silencio a favor de la democracia; misma que llevó a sus límites al exigir una reforma electoral. Incluso, Clouthier presentó un gabinete alternativo (en el cual figuraron Diego Fernández de Cevallos y Vicente Fox), con el cual pretendió hacerle sombra en todas las áreas al gobierno de Salinas. Lo que no previó Clouthier fue que sus acciones sólo acelerarían las negociaciones para dar inicio a una coalición discreta en la cual él no estaba contemplado.
No queda duda que la figura de Manuel Clouthier, a pesar de sus contradicciones, fue clave para la crisis orgánica del Partido Revolucionario Institucional y la consolidación de la Corriente Democrática, así como la ampliación de su impacto en la vida pública mediante los avances logrados en la reforma electoral que otorgó las primeras victorias estatales al PAN. La democracia mexicana logró avanzar gracias a liderazgos como el de Maquío quien, a pesar del riesgo que implicaba la disidencia en aquella época, continuó hasta el final con su crítica dirigida a Salinas.
Lo que no comprendió Clouthier fue que Carlos Salinas no sólo era la cabeza de un partido en crisis, sino que, como Maquiavelo escribió, aprovecharía los tiempos de crisis para reestablecer la hegemonía política mexicana. La carrera de Maquío puede considerarse hoy una tragedia edípica, su tenacidad se opuso a lo que él mismo quería instaurar en el país: un nuevo liderazgo empresarial que superara las viejas maneras del estatismo priista. Sin saberlo, Clouthier se autoexilió de la renovación de la clase política que el mismo deseaba.
La renuncia de Tatiana Couthier
La historia familiar alcanzó a Tatiana Clouthier, quien el 6 de octubre renunció a la Secretaría de Economía tras haber sido la vocera oficial de la campaña del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador. Las elecciones del 2018 representaron el regreso de la familia Clouthier y su apuesta histórica por la democracia. La exsecretaria dio un paso más que su padre al apoyar de manera contundente un proyecto de nación que reivindica la trayectoria social de la izquierda mexicana, incluida la vuelta a la soberanía energética del cardenismo.
Sin embargo, parece ser que la familia Clouthier no dimensionó el calado de la transformación política impulsada por el presidente López Obrador; los orígenes empresariales de la trayectoria de Maquío han reavivado la tensión ideológica que antaño impidió el reconocimiento de la victoria de Cuauhtémoc Cárdenas. Parece ser que el hermano de la exfuncionaria, Manuel Jesús Clouthier Carrillo, desea apuntalar al sector privado hacia una oposición política que él podría encabezar en las próximas elecciones.
La democracia entendida a medias por la familia Clouthier continúa provocándole estragos, a tal punto que Manuel Jesús Clouthier ha afirmado que Andrés Manuel López Obrador es peor que Carlos Salinas; a pesar del oscuro episodio en el cual fueron destruidas las boletas que le dieron el triunfo a Salinas al siguiente día de la muerte de Maquío, su padre. Tal vez, y sólo tal vez, debería hacer memoria y permitir que el pueblo hable, para que esta familia por fin halle su lugar en la política nacional.
* Licenciada en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.