De Norte a Sur Nacional

El Protagonismo Político de las Fuerzas Armadas en México

Raúl González


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4 diciembre, 2021 @ 1:38 pm

El Protagonismo Político de las Fuerzas Armadas en México

“Las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica y de la más elemental buena fe. No se ha ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie; no se les ha pedido que vigilen u opriman a la sociedad, que violen las leyes, que coarten las libertades y, mucho menos, que se involucren en acciones represivas” De esta manera es como el presidente Andrés Manuel López Obrador, a tres años del inicio de su gobierno, defendió el papel que actualmente los militares desempeñan en la administración pública federal.

En realidad, ¿Qué significa militarizar?

Y es que como sabemos, el hecho de que las fuerzas armadas estén a cargo del desarrollo de los proyectos estratégicos de la 4T, es sumamente polémico. Sin embargo, en estricto sentido, no podemos hablar de una militarización nacional. Pues, si recurrimos a su definición, esta puede ser entendida como “infundir la disciplina o el espíritu militar” y “someter a la disciplina militar”, según la RAE. Además, no es la primera vez que el ejército se convierte en protagonista de la vida política. Tampoco la primera ocasión que se ven involucrados en negocios gubernamentales, mucho menos, un período único en el que participan activamente. En este primer artículo, haremos un recuento histórico del papel que han tenido las fuerzas armadas en nuestro país.

La emergencia como actores políticos

Si analizamos con cuidado la historia de México, encontraremos que la consumación de la independencia, fue resultado de la negociación entre Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, quienes pactaron para finalizar la guerra y consolidar la independencia en 1821, a través de la fusión de sus fuerzas, en el ejército de las Tres Garantías (independencia, religión y unión). Posteriormente, el ascenso de Iturbide al poder, y su coronación en el primer imperio mexicano, también puede atribuirse a su trayectoria como militar realista, lo que más tarde se convirtió en capital político.

El inicio de la era caudillista

La caída del emperador Iturbide, fue resultado de las pugnas con Antonio López de Santa Anna y Guadalupe Victoria, generales insurgentes que proclamaron el plan de Casa Mata, orquestando una rebelión que terminó por acabar con el imperio. Tiempo después, Victoria acabaría por convertirse en el primer presidente de la primera república federal, en 1824, mientras que Santa Anna, comenzaría su ascendente carrera que lo erigiría en el prototipo de caudillo más controvertido del siglo XIX.

Bloqueos comerciales, intervenciones extranjeras, pérdida de territorio, una permanente crisis económica, así como la inestabilidad política constante, fueron algunas de las situaciones a las que se enfrentaron los grupos políticos en dicho siglo. Esto explica la preponderancia que las fuerzas armadas adquirieron en esta época, aunque es importante señalar que el proyecto de nación liberal victorioso, fue dirigido por un círculo liberal integrado por personajes enteramente civiles, como Benito Juárez, Melchor Ocampo y Miguel Lerdo de Tejada. Empero, desde esta etapa, el poder militar quedó parcialmente subordinado al poder civil.

Imagen: Relatos e Historias de México

La complicada transición hacia el siglo XX

La muerte del Benemérito de las Américas en 1872, y la precipitada caída de Sebastián Lerdo de Tejada, pausó la continuidad del grupo civilista en el poder, con la llegada del general Porfirio Díaz en 1876, a consecuencia de un pronunciamiento armado. Esto marcaría el inició de su dictadura por más de tres décadas. Así, con base en este breve recuento histórico, es posible afirmar que parte importante de la historia política decimonónica, se puede explicar a través de la pugna entre el bando civil y el bando militar. La fuerza de las armas rivalizó con la debilidad de las instituciones.

Hacia el siglo XX, el régimen porfirista llegó a su fin con la primera revolución de 1910, dirigida por Francisco I. Madero, no obstante, el error de este último, fue haberse hecho con el poder, sin alterar las estructuras del régimen anterior, lo que provocaría su abrupta caída con el golpe de Estado, realizado por los militares Victoriano Huerta, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón y Félix Díaz en 1913. El error de Madero no fue repetido por el primer jefe de la revolución, Venustiano Carranza, quien, amparado en la constitución de 1857, se convirtió en el arquitecto del nuevo sistema político, parcialmente consolidado en la carta magna de 1917.

Un ejército diferente

Pero para la era de la posrevolución, las instituciones todavía no eran lo suficientemente fuertes como para regir el nuevo orden político. La imposición del candidato Ignacio Bonillas por parte de Carranza, fue la razón de su final, y el arribo del grupo Sonora al poder, compuesto por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta. De aquí que entre las décadas de los 20s y 30s, los jefes y oficiales revolucionarios, impusieran la ley de las armas, con un ejército completamente transformado por las revoluciones de la década inicial. Un ejército nacionalista, popular y orgulloso de su origen revolucionario.

Continuará…

Imagen: México en Fotos
Raúl González

Comentócrata, amante de la historia, bibliófilo por vocación, universitario por decisión.