Gato con Lentes

Guelaguetza ¿La fiesta máxima de los oaxaqueños?

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11 agosto, 2022 @ 7:56 am

Guelaguetza ¿La fiesta máxima de los oaxaqueños?

Osiris Israel Benítez Vasconcelos

Después de dos años por la pandemia de COVID-19, las fiestas de la Guelaguetza volvieron a celebrarse para gusto de locales y visitantes. Con meses de anticipación se vendieron paquetes y boletos para la funciones de la Guelaguetza y se organizaron diversos eventos para complementar la experiencia que solo en Oaxaca se puede vivir. Sin embargo, esa experiencia únicamente muestra una de las tantas caras que se ven en la entidad, una que sólo es mostrada en espectaculares y programas de televisión.

En estos medios sólo aparece lo “oaxaqueño”, es decir, rasgos culturales que representan las raíces indígenas oaxaqueñas (en muchas ocasiones, reducidas al zapoteco y mixteco) desde una mirada de lo “otro”, desde lo exótico por parte del Estado y de las élites empresariales e intelectuales, pero en la entidad oaxaqueña se viven diferentes realidades.

El pasado 25 de julio, la saxofonista oaxaqueña Elena Ríos, se manifestó durante la función de la Guelaguetza en contra de las autoridades por su incompetencia en el manejo de su caso y en el de muchas mujeres que han sido violentadas y asesinadas en esta administración. La saxofonista fue retirada del recinto por policías. Días después, otra mujer mostró una pancarta en donde se exponía los 666 feminicidios en la actual administración mientras el gobernador del estado, Alejandro Murat, desfilaba junto a las delegaciones que participantes del Lunes del Cerro. Personal de seguridad trató de quitarle la pancarta sin éxito.

Asimismo, los habitantes de la capital oaxaqueña sufren el olvido sistémico, los espacios céntricos de la ciudad se gentrifican y se adecúan para los turistas, los eventos y festivales generan molestias a los residentes; y los precios del transporte y de los alimentos se amoldan a los bolsillos de los visitantes que sí pueden pagar los exorbitantes precios.

Igualmente, muchas comunidades sufren de diversos despojos a sus recursos, tanto naturales como culturales. Las mineras se apropian de territorios y del agua de diversos poblados, sin ninguna retribución y ni autorización de los mismos. En muchos municipios la escasez de agua es un problema palpable, mientras que en las zonas hoteleras gozan todos los días del vital líquido. Del mismo modo, existen varios casos documentados de plagio de piezas textiles por parte de marcas comerciales apropiándose de un recurso cultural para fines lucrativos.

Ante esos escenarios, la Guelaguetza es un evento colonizador y hasta racista por simular que los participantes y las comunidades tienen un peso en su organización o en la obtención de una ganancia económica, cultural o política. Sin embargo, la Guelaguetza también puede representar la unión y cooperación de entre las comunidades. Esto se puede notar en las Guelaguetzas realizadas en otros municipios o incluso en otras latitudes, como las realizadas por los paisanos en diversas ciudades de California, en donde predominan las relaciones de cooperación.

Esa es la Guelaguetza que muchos oaxaqueños, oaxaqueñas y oaxaqueñes desean ver y disfrutar, una en la oaxaqueñidad y el ser de esta tierra sea el motivo de la fiesta y no sólo una artesanía que se vende al mejor postor.

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La Jornada Semanal, foto de Irma Pineda Santiago.
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