De Norte a Sur Nacional

El Protagonismo Político de las Fuerzas Armadas en México II

Raúl González


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29 diciembre, 2021 @ 1:14 pm

El Protagonismo Político de las Fuerzas Armadas en México II

La institucionalización revolucionaria

El asesinato del presidente electo Obregón en 1928 y el exilio del “jefe máximo” en 1936, fueron dos hechos que precedieron a la institucionalización del poder revolucionario, mismo que se concretó con la reforma al Partido Nacional Revolucionario (PNR), en diciembre de 1938, convirtiéndolo en el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), en la que se incluyeron a los cuatro grandes sectores que respaldaron el proyecto revolucionario; campesinos, obreros, el sector popular y los militares. Estos últimos fueron incorporados al partido estatal, con la condición de tener un bajo perfil político. El entonces general Manuel Ávila Camacho, negoció esto último con el presidente Cárdenas.

Junto a las operaciones políticas, los militares también participaron en proyectos de infraestructura desde el cardenismo. Así lo documentó el economista Marcos T. Águila, al investigar como algunos militares se beneficiaron en la construcción de vías de comunicación, como carreteras, por medio de empresas privadas. Desde la literatura, Carlos Fuentes tocó este tema en la novela de La Muerte de Artemio Cruz. Aunque el ejército había pactado tener un perfil bajo, las circunstancias lo hicieron prácticamente imposible, sobre todo si le agregamos el contexto de la segunda guerra mundial.

El nacimiento de grupos paramilitares

Hasta el presidente Miguel Alemán Valdés en 1946, todos los titulares del ejecutivo federal habían tenido una formación militar. Esto no significó que los militares hayan sido relegados, de hecho, a partir de estos años fueron empleados para reprimir a los movimientos sociales disidentes. Ya sea con la ocupación de instalaciones estratégicas o la creación de cuerpos paramilitares, como el batallón Olimpia en 1968 o los Halcones en 1971. Visto en retrospectiva, es innegable que el ejército de la revolución sostuvo la dictadura perfecta a punta de pistola.

Más pruebas de ello están en su participación en la guerra sucia, con la desaparición sistemática de luchadores y activistas sociales por medio de la brigada blanca, con el desarrollo de operaciones de contrainsurgencia en Guerrero y Chiapas, solo por mencionar unos cuantos ejemplos. Que las fuerzas armadas se hayan ocupado de estas tareas, es decir, que se hayan convertido en un instrumento al servicio del presidencialismo, evitaron que se volvieran golpistas, como ocurrió en otros países de Latinoamérica. Aunque su subordinación al poder civil no dejó de lado su carácter de poder fáctico.

ReviveEl68: el movimiento político que cambió a México (15) - El Sur Acapulco suracapulco I Noticias Acapulco Guerrero
Imagen: El Sur de Acapulco

La fallida guerra contra el narcotráfico

En la década de los 70s, cuando el narcotráfico se volvió una amenaza para la “seguridad nacional”, las fuerzas armadas, una vez más fueron llamadas para sumarse a la lucha contra las drogas. De hecho, para agencias como la DEA (Administración de Control de Drogas), su relación con el ejército era más valorada, por cuanto los militares despertaban mayor confianza que las corporaciones policíacas. Desde entonces, el ejército ha librado una guerra sin cuartel contra las organizaciones criminales. Basándose en estrategias fallidas que no remedian de fondo las causas de estos delitos, como la pobreza y desigualdad.

En el pasado, los militares se deshicieron de las voces disidentes. En el presente, amparados en la lucha contra el narco, acaban con la vida de personas inocentes, a las que osan a llamar “daños colaterales”. Sin resultados positivos hacia la erradicación de la violencia. AMLO apuesta por la pacificación nacional, mediante la negociación con el crimen organizado, sin embargo, esto no ha sido suficiente, y el mantenimiento de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, así como la creación de la Guardia Nacional, se mantienen como un recurso imprescindible.

La decadencia del régimen estatal

El gobierno de los Estados Unidos, ha propiciado que esta estrategia siga adelante, mediante acuerdos como la Iniciativa Mérida, pero no ha hecho el menor esfuerzo por controlar las armas y drogas que pasan por su frontera sur. Mucho menos intervenir su mercado de consumidores. Si a todo esto le agregamos la corrupción que habita en lo más profundo del Estado mexicano, el problema parece no tener salida. Lo que revela la decadencia hacia la que ha entrado en las últimas décadas, a consecuencia de los estragos producidos por el neoliberalismo.

Concluyendo, AMLO no está militarizando el país. Las fuerzas armadas han estado presentes en la historia de México, desde su constitución como nación independiente, formaron parte de las pugnas por el poder entre liberales y conservadores, también respaldaron regímenes como el Juárez y Díaz. En el siglo XX, aunque su protagonismo disminuyó, su participación continuó. Resulta necesario seguir analizando su intervención en el sistema político, pues, en palabras de Nicolás Maquiavelo en el Arte de la Guerra:

“sin este apoyo en la milicia, el mejor régimen político y social se derrumba, como las habitaciones de un magnífico y regio palacio, resplandecientes de oro y pedrería, cuando carecen de techo o defensa contra la lluvia”

 

Imagen: La Silla Rota
Raúl González

Comentócrata, amante de la historia, bibliófilo por vocación, universitario por decisión.