Nacional

La irrupción de Germán contra el subcomandante Marcos


7 febrero, 2022 @ 7:59 am

La irrupción de Germán contra el subcomandante Marcos

Luis Eduardo Sánchez

Entre 2013 y 2014, Fernando Yáñez Muñoz, conocido como Germán, precursor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y comandante del que fuera el Partido de las Fuerzas de Liberación Nacional (PFLN), recibió una carta del subcomandante Marcos (o Galeano, si la carta fue entregada después del 25 de mayo de 2014 cuando cambió su nombre de combate en homenaje a un maestro zapatista asesinado) en la que le reclamó que no lo tomaba en cuenta, sugiriendo terminar la relación política que mantenían desde los años setentas, y de la que emergió el EZLN.

Esto lo dio a conocer Germán en una entrevista realizada por la historiadora Adela Cedillo en torno a la participación de las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN) en el levantamiento armado zapatista. Ahí Germán abundó en lo que considera desviaciones políticas e ideológicas en la praxis del EZLN. Se suponía que el PFLN y su brazo militar (el EZLN) acordaron el alzamiento armado y comenzar una guerra prolongada de liberación nacional y antiimperialista, la misma con la que los zapatistas se dieron a conocer ante México y el mundo aquel primero de enero de 1994.

Previamente el 17 de noviembre pasado, en San Cristóbal de las Casas, en la presentación del cuaderno de trabajo número 4 de la serie Dignificar la historia, Fernando Yáñez había señalado a Marcos de al menos cinco cosas, unas más delicadas que otras: haber abandonado el “método marxista”; haber renunciado a la guerra revolucionaria y poner en venta la armería zapatista; haber protegido a un militante de nombre Daniel, a quien Germán acusa de traición por robar recursos de la organización y delatar posiciones insurgentes entre 1994 y 1995; de usurpar la dirigencia político-militar del zapatismo nombrando una comandancia indígena a la que Germán no reconoce; y de ser el responsable del suicido una compañera a la que acosaba por mensajes de teléfono. Hasta el momento ni el EZLN ni el subcomandante Galeano han hecho declaraciones al respecto.

comandante german marcos ezln
Imagen: Polemon.mx

Es interesante observar que los señalamientos de Germán hacia el zapatismo se hacen desde una posición que se aferra a las lógicas políticas de las guerrillas setenteras, donde se identifica claramente una ideología dogmática propia de ese contexto. Se trata de un viejo comandante guerrillero reclamando a quien fuera un subalterno (el subcomandante Marcos) apropiarse de una organización y desviarla de una ruta trazada en un congreso del que presentaron evidencia, realizado el 26 de enero de 1993, un año antes del levantamiento.

Aunque no se sabe si el PFLN siga realmente existiendo o ya solo es un membrete, Germán ha dicho que prepara un segundo congreso para hacer un juicio histórico a Marcos sobre lo que hizo y no hizo en estas tres décadas. Tampoco se sabe si habrá respuesta por parte del EZLN y del subcomandante Galeano, y de haberla, cuál sería la naturaleza de la misma. Pero es preocupante que ello detone una escalada de agresiones discursivas que puedan pasar a mayores. Recordemos que una acusación de traición, en clave guerrillera, equivale a una sentencia de muerte; que parte de la tragedia del movimiento armado mexicano entre los 60s y 80s, además de la guerra de baja intensidad por parte del estado, fue precisamente la serie de ajusticiamientos y ejecuciones que se dieron entre compañeros de diversas organizaciones o al interior de las mismas por acusaciones similares o por simples diferencias de estrategía. El mismo Fernando Yañez ha sido señalado por el historiador y especialista en el movimiento armado mexicano, Fritz Glockner, en una reciente entrevista concedida a Alvaro Delgado y Alejandro Paez Varela, de haber sido el responsable de la muerte y la tortura de su padre y de su compañera, quienes también militaron en las FLN, haciendolas pasar por ejecuciones del estado, pero que en realidad habrían sido ajusticiamientos.

Por todo lo anterior caben una serie de interrogantes ¿Qué busca el fundador del PFLN al señalar de traidor a Marcos y anunciar este segundo congreso después de tantos años? ¿Tomar el control del EZLN? ¿Reiniciar la guerra revolucionaria? ¿Hacerse un lugar en la memoria de este movimiento? Por otro lado, ¿Cómo va a responder el EZLN? ¿Será que estamos en la antesala de un nuevo episodio de vendettas entre combatientes de izquierda?

Se puede suponer que después del levantamiento armado, Marcos se quedó operativamente solo al frente del ejército zapatista, que ante eso tuvo que buscar cómo resolver primero el tema de la guerra y luego el tema de los diálogos por la paz. Que ante las bases armadas y las comunidades afectadas requirió dotar de legitimidad la parte del movimiento que quedó a su mando y que por ello ascendió a los responsables regionales al rango de comandantes, creando una nueva dirigencia orgánica ¿Qué hubiera hecho Germán en una situación semejante? El hecho es que quien se quedó al frente no fue Germán, sino el subcomandante Marcos. A partir de entonces y con todos los errores y defectos que se le puedan hacer, Marcos sustituye la guerra por la política, se adapta a la realidad nacional y a la demanda de paz del pueblo mexicano (la llamada sociedad civil) y comienza un proceso de organización interna que evoluciona en los municipios autónomos, es decir, en la construcción de una nueva sociedad en el territorio controlado. Algunos izquierdistas se decepcionaron cuando, en 1994, el EZLN reculó de su declaración de guerra ante el Estado y se prestó para dialogar las condiciones para la paz con justicia y dignidad. Sin embargo, ese hecho es de las mejores herencias que el neozapatismo ha dejado a las izquierdas de México y del mundo, así como su decisión de trabajar en el diseño y construcción de sus propias autonomías, sembrando lo que hoy podríamos definir como un socialismo sui generis, indígena, local. Para hacer esto, el EZLN tuvo que romper con una vieja y violenta tradición político-militar de las guerrillas marxistas, pero persiste algo de esa herencia dogmática y sectaria. No son esos viejos cuadros los que van a “liberar” al EZLN de su sectarismo, más bien es el sello que dejaron. Quienes añoran la guerra o la violencia “revolucionaria” son o muy inocentes o muy irresponsables o muy malintencionados ¿Qué era más importante? ¿Continuar la guerra o construir un mundo donde quepan muchos mundos? ¿Invertir en armamento o solventar alimentos, escuelas, hospitales y proyectos productivos autónomos en las comunidades autónomas zapatistas?

En un contexto marcado por la violencia, lo único revolucionario es aquello que ponga fin a la violencia manteniendo la organización de la gente. Y eso es lo que bien o mal ha hecho el EZLN en estos casi 30 años. Lo que ha logrado el EZLN no lo habría hecho sin romper en su momento con Germán. Quizá no sea coincidencia que la carta enviada por Marcos (o Galeano) a su ex comandante, llegó en el contexto de la muerte simbólica de Marcos. Quizá esa muerte simbólica representa también la separación definitiva del EZLN del PFLN. De todos modos, lo más importante no tendría que ser lo que Marcos o Germán se digan, sino lo que digan las representaciones políticas de las comunidades zapatistas. Solo las comunidades tienen el derecho de enjuiciar a Marcos-Galeano.

Ojalá quepa la cordura en el EZLN y no caigan en esta provocación disfrazada de recuperación de la memoria. Es urgente desescalar este conflicto, demandar la paz como en 1994, exigir al gobierno de López Obrador que se apresure en crear las condiciones para desmilitarizar las zonas de conflicto, evitar que el EZLN retome acciones armadas por cualquier motivo y defender a las autonomías construidas a lo largo de estos años en los territorios zapatistas.

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